NAVALPERAL-VENTEADERO-GARGANTÓN-GARGANTA
DE GREDOS
Marzo 1.981. Junto a Celestino y Enrique Rollán realizamos esta durísima excursión en la que además el tiempo jugará un importante papel, estamos en los comienzos de la semana santa y el invierno ha sido pródigo en nieves.
Vamos de un lado a otro de la cornisa, caminamos varios metros sin tener claro el punto de descenso, finalmente decidimos que cualquier punto, por inclinado que sea, nos bajará al lugar, que es un llano al lado del Ameal. Cuando llegamos al llano parece que clarea un poco y podemos iniciar el descenso de El Gargantón, esta garganta es probablemente uno de los lugares más peligrosos de Gredos, grandes e inclinadas cascadas de hielo permanecen durante todo el invierno y parte de la primavera, haciendo su cruce realmente difícil, además el primer escalón de cerca de 200 metros de caída casi vertical pone nervioso a cualquiera, especialmente un día como hoy en que no se ve un carajo a 30 metros y para colmo comienza a nevar.
Con enormes dificultades conseguimos superar el primer escalón, luego el segundo y ya nos encontramos en uno de los planos, pero aún nos quedan otro par de pasos difíciles y la nieve va dando paso a la lluvia a medida que descendemos, con lo que los lanchares ahora son más peligrosos que el hielo. Con enorme tensión logramos llegar al punto donde El Gargantón desemboca en la Garganta de Gredos, son las 4 de la tarde y no hemos probado bocado, casi desfallecidos seguimos bajo la lluvia, con la intención de llegar hasta las chozas de Roncesvalles y a su cobijo parar a comer algo.
Seguimos teniendo problemas con los lanchares húmedos y resbaladizos, no podemos caminar muy deprisa, así que con todas las precauciones posibles, cruzamos Los Callejones, luego Las Navazuelas, vamos por la margen derecha de la garganta, hasta Roncesvalles, aquí podemos tomar un bocadillo y continuar, la lluvia es constante y tenemos muchas ganas de llegar a Navalperal. Se nos hace interminable el descenso por la garganta y parece que se hará de noche, pues entre la lluvia y la oscuridad, da la impresión de que son las 9, cuando en realidad son las 6 de la tarde.
Cuando
llegamos a El Soto, donde
se unen las dos gargantas, la del Pinar y
la de Gredos,
unos chavales con mochilas nos preguntan que tal hace por allí arriba, la respuesta es que se queden a
dormir en el chozo que hay allí mismo y esperen al día
siguiente, sería una temeridad seguir subiendo tal como está el
tiempo. Desfallecidos, deshidratados, muertos de frío y rendidos,
llegamos al coche, no olvidaremos este día de contrastes, por
la mañana hermoso y soleado y después, el infierno. |