LA
SERRANÍA
DE RONDA
El Genal y el Guadiaro son dos ríos gemelos que reciben la vida del vientre de la Sierra de las Nieves y ambos siguen un curso casi paralelo hasta encontrarse poco antes de entregarse en los brazos del Mediterráneo. El recorrido del Guadiaro es algo más largo y recibe más aportaciones hídricas que su hermano, pero ambos han excavado profundas fosas en su corta vida hasta el mar, desde sus nacimientos, a más de 1.500 metros de altura han de salvar una corta distancia, por ello transitan por zonas escarpadas y a gran velocidad, cuando las lluvias son abundantes se tornan violentos con cierta rapidez, regular y controlar sus cauces no es tarea fácil, por los fuertes desniveles.
Día 2-3-03. Me apeo del tren en la estación de Ronda a las 7,45 de la mañana y sorpresa, no hay ningún taxi disponible para que me traslade hasta la salida, que es bastante larga. Bueno, así voy entrando en calor, pues la temperatura es bastante baja y como es domingo, las calles están vacías. Me guío por el plano y cruzo toda la ciudad hasta el formidable tajo, sigo hacia las afueras, hasta el Barrio de San Francisco. Es una deliciosa mañana, preludio de un brillante y soleado día de primavera, algo caluroso para la época que es. Se distinguen todas las montañas de los alrededores, Sierra Hidalga, Riscos de Cartajima, Sierra de Grazalema y demás cordales. Ronda se halla a 730 metros de altura y cuando atraviese el puerto, en la base del Armola, para pasar a la cuenca del Río Genal, ascenderé hasta los 1.250 metros. Abandono Ronda por un camino que pasa por debajo de la nueva carretera de circunvalación y al poco rato paso al lado del Molino de la Viña de Arcario, estos viejos rudimentos para el bombeo de agua de los pozos y riego de las antiguas explotaciones agrícolas, casi todas abandonadas o convertidas en casas de recreo.
Un cartel indicador con la leyenda “PR-A 221 a Cartajima 4 horas”, balizas blanca y amarilla y postes de madera que me servirán de guía en casi todo el recorrido. He tardado casi media hora en el cruce de Ronda, por tanto ahora son las 8,20, hay mucha humedad y barro en el camino, debe haber llovido con intensidad en los últimos días. Cruzo el Arroyo de las Culebras por un puente de cemento pues baja con bastante agua, los almendros florecieron días atrás y han perdido el color blanco. Voy viendo, de frente, la Cancha de Armola, que me servirá de orientación, pues he de pasar a los pies de sus cortados por el lado oeste, es una mole caliza de grandes dimensiones. Llego al Cortijo del Canalizo donde una señora atiende los cerdos y un montón de cabritillos en cría, la señora me indica por donde sigue la senda, así que comienzo el ascenso a un gran escalón que me permitirá pasar a los Llanos de la Moraleja, pero primero paso por debajo de una gigantesca encina.
Ahora la temperatura sube vertiginosamente así que me he de desprender de casi toda la ropa. La Cancha de Armola, también llamada el Balcón de Ronda en sus laderas sur, muestra sus imponentes paredes verticales, de frente y a sus pies los Llanos de la Moraleja que es un lugar fantasmagórico, torcas con formas curiosas, es la caliza en su estado más inhóspito. Y por mi derecha, las estribaciones rocosas y cortados calizos del Cerro Jarastepar, formando parte, todo el conjunto, de los Riscos de Cartajima. Atravieso el laberinto de torcas, hoyos y simas con alguna pequeña zona de praderas. Intento bordear el mar calizo y giro un poco hacia la izquierda, hacia la base del Armola, por donde hay una amplia pradera. Inicio el ascenso al puerto donde llego pasadas las 10, estoy a 1.228 metros y a mis pies toda la cuenca alta del Río Genal, Cartajima y Perauta, además de Igualeja enfrente, del otro lado, el Cerro Melhacer solitario en el centro del valle y a mi izquierda los imponentes cortados de la ladera sur del Armola, también a la derecha los Riscos de Jarastepar y sus imponentes torcas y torres calizas.
Sopla una brisa muy agradable y ahora comienzo el fuerte descenso por un camino bien definido llamado “Cañá de la Cerá” y que me llevará hasta Cartajima, por la izquierda desciende el recién nacido Arroyo Bolones. Paso por las ruinas de un cortijo y algo más abajo el nacimiento de un arroyo entre las rocas, el agua muy fría y sin sabor alguno, sale a borbotones del suelo. Sigo el camino que da una vuelta para pasar al lado de un bonito cortijo llamado de las Aguzaderas, yo evito el gran rodeo pero me encuentro con una alambrada muy alta y tengo algunos problemas para cruzarla y llegar a la carretera, ahora sigo un camino paralelo al asfalto hasta la entrada a Cartajima, son las 11,15, hora propicia para una pequeña parada y comer algo, ahora la temperatura es hasta calurosa. Desde Cartajima sale un camino que desciende al Arroyo Blanco, en dirección sur y entre castaños y robles, poco compactos, se dirige a Júzcar, está balizado con las marcas blanca y amarilla, como todos los que seguiré durante los dos días, extraordinaria labor la que se ha realizado para enlazar, a través de senderos, los pueblos del Alto Genal. Sigo el PR-A 224 que sale al PK 2 de la carretera y al poco rato desciende por un camino de cemento muy inclinado hasta el pueblo de Júzcar. He pasado al lado de gigantescos ejemplares de castaño y ahora comienzan a aparecer los alcornoques y quejigos. A partir de Júzcar sigo durante bastante rato por la carretera, que no tiene casi tráfico, por tanto voy muy tranquilo, de un naranjo he cogido varias mandarinas que me han venido muy para la sed.
Un bando de 40/50 buitres planea por encima de mi cabeza y cuando llego al pueblecito de Faraján, los buitres sobrevuelan el pueblo a pocos metros de altura. Los negros troncos de los alcornoques se hacen cada vez más frecuentes, algunos de grandes dimensiones, voy entrando en las laderas más soleadas. Estoy sorprendido por la abundante vegetación de todo el Alto Genal, hay mucha humedad y todo está muy verde, arroyos y torrentes vierten agua por todas partes, es como un gran vergel. Sigo ahora el “PR-A 228 a Alpandaire 1 hora”, aunque este trayecto entre Faraján y Alpandaire es todo por la carretera, por supuesto casi sin tráfico. Voy empezando a ver la Sierra Blanquilla al fondo, es la cuenca del Río Guadiaro, también los bonitos pueblos blancos en la ladera de la montaña enfrente, Benadalid, Benalauría, Algatocín y Benarrabá, hermoso panorama, pueblos como colgados en las verdes laderas de la montaña. Antes de entrar en Alpandaire hay un monumento homenaje a Fray Leopoldo de Alpandaire, muy visitado por devotos de toda Andalucía, lo puedo comprobar por la cantidad de recuerdos, peticiones, oraciones, etc. que han ido dejando los visitantes por todo el lugar. Destaca la iglesia de Alpandaire, llamada la Catedral de la Serranía, el pueblo ubicado en las faldas del Jarastepar. Hago una breve parada en el bar del pueblo para tomar un par de cañas y un platito de queso, es la 1,30, hora propicia para comer y descansar. Salgo de Alpandaire por el “PR-A 229 a Atajate 1,30 horas”, este tramo será por caminos y sendas, primero bajaré hasta el Río Andalaza, donde tengo algunos problemas para su cruce pues lleva mucha agua, luego el ascenso a Atajate por una estrecha senda cubierta de matorrales, me hace sudar tinta. Tengo a la derecha, en lo alto, la Sierra Crestellina con ese color blanquecino de la caliza, ahora una pareja de perdices sigue por el camino pocos metros delante hasta que casi las piso, son rojas y levantan el vuelo, se nota que están emparejadas, la primavera está en su apogeo por esta zona. Entro en Atajate, ahora la carretera está más transitada de vehículos, a la salida un letrero “PR-A 235 a Benadalid 1,30 horas”. Voy por el cordal separador de las dos cuencas, por mi derecha el Río Guadiaro y por la izquierda el Río Genal, al fondo la Sierra Blanquilla, enfrente. Llego a la Venta San Isidoro donde un camino sale a la derecha, por los Llanos del Moro para descender hasta la Cañada del Real Tesoro, este es el camino que seguiré mañana. A las 5 en punto entro en Benadalid, bonito pueblo con la típica estructura árabe, calles empinadas y estrechas, casas muy bonitas y todo blanco, bello pueblo, el cementerio, curiosamente, se halla dentro del viejo castillo. Tomo habitación en el Hostal Aguayar y desde la habitación puedo ver la zona recorrida durante todo el día, ahora le da el sol del atardecer, sin embargo aquí comienza a ponerse el sol y la temperatura desciende vertiginosamente. Datos del GPS: Kmts. recorridos 35,5, tiempo en movimiento 7,27 horas,
tiempo parado 1,30 horas, tiempo total 9 horas, media en movimiento 4,8
kmts. |