CARDAÑO – POZO DE LAS LOMAS – VIDRIEROS – STA.
LUCÍA
Mayo 1.989. Según circulamos por la carretera de Cervera a Guardo, vamos viendo el oscuro panorama que se nos presenta, incluso al pasar el Pantano de Camporredondo en dirección a Cardaño de Arriba, comienza a llover con cierta intensidad, qué frustración, venir de tan lejos con tantas ilusiones y comenzar tan mal el puente. Antes de entrar en el pueblo, paramos el coche al lado de la carretera y nos disponemos a gastar un poco de la paciencia que normalmente tenemos sobrante, las 11 de la mañana y oscuro como boca de lobo.
Después de media hora medio dormidos, tenemos la sensación de que algo está cambiando, quizá son nuestros deseos, pero comenzamos a ver algunos claros en el cielo y deja de llover, que bien, rápidamente preparamos la mochila y salimos corriendo hacia Cardaño de Arriba. Tomamos por la parte izquierda del Río de las Lomas por una senda bien marcada, algo más adelante hay un indicador hacia el Pico Murcia, seguimos ascendiendo pero no demasiado confiados, pues a ratos vuelve a caer algún chubasco y el cielo se nubla.
No podemos contemplar las zonas altas pues están tapadas, así que, algo empapados seguimos hasta el inicio de la nieve, que está algo blanda por la lluvia, para finalmente llegar al Pozo de las Lomas a 2.080 mts. de altura y en medio de un circo que podemos imaginar pues ya no se ve nada alrededor. Decidimos regresar, tal como está el tiempo y la hora que es no podríamos hacer nada, así que hacia las 2,30 estamos de nuevo en el coche. Por aquí abajo parece que el tiempo es más estable y el sol quiere lucir, seguimos por la carretera hasta Vidrieros, ha despejado completamente.
Después de un pequeño almuerzo en el pueblo, decidimos, a la vista de la mejoría, ascender al Pico Santa Lucía de 1.846 mts. y excelente mirador del Curavacas, así que con mucha fuerza y vigor salvamos los más de 500 mts. que nos separan de su cima en un periquete. Hay una antena y una caseta, hace un viento infernal que casi no nos permite tenernos en pié, pero aprovechamos unos momentos para otear los alrededores, Peña Labra, Tres Mares, Espigüete y por supuesto el macizo completo, a tiro de piedra del Curavacas. Bajamos más contentos que unas pascuas, pensar que no hemos perdido el día y que al final hemos disfrutado de la soleada tarde, nos deja mejor sabor de boca para mañana.
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