SENDA DEL ACANTILADO DE LOS GIGANTES

Día 16-1-06. El Macizo de Teno ubicado en la zona más occidental de la Isla de Tenerife es, junto a Anaga, el área más escarpada y escabrosa de toda la isla a pesar de tener en su interior algún muy fértil valle como El Palmar y bosques arbolados como el Monte del Agua.

El Arco Iris sobre el Acantilado

La dificultad de las comunicaciones para conectar algunas pequeñas aldeas donde sus habitantes permanecieron hasta hace no muchos años dedicados a tareas de pastoreo y agrícolas, inmunes a la colonización turística y salvaje urbanización, por tanto esos pequeños pueblos como Masca, Carrizales, Buenavista, etc. etc. han mantenido la fisonomía y tradicionales costumbres isleñas. Las comunicaciones se realizaban a través de estrechas sendas, caminos y trochas hasta la construcción de pistas y carreteras en épocas muy recientes, por tanto esas tradicionales vías de comunicación aún permanecen para el disfrute de senderistas y caminantes por agrestes parajes no exentos de cierto vértigo. Si el mar lo permitía, el barco fue el medio natural para la comunicación entre pueblos y aldeas, no exento de ciertos peligros, pero era la forma más rápida y cómoda de ir a Icod de los Vinos, Garachico o bien hacia el sur de la Isla, hacia la Comarca de Adeje.

La senda del Acantilado de los Gigantes

Los Acantilados de los Gigantes, entre Punta Teno y Puerto Santiago, conforman una barrera infranqueable entre 500/600 mts. de altura de verticales paredes desde el límite del agua del mar, incluso en algunos puntos penetran en el fondo marino a bastantes metros de profundidad, es la acumulación de lava al endurecerse cuando tomó contacto con las frías aguas marinas. Algunos inclinados barrancos o más bien canales horadados por las aguas en su salida hacia el mar, han permitido un paso hacia zonas marinas desde las aldeas del macizo. Esos barrancos, como Bujamé, Masca, Seco, Retamar, Juan López, etc. en época de lluvias torrenciales o nieves, bajan con algún caudal de agua, además estos terrenos volcánicos contienen las filtraciones de las laderas del Teide y otros volcanes de zonas más bajas en su parte oeste, por tanto el aprovechamiento, por los habitantes de esas pequeñas aldeas, de cualquier contenido acuífero, desde siempre fue considerado de vital importancia. He podido comprobar la existencia de dos pequeñas canalizaciones, una a unos 50 mts. del nivel del mar y la otra hacia los 300 mts. que a nivel van recogiendo y dirigiendo el agua hacia zonas agrícolas del Puerto de Santiago y Adeje. La construcción de estas canalizaciones, además de un túnel que comunica con Barranco Seco y una tubería en pleno acantilado, debió ser tarea árdua y complicada pues debió ser realizada artesanalmente y sin medios ni maquinaria. Para la construcción, mantenimiento y mejora de dichas canalizaciones, se construyó una senda que parte de la zona alta de Los Gigantes, a unos 100 mts. de altura y que va salvando las escarpadas y verticales paredes del acantilado, además de los inclinados barrancos que descienden también de forma vertical desde alturas de 500/600 mts. en ciertos momentos con alguna humedad, por tanto peligrosos para ser cruzados. Esta senda, ahora en completo abandono y desuso, supone un riesgo peligroso para quien no esté habituado a caminar por parajes vertiginosos pues la senda como tal ha desaparecido en muchos tramos por avalanchas de piedras, agua o fuertes vientos y falta de mantenimiento, por tanto queda hecha la advertencia de su peligrosidad.

El Acantilado de los Gigantes

Mi amigo Pedro Martín será quien me enseñará este imponente lugar que conoce a la perfección pues la senda parte casi de la puerta de su casa, por tanto su pasatiempo favorito, aparte de la bicicleta, es subir y bajar estos escarpados riscos como si de un paseo dominguero por el parque se tratara.

Los Gigantes

Tenemos la gran suerte de contemplar el bello arco iris nada mas iniciar la senda, la lluvia que cae intensamente por las zonas más elevadas propicia la aparición de este multicolor fenómeno atmosférico sobre los escarpados acantilados ahora que el sol filtra las finas gotas que caen desde las alturas. Cuando son casi las 12 del mediodía iniciamos el recorrido tomando, inmediatamente, las debidas precauciones pues no es cosa de poner en peligro nuestra integridad por un descuido o tropezón que nos haría rodar directamente al mar más de 100 metros abajo. Podemos ver los destrozos realizados por la Tormenta Delta que semanas atrás azotó esta parte de la isla, sillas, tumbonas y toda la utillería de los chiringuitos, kioskos y bares de la zona, volaron hacia el mar y arrojados debajo de los acantilados en cualquier pequeño hueco donde descansan ahora destrozados y golpeados por las olas. Algo más adelante, en medio del mar, al lado de los acantilados, varias zonas acotadas para la cría de doradas y lubinas que también sufrieron los embates de la Tormenta Delta liberando las lujosas especies hacia el mar cuyos bien criados ejemplares fueron vistos y pescados en los alrededores días después de la tormenta.

Por la Senda del Acantilado

Al llegar al primer barranco vertical con algo de vegetación y bastante humedad, la senda ha desaparecido completamente, hemos de tomar precauciones para no resbalar en las lisas piedras, lo cruzamos y pasamos a la otra ladera para ir tomando altura, ahora el sol calienta con intensidad pues esta zona está muy resguardada. Al mirar hacia arriba no puedo por menos imaginar un día de tormenta y el agua bajando en cascada por el inclinado barranco, sería imposible cruzarlo. Contemplamos, enfrente, la Isla de la Gomera y más al norte la de La Palma con algunas nubes en las zonas más elevadas, el mar está muy picado, grandes olas baten los acantilados.

Un hito de piedras indica la bifurcación de la senda que asciende a la boca del túnel, unos 30 mts. más alto, que en 800 mts. cruza hacia el Barranco paralelo de Mancha de las Lajas cruzando el Lomo de las Meleras. En esta ocasión no subiremos al mismo por falta de tiempo, no por falta de ganas, pues las vistas desde su salida, en la parte contraria, deben ser espectaculares. Continuamos hacia el final de nuestro recorrido, pues a partir de un punto ya es imposible la continuación, paredes verticales impiden el paso, es la Punta del Gigante. Subimos a un saliente desde donde tenemos magníficas panorámicas de todo el Acantilado así como del recorrido realizado.

Los Gigantes

Retornamos por el mismo itinerario y con las mismas precauciones, a ratos sentimos la fina lluvia que cae de las alturas y a continuación la rudeza del sol calentando rápidamente el ambiente, es el típico clima tropical, aunque aquí en las Islas estos días han sido más bien de fuertes lluvias, los mismos isleños se encuentran confundidos con este cambio de clima, en esta ocasión benigno pues las lluvias son siempre bienvenidas, aún así se extrañan de que llueva constantemente y las temperaturas, sobre todo en el norte, sean más bien fresquitas. Hacia las 13,35 regresamos al punto de partida con un fuerte viento de espalda, otro inconveniente para caminar por la estrecha senda pues un fuerte golpe de viento puede hacer perder el equilibrio peligrosamente.

Después de tomarnos un par de cervezas en el puerto, me despido de mi amigo Pedro dándole las gracias por enseñarme uno de sus secretos mejor guardado pues según me indica, en el pueblo no se quiere hacer mucha publicidad de la Senda del Acantilado por su peligrosidad para gente poco precavida.

Datos del GPS: Kmts. Recorridos 4,6. Tiempo en movimiento 1,17 horas. Tiempo detenido 26,11 minutos.