TREVÉLEZ
- MULHACÉN - VELETA - PRADOLLANO (GRANADA)
Día 9-06-01. Anoche, al pagar la cuenta a la dueña del hostal, de nuevo me volvió a pedir disculpas por la duplicidad en el cobro de la cuenta la vez anterior. A las 10 de la noche, dejando abierta la puerta de la terraza para que entrara el agradable frescor, me meto en la cama y casi no me da tiempo a apagar la luz, caigo dormido inmediatamente. En un momento de la noche me despierta una explosión, un cohete seguido de otro algo después, me dicen que son las fiestas del pueblo, de tal forma que me despierto y no sé donde estoy, era tal la profundidad del sueño que tuvo que pasar un rato para tomar conciencia.
La claridad de la luna entra por la puerta y el frescor tan agradable que me tengo que tapar, sin embargo mis compañeros de excursión del día comentan el tremendo calor que han pasado toda la noche. Aunque he puesto el despertador a las 6 para ponerme en marcha a las 6,30, me despierto algo más pronto así que oigo el ruido que hacen en las habitaciones de al lado y supongo que el grupo se está preparando para salir. Me levanto y al abrir la puerta, a uno de los excursionistas le pregunto si no les importa que vaya con ellos, llevamos el mismo recorrido, me dice que no hay ningún problema. A las 6,30 estoy preparado y listo a la puerta, los compañeros comienzan a salir, eso sí con bastante calma y relax, se permiten, a la puerta del hostal, sacar de los coches el desayuno y hacerlo pausadamente, zumos, café con leche, dulces, etc. etc.
Total que cuando queremos despegar son las 7, aún así me compensará con creces la espera, pues comprobaría luego que me hubiera perdido varias veces en el ascenso, la senda desaparece en algunos puntos, en otros hay bifurcaciones, etc. El grupo lo forman 9 profesores de Almería que realizan esta misma excursión todos los años por la misma fecha de tal forma que el itinerario se lo conocen perfectamente. Es un grupo muy heterogéneo, en cuanto a forma física y hábitos deportivos, dos o tres son muy primerizos y se fatigan con facilidad, otros tres o cuatro caminan bien pero en cuanto los desniveles son pronunciados, comienzan a renquear y otros dos o tres se les nota que están algo entrenados y caminan bien. Subimos hasta la parte más alta del pueblo desde donde sale la senda, hacia la derecha y que al principio y durante un buen trecho está empredrada y bien definida, además hay unas señalizaciones de madera con indicación de PR. Al ir en agradable compañía y charlando amistosamente, la verdad el tiempo se pasa muy deprisa, aún así tardaremos 4 horas en llegar a las Siete Lagunas a 3.000 mts. de altura.
Una vez que la pequeña trocha llega a unas zonas de praderas y se pierde en ocasiones, surgen algunas discusiones sobre la dirección a seguir, en todo caso hay un colega que tiene más experiencia y por las veces que he hablado con él, conoce bastante bien el terreno, así que es el que lleva la voz cantante. Hacia las 10, en una chorrera de un gran nevero y a unos 2.500 mts. de altura, paramos a almorzar, la única carga que llevan en las mochilas es comida y me da la impresión que comen más que lo que desgastan.
Comenzamos a tener la perspectiva del cordal por donde pasé ayer, Cerro de Trevélez y puerto, además del Cerro Pelao y la Loma de la Alcazaba, por donde tenía que haber acortado de no haber optado por bajar a dormir a Trevélez ayer. Este cruce es muy fácil, pero como decía ayer, el principal problema era el paso del caudaloso Barranco del Goterón, de haber realizado este itinerario, hubiera llegado a las Siete Lagunas en unas dos horas desde el punto donde decido bajar al pueblo, por tanto me hubiera ahorrado 6 horas entre subir y bajar. También hubiera partido de las Siete Lagunas a las 6,30 de la mañana y a las 7,30 hubiera llegado al Mulhacén, en todo caso quedará pendiente este itinerario para otra ocasión futura. Los últimos 200 mts. de ascenso a las Siete Lagunas se pueden realizar por dos sendas, una directa muy inclinada y otra que da un rodeo y se hace más suavemente.
Desde el pueblo de Trevélez se realiza todos los años una excursión por este itinerario, para completar el ascenso al Mulhacén, eso sí según dicen ayudados por caballerías. Las Siete Lagunas es un cuenco glaciar en la base este del Mulhacén y cerrando los contrafuertes de la Alcazaba, conformándose una serie de pequeñas lagunas y una más grande que desagua en una gran cascada. Cuando iniciábamos el fuerte ascenso, tomé la delantera y dejé atrás al grupo, llegando unos diez minutos antes para hacer unas fotografías y disfrutando del espectáculo siendo las once de la mañana, además comprobando, o más bien confirmando la ruta de ascenso al Mulhacén. Al llegar todos y ver la quema que ha hecho la subida, además veo que proceden a bordear la gran laguna, pudiendo cruzar el desagüe con facilidad, les digo que sigo adelante, ya les encontraré más adelante o bien en la cumbre del Mulhacén. A pesar de quedarme en la cima casi media hora, no aparecían por ningún lado, por tanto no les volví a ver.
La senda inicia el ascenso a la Cuerda del Resuello a través de una inclinada pala de lajas de pizarra por la parte izquierda, este pequeño cordal enlaza con la Loma del Mulhacén poco antes de llegar a la cima. Comienza a soplar el fuerte viento obligándome a tirar de chubasquero y guantes por tanto hacer una pequeña parada al abrigo de una gran roca, algo de comida y bebida para aguantar lo poco que me queda para llegar a la cima. Alcanzo a dos ciclistas que cargan con sus velocípedos al hombro y con muchas dificultades cruzan los neveros, los zapatitos de ciclistas no son precisamente los apropiados para la nieve, los pobres van algo apurados.
Hay una pista que sube desde el Albergue del Poqueira, a 2.500 mts. de altura y enlaza con la que asciende desde Capileira por el Mirador de Trevélez, pasa por la base sur del Mulhacén a unos 3.000 mts. para enlazar con la carretera que sube desde Pradollano hasta el Veleta en el punto 3.200 donde está el Refugio Vivac La Carihuela, por supuesto esta pista está intransitable durante casi todo el año por la gran acumulación de nieve, supongo que en Agosto estará descubierta en su totalidad. A las 12 estoy en la cima del Mulhacén a 3.482 mts. de altura, la mayor de la Península, hay una imagen de la virgen muy protegida en una especie de pequeña ermita, las ruinas de una vieja caseta de lajas y grandes bloques de pizarra. Hago un pequeño recorrido hacia el este para ver bien la cima de la Alcazaba y los imponentes cortados de la cara norte de todo el circo, además del nacimiento del Río Genil que baja con un imponente cauce. Los cortados de la cara norte tiene unos 1.000 mts. de desnivel vertical, impresiona mirar hacia abajo. La vista se pierde en más de 200 kmts. de distancia, el mar se ve con nitidez, las Sierras de Segura, Cazorla, la Sagra, los Filabres, Sierra de Baza, etc. pero sobre todo el macizo hacia el Veleta y su continuación hacia Lanjarón presidiendo dicho circo el Tozal del Cartujo. Entre el Mulhacén y el Veleta destacan varias lagunas, la mayor La Caldera y los Tajos del Mulhacén con escarpadas puntas como cuchillos.
La
mayor acumulación de nieve de todo el macizo y por tanto la
mayor aportación hidráulica va a parar al Río
Poqueira, aunque también el Río Dílar y
el Monachil reciben importante caudal de la parte
sur-oeste. Llegan otros dos ciclistas, estos han dejado las naves
abajo en la pista, además de otros dos montañeros que
suben desde el Albergue del Poqueira, uno de los
ciclistas tiembla como un flan, el pobre está muerto de frío.
Al cabo de media hora en la cima, decido continuar, tomo una pala
que me baja directamente a la pista al lado de la Laguna
de la Caldera, alcanzo a los dos ciclistas que están
reponiendo fuerzas y me paro un rato con ellos, también aprovecho
para beber y comer algo. Tomo nuevamente la pista que la mayor parte
del tiempo está desaparecida bajo la nieve, por tanto he de
avanzar con cierta dificultad por las grandes inclinaciones, en algunos
tramos debajo de la nieve hay alguna placa de hielo por tanto me
doy algún que otro coscorrón sin importancia, eso sí hay
que tomar precauciones. Se me hace muy pesado y largo este tramo
hasta la Carihuela y el Veleta,
en total tardo 3 horas desde el Mulhacén que
en situación normal, sin nieve, tardaría menos de la
mitad. Como quiera que el circo que conforma el nacimiento del Río
Lanjarón está rodeado por altas cumbres cubiertas
de nieve y tampoco es que pueda ver como es el terreno del otro lado,
tomo la decisión de bajar desde el Veleta hasta Pradollano y
desde aquí hasta Granada para regresar a
casa a ser posible esta misma tarde. La verdad es que me he llevado
un buen chasco al llegar a la Carihuela a 3.200
mts. de pronto me encuentro con una carretera, algo más alto,
casi en la cima del Veleta, un remonte y más
abajo toda la parafernalia de las estaciones de esquí, una
estación de meteorología, otra estación de observación
espacial, etc. Al venir de una zona muy aislada, sin ningún
tipo de construcción y muy escarpada, es lógica la
sorpresa al dar vista al otro lado, sobre todo siendo la primera
vez como es el caso. A pesar del fortísimo viento y los 200
mts. de duro ascenso, llego al Veleta y así poder
tener la perspectiva de la cara norte del Mulhacén y
el resto del cordal principal, como el viento es infernal, rápidamente
desciendo de nuevo a la Carihuela y a continuación
por las inclinadas pistas de esquí, en algunos casos deslizándome
plácidamente para llegar a Pradollano a las
5,30. Me dicen que el último autobús ha salido a las
4, así que a buscar un alma caritativa que me baje hasta Granada.
Una pareja de jóvenes extranjeros se disponen a subir al coche,
amablemente me llevan hasta la ciudad, están recién
casados y son holandeses, así que confortablemente desciendo
hasta el centro de Granada donde tomo un taxi y
poco antes de las 7 estoy en la estación de autobuses, a esa
hora sale uno para Madrid, en la ventanilla me dicen
que si me doy prisa lo podré tomar, justo de tiempo me subo
y llego a casa a las 12. Una vez pasado Despeñaperros el
tiempo comienza a cambiar, se pone cada vez más nublado y
por la provincia de Toledo comienza a llover con
cierta intensidad, seguro que de haberme quedado, el tiempo ya no
hubiera sido el mismo que durante los dos hermosos y soleados días
anteriores. |