LAGUNA
GRANDE – ALMANZOR – GALANA – GARGANTÓN
Mis amigos de Granada, Juan Carlos, Leo, Juan, Antonio y Pepe, compañeros durante un par de días cuando realicé la Integral de Sierra Nevada, deseaban conocer el Macizo Central de Gredos y para ello se desplazaron desde su ciudad, en un largo viaje hasta la provincia de Ávila con el fin de realizar un par de excursiones por el corazón de Gredos. Con tan poco tiempo habría que aprovecharlo bien y creo que la elección de los itinerarios sería la correcta.
Día 15-9-01. El viernes, después de un largo viaje, mis amigos llegan a la Plataforma de Hoyos del Espino a media tarde y como pretenden dormir en el Refugio Elola en pleno Circo de Gredos, abandonan el vehículo en la plataforma y se dirigen, por la pisada senda a través del Prado de las Pozas, hacia los Barrerones y dar vista al espectacular Circo de Gredos, mole granítica escondida de la vista, salvo largas distancias que no hacen presagiar el imponente panorama que se divisa desde Barrerones. Según me dicen, su contemplación de improviso les causó gran sorpresa, pero aún deberían realizar el largo e inclinado descenso hacia la Laguna Grande y Refugio donde pernoctarían.
Como
quiera que van algo cargados de equipaje y el disfrute del panorama,
salvan la distancia entre la plataforma y
el refugio en cuestión de un par de horas. Al anochecer, el estrellado
firmamento y la nítida contemplación de las afiladas agujas
y cumbres del circo, les permiten borrar de su mente, aunque sea solo
durante unas horas, la agitada vida de la ciudad, el ruido, tráfico
y demás preocupaciones terrenales para centrarse en la naturaleza
y la inmensidad del universo que se percibe en una noche como esta.
Como aún es noche cerrada, me pongo el frontal de linterna y así ayudarme pues de otra forma me hubiera sido muy difícil dar un paso, la luna está de cuarto menguante y no alumbra absolutamente nada. Como el camino lo conozco muy bien, a pesar de que debe hacer lo menos 10 años que no venía por aquí, no tengo ningún problema en seguir con precisión la senda hasta pasado el Prado de las Pozas y cruzar el puente sobre el río hasta que, pasados unos 30 minutos, comienza a clarear y no necesitar la luz artificial. La temperatura es muy baja, probablemente no supere los 7/8 grados, eso me permite llevar buena marcha y a las 8,15 entro en el Refugio Elola, mis amigos están desayunando y ansiosos de comenzar la jornada. Hacia las 8,45 comenzamos el ascenso a la base del Almanzor y al poco rato nos empieza a dar el sol, por tanto la temperatura asciende vertiginosamente y las cumbres se iluminan con los rayos amarillos del sol madrugador reflejándose sobre el granito verdoso y negro en otras rocas. En algunas zonas de umbría aún quedan restos de algún gran nevero añadiendo un alegre colorido al entorno. Algún otro grupo de excursionistas van en nuestra misma dirección y otros más madrugadores los divisamos en la cumbre más alta.
Nos introducimos en la Portilla del Crampón, estrechamiento vertical donde el sol eleva la temperatura bastantes grados, así que a sudar la camiseta. Pepe, que siempre es el más rezagado, nos dice que ha perdido el anorak pero que no estaba dispuesto a volver por él, en principio nos lo tomamos a broma pero resultó cierto, se le había caído de la mochila donde lo había sujetado de forma precaria. Una vez superada la portilla, tenemos vista hacia la parte oeste con el centinela del Cuerno del Almanzor en primer término, a la izquierda las imponentes Canales Obscuras, la profunda Garganta Tejea, el Cordal Principal que continúa hacia la Sierra del Barco y más al fondo la Sierra de Béjar, todo un espectáculo que contemplamos plácidamente. Ahora nos toca la parte más escarpada y peligrosa, los últimos 30 metros verticales superables a base de trepar con mucho cuidado, Pepe dice que nos esperará abajo, no está dispuesto a sufrir una tensión excesiva, así que el resto procedemos al ascenso para culminarlo alrededor de las 11. Ahora, una vez en la cumbre más alta del Sistema Central (2.596 mts.) nos disponemos a disfrutar desde esta impresionante terraza-observatorio de un radio de más de 100 kmts. a la redonda.
Divisamos, hacia el sur, los Montes de Toledo, Valle de la Vera, hacia el este, la continuación del Cordal Principal hasta su terminación, Sierra del Zapatero, Serrota y nacimiento del Río Alberche, también el del Río Tormes, etc. etc. Nos quedamos un buen rato extasiados ante tal dimensión, también envidiamos a los buitres en su planear, parece que nos dicen, “bien estáis muy alto pero el dominio de las alturas es nuestro”. Procedemos a realizar el destrepe, ahora mucho más cuidadoso que el ascenso, la vista de los cortados nos obliga a ser más precavidos. Nuevamente junto a Pepe retomamos nuestro itinerario para dirigirnos a la portilla que nos cruza a la parte norte de los Ballesteros y por esa ladera, faldeando entre un laberinto de rocas, llegar al Venteadero, no sin antes acercarnos a un escarpado oteadero sobre la Garganta Tejea. Cruzamos el Venteadero con vistas hacia el Ameal de Pablo y el Risco Moreno, también el inicio del Gargantón y por la derecha el Cuchillar de las Navajas y el Cuchillar de Cerraíllos y Tres Hermanitos, vamos directos a la Galana. Antes de iniciar su ascenso y siendo las 12 nos detenemos a almorzar, el lugar es magnífico, a nuestros pies las Cinco Lagunas, por la izquierda el Risco del Güetre y Risco de Cinco Lagunas, aquí hacemos un largo descanso, también estamos acompañados por otros excursionistas, unos han subido a la Galana (2.568 mts.) y otros están relajados disfrutando del panorama. Como desde aquí la cumbre de la Galana está a tiro de piedra y se aprecian los pronunciados escarpes, Pepe dice que observará nuestro ascenso desde este punto bien seguro, bajamos a la V, gran corte que separa la cima de la Galana, con un destrepe algo complicado e iniciamos la subida a la cumbre y desde ella ver a nuestros pies la profundidad y los escarpados escalonamientos del Gargantón, nuestro inmediato destino. Iniciamos la cuidadosa bajada por una inclinada canal que nos deja en el inicio de la garganta y base del Ameal de Pablo y Risco Moreno, no sin antes tomarnos un pequeño paréntesis en una hermosa pradera por donde circula un pequeño arroyo con fresca y transparente agua.
Decididos
comenzamos el complicado descenso del Gargantón,
hemos de buscar el paso menos arriesgado para superar los inmensos
escalonamientos de
las lisas
paredes de granito, en alguna
de ellas, por donde el agua ha producido el correspondiente
corte, hay gigantescos neveros por donde es imposible descender, así que
con alguna dificultad y ayudándonos unos a otros logramos bajar
a las hermosas planicies donde el caudal del arroyo va aumentando y conformando
meandros y grandes piscinas de aguas limpias y transparentes que nos
invitan al remojón, pero las apariencias engañan, son aguas
tan frías que no se podría soportar su contacto durante
unos minutos. Cerca de las 3 llegamos al cruce con la Trocha
Real y previo
al inicio de un ascenso para superar el final del cordal que
separa las dos gargantas, aquí al lado del arroyo y en una hermosa pradera
nos paramos a descansar y hacer acopio de fuerzas, se está estupendamente
al sol, no hace demasiado calor, está neutralizado por una ligera
y agradable brisa. Nos da pereza retomar el camino pero aún nos
quedan casi tres horas de caminata, así que seguimos la Trocha
Real hacia la Laguna Grande y en
su desagüe cruzamos hacia el otro
lado y así hacer un corte para tomar el camino de ascenso a Barrerones que
ahora está concurrido por una masa de caminantes que parece
una romería. A medio camino, en la fuente, hacemos la última
parada, aquí aparece mi amigo Pepe Rodriguez, de Béjar a
quien pregunto, “qué número hace la presente subida
al Almanzor ”, me responde que la 352, vaya récord que lleva
para el cuerpo. Terminamos la jornada en la Plataforma con lleno completo
de coches en el aparcamiento siendo las 6 de la tarde, ahora nos dirigimos
al pueblo de Hoyos del Espino a tomar unas
cervecitas acompañadas
de algo sólido y en agradable charla y camaradería terminamos
este hermoso día. Me despido de mis amigos con la esperanza de
vernos de nuevo próximamente y compartir estas experiencias que
nos ayudan a seguir adelante y afrontar nuestros quehaceres diarios con
más energía e ilusión. |