NAVALONGUILLA-ALTO DE LAS BECEDILLAS-LOS CAMPANARIOS-BARRERA DE LA CRUZ-GARGANTA DE BOHOYO

Día 20-8-02. En la Ermita de Nuestra Señora de los Leones, separada del pueblo de Navalonguilla por unos 200 metros, a la que se accede por una pista bordeada por hermosos robles, entre ellos uno de grandes dimensiones, dejamos el coche y nos disponemos a hacer una bonita excursión, por el cordal principal entre la Sierra Llana y la Barrera de la Cruz. Hemos dejado un coche en Bohoyo, donde pretendemos terminar la jornada y así hacer más fácil el retorno a Navalonguilla. En esta ocasión me acompañan mis amigos Luis y Daniel, de Barco de Ávila, con quienes pasaré un hermoso día.

Por la Barrera de la Cruz


Hacia las 8,15 de la mañana iniciamos el ascenso hacia los Regajos de la Cruz, muy cerca de la cumbre de El Tormal, para llegar aquí, hemos de ascender por un camino que sube por la Cuerda de los Canalizos. Para dar con el camino tendremos algunos problemas, primero porque a la salida de la Ermita nos encontramos con varias bifurcaciones, caminos, todos ellos empedrados, que salen en distintas direcciones, gracias a que un pastor viene detrás y puede ayudarnos a elegir el correcto, pero nos indica que algo más atrás ya deberíamos haber seguido otro a nuestra izquierda, no obstante lo podemos encontrar más adelante cruzando un helechar. Seguimos, a derecho, hacia el inicio de la Cuerda de los Canalizos en la confianza de encontrarnos con el dichoso camino, hasta que al final y después de algunos sudores, tropezamos con el mismo, ahora ya vamos más tranquilos. El camino va zig-zagueando por la loma, ganando altura suavemente y nos permite llegar al Collado del Piesnillo en poco rato, aquí hacemos una breve parada, estamos a 1.820 metros de altura. Miramos a nuestras espaldas y vemos todo el valle de la Garganta de los Caballeros, el pueblo de Navalguijo y por detrás el Alto del Corral del Diablo, más a nuestra izquierda, El Cancho, todo iluminado por los brillantes y claros rayos del sol mañanero.

Por la Barrera de la Cruz

Casi todo el ascenso lo hemos hecho en la penumbra, pero ahora ya el sol nos da de frente, aún así, una ligera y fresca brisa durante todo el trayecto por el cordal, hará que no pasemos nada de calor. En los Regajos de la Cruz pasamos la gran pared de piedra que separa los términos municipales y algo más adelante sirve de separación de Castilla-León y Extremadura. Aquí empalmamos con el Camino de la Guía, que viene de Bohoyo y se dirige hacia el Valle de la Vera, en tiempos antiguos, este camino sirvió para el intercambio mercantil entre los habitantes veratos y los de las zonas serranas del Barco. El camino está señalizado con gigantescos mojones o hitos de piedra, algunos de dos metros de altura y con muy poca separación entre ellos, esto es debido a las dificultades de orientación y visibilidad en alturas superiores a los 2.000 metros, con permanentes nieblas, nieve y mal tiempo en general, por tanto hay separaciones de unos 30/40 metros entre los hitos, el camino sigue hacia el Casquero de Peones y comienza el descenso hacia el Valle de la Vera por la Cuerda de Pelillos.

Garganta de Bohoyo

Algo mas adelante se ha restaurado un viejo chozo redondo convirtiéndolo en buen refugio con chimenea y buena cobertura en el techo, muy digno para pasar la noche. Junto al chozo hay algunos restos del avión, que en vuelo de instrucción de la Base de Matacán en Salamanca, chocó contra la cima rocosa de El Tormal, esparciéndose sus restos por una amplia zona, muriendo sus ocupantes en dicho accidente, esto ocurrió hace más de 30 años, los familiares de los accidentados colocaron una placa en el lugar del accidente. Continuamos al lado de la alta pared de piedra con algunas dificultades para caminar entre las altas retamas, ahora podemos contemplar las paredes oeste del alto Gredos, Almanzor, Canales Oscuras, Venteadero, Galana, Risco de Cinco Lagunas, Belesar, etc. etc. También, por la parte oeste, las cumbres del Circo del Barco, La Covacha, Hurraco, Riscos Morenos, etc. Cruzamos la pared a la altura del Alto de las Becedillas y nos pasamos a la ladera extremeña y bajar hasta unas praderas verdes donde hay una fuente con buen chorro al lado de una buena caseta de piedra, que tiene hasta antena de TV, a pesar de estar a 2.100 metros de altura.

Garganta del Sauce y Hermanitos de Tejea

Aquí hacemos un breve descanso, sentados en las mullidas praderas y al lado de la rica agua, podemos contemplar, hacia el sur, un amplio panorama, Montes de Toledo, Las Villuercas, Valle de la Vera, varios pantanos, unos en el cauce del Tajo y otros en el Alberche y Tietar. El desnivel entre las cumbres en que nos encontramos y la Meseta Inferior, es tremendo, las gangantas que descienden son muy escarpadas y en la que nos encontramos, la Garganta de Ardillo, hay unos riscos negros de granito con unos paredones de impresión, Risco Peones, Risco de la Ventana y El Juche. En las laderas de estos riscos, hay varios grupos de machos monteses con cornamentas enormes, están acostados al fresco de la brisa que sopla del sur, muy agradable en un día muy soleado como hoy. Una majestuosa águila vigila los alrededores, cernícalos y halcones sobrevuelan también la zona, además de grupos de cabras monteses con sus pequeñas crías. Tomamos ahora un camino que parte de la caseta y se dirige, por la ladera sur, hacia el cordal principal y en dirección a Los Campanarios, comenzamos a dar vista a las escarpadas gargantas norte, las que descienden hacia la de Bohoyo, Circo de la Cocinilla, Risco de la Campana, Riscos de Portilla Honda, La Cerradilla, etc. etc.

Venteadero y Almanzor

Un guarda extremeño nos sale por la derecha, pertrechado de intercomunicadores, prismáticos, etc. etc. seguramente nos ha tenido controlados desde hace mucho rato, nos dice que, junto a otro compañero que está en una caseta, algo más adelante, vigilan la reserva de caza. Seguimos con el guarda, por el bien hecho sendero, hasta la caseta ubicada a 2.260 metros de altura, en la ladera sur, pero en lo alto, con antenas y la parafernalia de observación, suben desde el Valle de la Vera, en vehículos todoterreno hasta los 1.800 metros y luego en caballerías, que dejan pastando en las verdes praderas donde hemos estado un rato antes. En la caseta tienen todas las comodidades posibles, hasta ven la TV portuguesa nos dicen, aunque la verdad, pasar varios días de la semana en este paraje solitario y sobre todo en los duros días de frío, nieve, niebla, hielo, etc. no es como para envidiarles. Continuamos por el cordal pasando por el Alto de la Batalla, El Mojón, Portilla de la Hoya, Alto del Peso y Portilla de la Serradilla, aquí una senda desciende por la Garganta del Sauce hacia la de Alardos, aunque un letrero en una roca dice “Prohibido el Paso”. Comenzamos el ascenso, de unos 150 metros, hasta el alto pico que da inicio a la Barrera de la Cruz, a través de un laberinto de bloques de granito, hasta llegar a su cima y dar vista a la Fuente de los Serranos, El Berrueco de Bohoyo, Meapoco y las cimas que cierran las Cinco Lagunas, Callejón de los Lobos, Portilla de Cantos Colorados y El Belesar.

Riscos de Cinco Lagunas

Seguimos por el cordal durante otro rato y a la vista de la hora y la distancia que aún nos queda para llegar a la Fuente de los Serranos, decidimos descender a la Garganta de Bohoyo para iniciar el descenso de la misma. La zona que elegimos para el descenso hasta Los Lanchares, la verdad es que tiene su dificultad, hemos de ir sorteando los grandes escalones de lanchares de granito y en algunos casos hacer algunos destrepes algo apurados, finalmente llegamos a la base de la garganta y en la sombra de una gran roca nos proponemos hacer el almuerzo, son cerca de las 4 de la tarde y nuestras fuerzas están muy disminuidas. Iniciamos el descenso de la interminable Garganta de Bohoyo, teniendo la panorámica de los Campanarios, ahora por la zona baja, aún más espectacular que la de arriba, el sol nos pega con fuerza y ya contamos el tiempo que nos queda para llegar a Bohoyo. Desde La Preturilla vamos entrando en las sombras de los bosques de robles, por tanto más agradables y placenteros lugares, para finalmente entrar en Bohoyo hacia las 7,45 de la tarde, después de una jornada bastante dura y habiendo recorrido 27,5 kilómetros, en un tiempo de 7,32 horas caminando y 11,22 horas totales empleadas en el recorrido.