INTEGRAL DEL CIRCO DE GREDOS
Día 12-6-82. Junto a Celestino, hemos salido de Salamanca muy temprano, aún de noche, con el fin de aprovechar bien el día y poder realizar un viejo sueño, hacer la Integral del Circo de Gredos, por tanto, algo antes de las 8 de la mañana dejamos el coche en la Plataforma de Hoyos y con el fresquito mañanero tomamos el camino empedrado, que tantas veces hemos subido y bajado en estos últimos años, algunas incluso completamente helado.
Grupos de cabras monteses, como es costumbre, ojean los alrededores aprovechando cualquier desperdicio que los excursionistas hayan dejado, por supuesto aquellos comestibles, cáscaras de fruta, pan, etc. etc. En el Prao de las Pozas abandonamos la senda que se dirige a Barrerones y tomamos a la izquierda hacia Navasomera, teniendo siempre por nuestra derecha el Río Pozas. En la parte más alta, casi llegando a Navasomera, la senda toma por las praderas y nacimiento del propio río, hemos tardado poco más de una hora, la verdad es que apetece andar con cierto ritmo, las manos se quedan congeladas y el cuerpo pide marcha para no perder calor. Como el día está completamente despejado, al llegar a Navasomera tenemos una buena panorámica de la vertiente sur, Valle de la Vera, Pantano del Rosarito, incluso los Montes de Toledo en la distancia, aquí hacemos una breve pausa antes de iniciar el inclinado ascenso al Morezón. También vigilante, por nuestra izquierda, la escarpada silueta del Risco del Fraile, con ese colorido verdoso del granito. Hemos hecho acopio de agua, pues por las cumbres no habrá posibilidad y bajar a buscarla sería perder mucha altura, solo en la parte sur de la Portilla Bermeja, haciendo un pequeño descenso, hay una fuente en el inicio de una canal herbosa.
La subida al Morezón, que también en tantas ocasiones hemos realizado, incluso con estas laderas cubiertas de nieve, la hacemos en un suspiro, ahora estamos por tanto a más de 2.400 mts. de altura. Es este, probablemente, uno de los más bellos miradores del Circo de Gredos, el conjunto de moles, picos, cimas, despeñaderos, canales, etc. etc. de esta soberbia e imponente catedral granítica, nos deja boquiabiertos como siempre, a pesar de no tener el manto blanco de la nieve, algunos neveros aún permanecen dándole el colorido y adorno que tanto necesitan esos oscuros y sobrecogedores verduscos y pardos de las escarpadas rocas. Iniciamos el periplo y que será un constante sube y baja, ahora descendiendo por la parte sur del cordal para salvar algunas escarpadas rocas de los Altos del Morezón, para volver nuevamente a la parte norte en cuanto llegamos a la zona de las Hoyuelas. En la parte alta de alguna de las canales que bajan a la Laguna Grande, hemos tenido algunos problemas con la dura nieve de la ladera de umbría, el cruce ha sido algo peligroso y ha habido que tomar muchas precauciones, son más de 500 mts. de caída y es para tomárselo en serio.
Vamos por la parte norte del Risco de la Campana y el de la Ventana, incluso nos subimos a alguno de ellos y así tener una buena panorámica de la parte sur, especialmente las canales que se desprenden del Casquerazo y el Risco del Francés, imponen sus despeñaderos y fuertes desniveles. Al acercarnos a la base de los Tres Hermanitos, grandes neveros nos impiden el paso, en unos casos penetramos en las rimayas, los espacios que han quedado sin nieve entre el gran nevero y la roca, son tan altos que nos cubren completamente, pero no es fácil avanzar por estos huecos, a veces tienen profundos hoyos y otros no cabe nuestro cuerpo a través del hueco, por tanto hemos de salir a las inclinadas y peligrosas laderas del nevero. De nuevo, en la Portilla del Casquerazo y base del Perro Que Fuma, miramos a la vertiente sur el enorme desnivel que tenemos a nuestros pies, es una inclinada y pedregosa canal que se pierde de vista. Ahora debemos descender algunos metros y bordear las paredes del Casquerazo y tomar la canal de la Portilla de los Machos, es una inclinada subida que nos hace sudar, la temperatura ha subido considerablemente y hemos de desprendernos de casi toda la ropa, además el sol nos da de plano y calienta lo suyo. Una vez arriba y antes de abordar el cruce del Cuchillar de las Navajas, hacemos la parada de rigor para el almuerzo, ha sido un gran esfuerzo y nuestras fuerzas han sido mermadas. Mientras tanto contemplamos la Laguna Grande, el descenso de Barrerones y las moles de los Tres Hermanitos, aquí sopla una ligera brisa que nos hace más agradable el descanso. El Cuchillar de las Navajas hace honor a su nombre, imponentes bloques y agujas componen un sobrecogedor espacio que hacia el sur se hace algo más dulce, pero por el norte es un cortado que quita la respiración cuando nos asomamos a ver, enfrente, el Risco Moreno y el Ameal de Pablo.
Las veces que hemos abordado su cruce en pleno invierno, con nieve y hielo, hemos tenido que tomar muchas precauciones, es realmente peligroso, sobre todo la parte de El Sagrao ya dando vista a la Portilla Bermeja y el Almanzor. La parte de El Sagrao, ahora sin nieve, se bordea por una estrecha repisa no apta para los que sufren de vértigo. Llegamos a la Portilla Bermeja y decidimos bajar unos metros para llenar las cantimploras en la fuente que hay en la ladera herbosa, el agua mana entre las piedras y baja por la zona de umbría, está muy fría y poco mineralizada, aún así cumplirá su función. Retomamos nuestra ruta con un fuerte ascenso al Esbirladero para pasar a las Canales Oscuras, parte sur de la zona más elevada del macizo y que imponen por sus escarpados paredones y como su nombre indica, de un color negruzco realmente sobrecogedor, abajo a casi 2.000 mts. de profundidad, el fondo de la Garganta Tejea y los dos Hermanitos de Tejea como centinelas de los alrededores. Descendemos por el imponente “infierno” para llegar a la salida de la Portilla del Crampón y completar, antes del ascenso al Almanzor, la subida al Cuerno del Almanzor. Este sí que es un excelente mirador de la Garganta Tejea, es como estar subido en un avión pues parece que estés volando sobre los profundos despeñaderos.
Tiene
el Cuerno alguna
placa en memoria de gente que pereció en la peligrosa zona, sobre todo en invierno, donde
el hielo está presente y hace sumamente peligroso el acercamiento
a estas escarpadas áreas. La subida a la cima del Almanzor,
no por haberla hecho en varias ocasiones, no haya que tomar
las debidas precauciones, en su cumbre disfrutamos del magnífico panorama
de cumbres y valles, la vista se pierde en el horizonte alrededor. Pero
como aún nos queda un buen tramo que recorrer, no podemos entretenernos
demasiado, así que iniciamos el descenso y cruce hacia los Ballesteros,
hay un paso, desde la ladera sur hacia la norte y por él penetramos
para dar vista de nuevo a la Laguna Grande, Ameal
de Pablo y La Galana,
nuestro inmediato destino. Vamos cruzando el inmenso laberinto
granítico
sin perder altura y dirigirnos hacia el Venteadero,
antes de cruzarlo volvemos unos metros hacia atrás y tener una buena panorámica
de toda la Sierra Llana, Sierra del Barco y Sierra
de Béjar, nos
movemos ahora sobre los 2.500 mts. de altura y aún quedan algunos
neveros que nos permiten enfriar las bebidas, pues el calor es muy fuerte.
Después de cruzar el Venteadero y llegar
a las cimas del Circo
de Cinco Lagunas, nos paramos en el alto y contemplar
el imponente escenario glaciar a nuestros pies, la Laguna del Güetre, las Cinco
Lagunas y las cimas que las rodean, Risco de
Cinco Lagunas, Risco del Güetre,
el Belesar, etc. etc. pero la más bella de todas es sin duda La
Galana, segunda cima del Macizo a 2.568 mts. de altura
y que coronaremos de inmediato. Hemos de realizar primero un
cuidadoso descenso,
destrepando
y llegar a la V que conforma una estrecha canal para, enseguida,
comenzar el ascenso a la cumbre de La Galana,
dicha cumbre es bastante estrecha, por tanto es un espacio
muy reducido.
El descenso
por el lado contrario
es también un tanto escarpado y peligroso, hemos de realizar la
bajada con sumo cuidado y precaución hacia el Cuchillar
de la Galana, excelente mirador del Gargantón y
enfrente el Cerro
de los Huertos y Risco Moreno. Ahora
ya superados los tramos más
peligrosos, vamos cresteando para enlazar con la Trocha Real en
la Portilla
del Rey e iniciar un zigzagueante descenso a las praderas
del final del Gargantón. Aquí, a la vera del transparente arroyo, hacemos
un descanso y un reparador almuerzo, algo tardío pero necesario,
nuestra dura jornada va tocando a su fin, pero aún nos queda la
odiosa subida por Barrerones que es como una
maldición. Una vez
reparadas fuerzas, retomamos la Trocha Real con
un inclinado ascenso bordeando el Risco Negro y
volver a descender hacia el desagüe de
la Laguna Grande. Y para finalizar los malditos Barrerones,
después
de tanto sube y baja, esta subida nos come la moral, parece no tener
fin, se nos hace interminable, luego el descenso al Prao de las
Pozas ya es otra cosa, parece que vamos volando y
la bajada la hacemos en un santiamén. Llegamos al coche a última hora de la tarde
rendidos pero satisfechos de haber cumplido con un viejo reto personal,
la Integral del Circo de Gredos. |