BEAS
DE SEGURA – HORNOS – PONTONES GR144 Kmts. 50,6
Día
21-3-04. Pasadas las 7 de la mañana, amaneciendo, llego al
bonito pueblo de Beas de Segura, donde los paisanos
salen en sus todoterreno a podar y cuidar con esmero los olivares,
hay muchas fogatas donde queman las ramas podadas, las fumarolas
abundan a estas tempranas horas. Árbol curioso el olivo, tronco
retorcido y más bien chaparro, sin embargo sus frutos nos
facilitan ese elemento esencial en nuestra dieta, el aceite de oliva.
Yo diría que es el olivo el símbolo de Andalucía por
excelencia, que necesita el trabajo casi artesano, pues su cuidado
y cosecha poco se hacen con la maquinaría, más bien
de forma muy manual y personal. Siento cierta alegría al ver
los interminables olivares, bien ordenados, cuidados y cargados de
frutos.
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Beas de Segura
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Dejo el coche aparcado y a las 7,30, con la mochila al hombro, en una
mañana fresca pero agradable, me dispongo a realizar el itinerario
del GR144 que me permitirá conocer en profundidad
una parte de la Sierra de Segura y algunos bonitos
pueblos del norte de Jaén, la jornada será larga
y calurosa, pero muy intensa.
Se halla Beas de Segura en el valle que forma el Río
de Beas, a una altura de 600 mts., presidiendo y protegiendo
su flanco este, el Monte Natao con 1.274 mts. de altura,
conformando un escarpado cordal visto desde Beas, por
su lado contrario será otra cosa bien diferente. Bueno pues como
aperitivo de la jornada habré de superar el Monte Natao y
pasar a la ladera este, lo que quiere decir ganar un desnivel de más
de 600 metros, afortunadamente en la penumbra de la fresca mañana
no sudaré la camiseta. Me habla un paisano sobre una fiesta muy
especial de Beas de Segura, que tiene por protagonista
a un toro, pero como este tipo de “festejo” no es precisamente
de mi interés, pues eso, no le presto la menor importancia.
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Descenso a Cañada Morales
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Salgo a un camino agrícola, frecuentado por los paisanos en sus
faenas olivareras, cruzo el Río de Beas y comienzo
a ganar altura suavemente, las balizas roja y blanca me guían,
de momento, con cierta seguridad y frecuencia. Soy consciente de que
no es cosa de colocar balizas en todos los lugares posibles, pero creo
que son excesivamente escasas, sobre en algunos puntos en que no hay
una senda definida, sino cientos de ellas hechas por el ganado, unas
se dirigen hacia un lado otras a otro y de verdad, la casualidad, otras
veces el sentido de la orientación y el imprescindible GPS, me
ayudan a seguir el itinerario sin muchos contratiempos. El primer cartel
indicador del GR dice “A Cañada Morales y Hornos
de Segura 7 horas”. Bueno pues un primer cálculo
me dice que a las 3 de la tarde llegaré a Hornos,
si no tengo ningún contratiempo.
Voy remontando el pequeño circo que conforma el Monte
Natao hasta llegar a un collado ya a más de 1.000 mts.
de altura, doy vista al Valle del Guadalquivir, todo
el Cordal de las Banderillas, la profunda depresión
donde se ubica el Tranco de Beas y a mis espaldas, el
bonito valle donde se asienta Beas de Segura, ahora
a vista de pájaro, rodeado de hermosos olivares y el verde y fértil
valle. Aquí comienzan mis problemas con las balizas del GR, tomo
un camino que se acaba a los 150 mts., vuelta atrás, no hay otra
alternativa, subir a derecho por el inclinado cordal hacia la base de
las escarpadas rocas del Monte Natao, un estrecho y
poco definido sendero entre carrascas en la umbría de las altas
rocas.
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Hornos de Segura
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De
vez en cuando veo una baliza que me confirma la dirección
hasta llegar a una parte donde he de trepar por las desnudas calizas
afortunadamente secas, pues de otra forma no habría sido posible,
con una ligera humedad el peligro de despeñarme hubiera sido
evidente. En estas faenas de aseguramiento, cuando escucho el sonido
de gente dirigiendo un abundante rebaño de ovejas que descienden
son sumo cuidado por los escarpados paredones. Una numerosa familia
de pastores, padres, hijos, etc. descienden con mucha paciencia,
me indican el punto de cruce, al lado del Natao,
un paso en las rocas y que no tiene pérdida, las ovejas lo
han dejado bien señalado, mejor que las balizas del GR.
Una vez paso al otro lado, mucho más suave y plano, con praderas
y zonas muy verdes, pero con complicaciones para localizar la continuación
del GR, el ganado ha hecho muchas veredas y no hay ninguna bien definida,
tampoco las balizas ayuden en este caso, así que continúo
para introducirme en un bosque de pinos sin saber si voy en buena dirección,
escucho hablar a gente, pego cuatro voces, es un niño y otro más
adulto de la familia de los pastores que regresan a recoger el coche
que han dejado en el final de una pista, me uno a ellos, pues me dicen
que las balizas llegan al lugar donde dejaron el coche, que alivio, ya
empezaba a ponerme nervioso.
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Hornos de Segura
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Junto
a Javi y Antonio pasaré casi
una hora, a pesar de su conocimiento del terreno, nos despistamos
y seguimos una dirección equivocada, no sé si como
consecuencia de ir charlando o más bien de que Antonio,
el experto, no midió bien las referencias hasta llegar a un
punto en alto y ver la Risca del Guijarrón, un
escarpado pico con una torre en su cima, se da cuenta de que nos
hemos equivocado y habremos de girar y retornar en casi 90 grados,
luego a la vista del track, compruebo el despiste soberano de Antonio,
total que al final llegamos, a través de bonitos valles verdes,
a un collado donde estaba el coche, aquí me despido de mis
nuevos amigos Javi y Antonio, aunque
el día me deparará una agradable sorpresa, casi al
final de la larga jornada, donde volveré a ver a Antonio.
Me indica Antonio que siga la pista por la izquierda
y luego por la derecha en dirección a Fuente Pinilla,
aunque a partir de aquí, seguiré las balizas que me llevarán
por otros rumbos distintos a los que me recomienda Antonio y
que me llevarán por el buen camino hasta Cañada
Morales. Me desprendo de casi toda la ropa, ahora el calor comienza
a ser sofocante, gracias a que hay muchos pinos y su agradable sombra
amortigua bastante el sol. Continúo, ahora sin senda definida,
por un cordal entre los 1.200/1.300 metros de altura, dando vista a mi
izquierda a un profundo valle donde se ubica Fuente Pinilla,
grandes extensiones de pinares, todo lo que alcanza mi vista. Son las
laderas de la Piedra de los Tres Mojones, a ratos por
lo alto del cordal dando vista también al gran hoyo del Pantano
del Tranco y la Sierra de las Villas. En las
laderas del Pico Peguera, comienzo a descender hacia
una zona verde por donde pasa una pista y hay carteles de un Sendero
de Pequeño Recorrido (PR191) La Bandera/Fuente Pinilla,
yo continúo, ahora ya de forma directa, descendiendo a grandes
zancadas, hacia Cañada Morales, dando vista a
los pueblos asentados en las laderas del Monte Yelmo Grande, Cortijos
Nuevos, El Robledo, El Ojuelo y Orcera.
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Embalse del Tranco y Hornos el Viejo
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A
las 12,15 entro en Cañada Morales, he caminado
20 kmts. en 4,25 horas, un hotel con cafetería al lado de
la carretera me invita a tomar un par de cañas, pincho asociado,
agua mineral para la cantimplora, además de un pequeño
descanso. Cruzo la carretera con mucha circulación de vehículos,
claro, largo fin de semana para algunos, así que “carretera
y manta”, yo sin embargo, no me he encontrado nada más
que a los pastores y por la tarde otro tanto de lo mismo, soledad
absoluta.
Inicio el ascenso al Cerro de la Pesquera, ahora el
calor se hace sofocante pero como contrapartida, desde esta alta atalaya
voy teniendo hermosas perspectivas del bonito pueblo de Hornos
de Segura, en la ladera de la montaña en un escarpado
montículo, conserva una torre defensiva muy deteriorada. He de
descender nuevamente para cruzar el Río Hornos por
un puente, al cabo de pocos metros entregará sus aguas al Embalse
del Tranco. Casi 300 metros he de ascender para entrar en Hornos,
pero lo haré por un antiguo camino empedrado sudando por los cuatro
costados, ahora el sol me da de plano, a las 2 en punto entro en el pueblo.
El GR144 no llega a ascender a Hornos, sigue por un
camino de tierra en dirección a Hornos el Viejo,
donde lo encontraré de nuevo. Desde Hornos hay
buenas vistas del Embalse del Tranco y todos los alrededores,
es una magnífica atalaya. Salgo por una pista que me lleva hasta Hornos
el Viejo, una pequeña aldea con alguna casa rural y muchos
camiones en un descampado que trabajan para acondicionar un camino terrero
y convertirlo, supongo en pista transitable.
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Descenso a Pontones
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Bueno
pues ese camino es el que voy a seguir, pues las balizas del GR144 penetran
en un bosque de pino pero la continuación no la veo por ningún
lado y no hay senda definida, decido seguir por el camino de tierra,
tampoco los carteles indicadores mencionan ni tiempos ni distancias.
Como es domingo, los camiones no trabajan y no hay polvo ni ruidos,
así que el camino en los primeros kmts. está en plenas
obras de desmonte, luego ya iré más tranquilo.
El camino se me hace muy largo, solamente encontraré un paisano
en un todoterreno, me dice para enlazar con la carretera, a pocos kmts.
de Pontones, mi destino, aún me queda mucho por
andar. Me asombro de la cantidad de montes arbolados y nada más
que algún cortijo casi abandonado en todo lo que alcanza mi vista
en kmts. alrededor. El tramo del camino que discurre por el cauce del Arroyo
de los Goldines, con bastante agua y mucha vegetación
en su ribera, me resulta muy agradable y placentero, sus aguas saltando
en cascadas, los pájaros cantando y yo caminando a la sombra de
los árboles, un largo y relajado recorrido. Paso al lado del Cortijo
de los Goldines, hay algunas cabras en un cercado pero ningún
ser humano por los alrededores. Entre la vegetación sobresalen
unas torcas y grandes rocas calizas, es una zona muy escarpada y vistosa
ahora que el sol le da de plano.
Sigo adelante por el camino de tierra para cruzar el Cortijo
de la Parrilla, aquí si vive gente, cuatro casas en medio
del bosque, la verdad es que es un remoto lugar muy alejado de cualquier
núcleo de población, eso sí, es un sitio privilegiado
en cuanto a bosque, prados, agua y sobre todo tranquilidad. El camino
se va acercando a la carretera que une Hornos y Pontones, esta sigue
un curso más alto, por lo tanto habré de ascender todavía
algunos metros, primero paso por un desvío a otra pequeña
aldea, que diviso desde lo alto, es La Ballestera y
otra algo mas abajo, Montalvo, donde termina la pista.
Varias cabras monteses toman el sol en lo alto de unas escarpadas rocas,
ni se inmutan ante mi presencia.
A las 6 en punto llego, a 1.450 mts. de altura, a enlazar con la carretera
y en ese preciso momento un coche toca la bocina, digo, será alguien
que anda despistado, bueno pues sorpresa, Antonio y
una chica de los que guiaban el rebaño de ovejas por la mañana
muy cerca de Beas de Segura, me dice Antonio que
aún me quedan 6 kmts. hasta Pontones, que si
quiero ir cómodamente sentado, le agradezco su oferta, pero ahora
será todo cuesta abajo, la tarde es espléndida y la quiero
terminar de disfrutar al completo, seguiré por un camino que se
dirige a la aldea de Casas de Carrasco, es una especie
de cañada ganadera.
Ya dando vista a la gran depresión formada por el recién
nacido Río Segura, voy descendiendo hacia Pontón
Alto cruzando el Prao Rincón y la Majá la
Cañá donde hay establos con muchas ovejas. Hacia
las 7 cruzo Pontón Alto ubicado en el estrechamiento
formado por el Río Segura y de frente una pared
llamada Piedra Horadada por las aberturas hechas por
el viento.
Ya casi anocheciendo, a las 7,30 entro en Pontones para
dirigirme al Hostal Ruta de Segura donde pasaré la
noche. Gran alboroto en el bar, la televisión a todo gas, partido
de futbol, ruido infernal, en fin, la otra cara de lo que ha sido el
día para mí.
Datos del GPS: Distancia recorrida 50,6 kmts.
Tiempo parado 1,22 horas. Tiempo caminando 10,38
horas. Tiempo total 12 horas. Media en movimiento
4,8 kmts. hora. Media total 4,2 kmts. hora.
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