PONTONES – CORDILLERA DEL BANDERILLAS – BOROSA Kmts. 31.5

Día 22-3-04. Hoy será una jornada realmente emocionante, vivida con verdadera intensidad desde las primeras horas del amanecer en que abandono el Hostal Ruta de Segura en Pontones después de un buen desayuno, son las 7,30 y en el exterior hace bastante frío, de hecho ha caído una buena helada, la hierba está blanca y estos primeros momentos, hasta que voy entrando en calor al caminar con cierta alegría, pues tengo que llevar hasta las manos en los bolsillos.
Comienzo el ascenso por la conocida pista que me lleva hasta el Nacimiento del Río Segura, pista denominada Cañá Manzano, esta parte aún en penumbra pero del otro lado el sol iluminando las laderas, las frías aguas del Segura me arrullan en el silencio y quietud de estas tempranas horas, también el picoteo del pájaro carpintero sobre los troncos de los árboles.

Pinar Negro hacia el Banderillas


Las cascadas de hielo que cubrían las escarpadas rocas, por encima del nacimiento, han desaparecido al igual que toda la nieve de la sierra, las altas temperaturas de los últimos días han derretido todos los neveros, ahora veré las sierras con un manto más verde y primaveral. En una hora me he puesto en el cruce de pistas, la de mi derecha me llevaría por el conocido itinerario del GR7 hacia los Miradores y el Aguasmulas y la que tomaré, por el Boquerón de Cañá la Cruz, por un apacible valle lleno de pinos y sin grandes desniveles. Al terminar en el estrechamiento del Salto del Moro, se abre una amplia explanada con cultivos, supongo de cereales, y tres alternativas para seguir, por la izquierda sigue una bifurcación de la pista que lleva a la Hoya Maranza, de frente otra pista, que es la que sigue el GR144, lleva a los Llanos de Don Domingo y la tercera alternativa, la que yo seguiré, el Vallejo del Buitre y Cañada de la Cruz en dirección a la Cordillera de las Banderillas. Cierra el valle, que sigo, por mi izquierda el Calar de las Palomas con su cima de 1.964 mts. de altura y por mi derecha el Pinar del Risco, otro cordal más bajo.

El Cinto y Aguasmulas


Cuando voy relajado y entretenido observando el bello panorama, a la altura de la Fuente de las Palomas, oigo detrás de mí un motor, se trata de un todoterreno oficial, donde Jesús me traslada un par de kmts. hasta el Refugio Campos del Espino, así voy charlando durante un ratito sobre la ruta que pretendo hacer.
Aparte de informarme, Jesús, del itinerario de ascenso y descenso al Banderillas, me dice que están haciendo un censo de los animales, así que tiene tarea para largo. Sigo el carril por toda la explanada hasta un punto en que hay una bifurcación a la izquierda que lleva hasta un cortijo al fondo. Ahora, al acercarme a la Cordillera de las Banderillas, comienzan a aparecer algunas simas, hoyos y zonas de calizas con piedras que sobresalen de las tierras húmedas y verdes praderíos, la pista va haciendo constantes giros para evitar esos accidentes hasta llegar a otra bifurcación, aquí la pista de la izquierda sigue el curso plano del valle y la de la derecha comienza el ascenso hacia el Banderillas.

Las Hoyas y Collado de los Frailes

Al terminar un primer repecho, llego a una especie de mirador, cuando me asomo no podía imaginar el espectáculo que tengo a mis pies, el gran circo que conforma el nacimiento del Río Aguasmulas, toda una serie de agujas, torres, torcas y profundos barrancos por donde se pierde la vista, el Valle del Guadalquivir, de frente la Sierra de las Villas, me quedo extasiado viéndolo todo. Contemplo todo el recorrido del GR7 que junto a mi amigo Raúl, realizamos hace un par de semanas, ahora desde esta imponente atalaya, vértigo me da mirar hacia los más de 1.000 mts. de desnivel.
Sigo carril arriba y cuando llego hacia los 1.900 mts. cruzo entre grandes matas de boj y su peculiar olor, ahora están muy verdes y frondosos.
A mis pies todo el valle de Pinar Negro muy verde con muchos pinos, al fondo hacia el este, sobresale la cumbre de La Sagra, también, algo más al sur, la Sierra de Castril y la Sierra del Pozo, es este un fantástico mirador en muchísimos kilómetros a la redonda. Algo más cerca la Sierra de la Empanada y su cumbre, Puerto de Leza y los Llanos de Hernán Perea hasta Rambla Seca, hoy con un colorido bien distinto al de hace unos días, donde la nieve cubría todas las sierras.

El Fraile de las Banderillas


Al llegar a poco más de los 1.900 mts. de altura, la pista se termina y se convierte en una estrecha senda que sigue ascendiendo, ahora por las laderas rocosas del Banderillas, aprovechando una especie de escalón. El viento sopla con mucha fuerza y unas ligeras nieblas ascienden de los valles, la temperatura baja considerablemente al llegar a la cima, casi los 2.000 mts. de altura, por la derecha un vértice geodésico y dos casetas en la cumbre, una algo más grande y con la puerta abierta, una especie de refugio para pasar la noche, la otra caseta pequeña tiene una puerta candada. El único ruido que escucho es el de los grajos, el viento que sopla y un rebaño de cabras que pasta por los alrededores. Me meto en la caseta para tomarme un respiro, beber y comer un trozo de queso que encargué en el hostal de Pontones, riquísimo, también puedo hablar por teléfono con casa y con mi amigo Raúl, son ahora las 11,45 de la mañana. Un cartel indicador del PR dice “Al Río Borosa por el Tranco del Perro 4,30 horas”.

Tranco del Perro

Después del breve descanso inicio el inclinado descenso a través del itinerario marcado con las balizas blanca y amarilla de PR, que van siguiendo todo el cordal en dirección sur, la zona denominada Peña Plumera, con alguna zona algo escarpada y que la senda supera descendiendo por la ladera este para volver de nuevo al cordal.
Es una delicia ir cresteando pues a cualquier lado que mire es una constante sorpresa, ahora, por mi derecha aparece un gigantesco monolito calizo, realmente espectacular, llamado El Fraile de las Banderillas, el sol brilla intensamente sobre sus blancas paredes. Voy comprendiendo ahora el porqué denominar a esta zona Cordillera de las Banderillas, cantidades de agujas y paredes escarpadas por doquier, pero que no son distinguibles desde la distancia, pues no forman parte del cordal, están en zonas y laderas hacia la vertiente del valle del Guadalquivir, por tanto para apreciar las dimensiones, estructuras, derrumbaderos, canales, picos, sierras, etc. etc. hay que introducirse entre ellos, que es lo que voy a hacer en breves momentos.
Hacia los 1.700 mts. de altura, cuando el cordal termina su descenso hasta una zona más plana, enlazo con uno de los más hermosos caminos que he visto y pisado, viene o termina en los llanos de Pinar Negro y parte de la piscifactoria en la entrada al Valle del Río Borosa. Es un camino de piedra, que probablemente fue construido hace 300 años, en la época en que se talaron casi todos los pinos de la zona, pues superar el ascenso por el Río Borosa, debió implicar ciertas dificultades por el corte del Salto de los Órganos, de tal forma que este camino permitía el acceso a las grandes explanadas cubiertas de pinos gigantescos en aquella época. El camino está algo deteriorado y en algunos puntos desaparecido totalmente debido a avalanchas, falta de mantenimiento, etc. etc. aún así disfrutaré de su soberbio itinerario.

Camino empedrado al Tranco del Perro


Poco antes de llegar al Puntal del Águila y empalmar con el camino de piedra, un gran rebaño de cabras monteses, que pastaban plácidamente, salen disparadas al verme llegar cerca. Comienzo el hermoso descenso por el serpenteante camino que me introduce en un laberinto de moles calizas y algún bello y recoleto vallecito, Cinto de los Frailes, El Fraile, La Espinarea, Puntal de las Cabras, nombres que representan a cada uno de los escarpados riscos calizos, a cual más imponente. Al cruzar un pequeño valle el camino parece perderse, no puedo entender por donde continúa, solo hay tres alternativas y una de ellas parece imposible, un corte muy estrecho entre dos puntas de sierra de 100 metros de altura, nada puedo distinguir detrás del paso, parece ser un despeñadero, imposible que el camino descienda por ese lugar. Bueno pues ese es el Tranco del Perro por donde el camino penetra y sigue el vertiginoso descenso, realmente sorprendente el paso y más aún lo bien trazado del camino en zig-zag. Al descender unos metros y volver la vista atrás, ya no veo el corte en la roca por donde he pasado, es tan estrecho que desaparece en pocos metros.

Barranco del Río Borosa


Me dirijo ahora al Collado de Roblehondo, desde donde hay magníficas vistas de la cuenca del Aguasmulas y también del Borosa, especialmente de la zona del Salto de los Órganos, me paro un rato a contemplar este hermoso espectáculo. Sigo ahora bordeando un amplio y profundo valle, abajo un cortijo llamado Cortijo de la Huelga de las Sabinas, curioso nombre. Un rebaño de ovejas pasta en estas laderas, por donde el camino ha desaparecido completamente, ahora convertido en una estrecha senda, el sol me da de plano y la temperatura ha subido considerablemente.
Cruzo un bonito bosque de carrasca y a su agradable sombra camino con mucha placidez, al llegar a un lugar denominado Las Asomaicas, a 1.250 mts. de altura, siendo la 1,30 y con las hermosas vistas de todo el entorno de cimas y torres, me paro ha realizar un descanso, comerme el trozo de rico queso de Pontones y disfrutar una vez más de este fantástico entorno que quiero recordar para siempre.
Continúo el descenso suave hasta el Arroyo de los Villares y algo más adelante hay una zona de cultivos con aterrazamientos, naturalmente abandonados, pero aún conservan las paredes de piedra y los planos muy verdes y arboledas alrededor con mucha humedad y arroyos con agua, aquí sale una especie de senda hacia la izquierda que inicia un descenso vertiginoso, no me lo pienso dos veces, hacia abajo. Puedo ver la Cerrada de Elías y el Río Borosa, bueno pues en pocos minutos estoy a su lado, eso sí, con varios resbalones sin consecuencias, la inclinación es muy fuerte y hay tierra y piedras, por tanto he de poner mucha atención, en algún caso agarrándome a los pinos para frenar el descenso. Realmente la continuación de la senda es otra bien diferente, pues sigue bajando de forma suave hasta el Área de Control del Borosa.

Cordillera de las Banderillas


Llego a la pista del Río Borosa y en la distancia hasta la entrada, que serán unos dos kmts. solamente veré dos matrimonios extranjeros. Mientras me lavo en la fuente de dos grandes chorros al comienzo de la pista, guardo todas las cosas y me preparo para la fase más complicada de la jornada, que es el recoger mi coche en Beas de Segura, que está a casi 60 kmts., aparece un matrimonio alemán, me uno a ellos en amistosa charla, finalmente me llevan hasta Úbeda, allí otra amable persona, Ángel del Barrio, me lleva hasta Beas de Segura a recoger mi coche y volver a casa, con personas así da gusto, siempre estaré en deuda con ellos.
He llegado al control del Borosa a las 3,15, con lo que el tiempo empleado en el descenso desde el Banderillas, con parada para el almuerzo incluida, 3,15 horas.

Datos del GPS: Distancia recorrida 31,5 kmts. Tiempo Parado 1,10 horas. Tiempo en movimiento 6,10 horas. Tiempo total 7,20 horas. Media en movimiento 5,1 kmts. hora. Media total 4,3 kmts. hora.