GARGANTA DEL CARES

Mayo 1983. Salimos muy de madrugada, el sábado, de Salamanca, Celestino, José Luis, Angel y yo, con la intención de hacer un primer recorrido por Picos de Europa, llevamos mucha ilusión y la emoción por conocer nuevos lugares. Celestino ya ha estado por allí, por tanto nos servirá de guía en esta primera ocasión. Pasamos por Cistierna aún de noche y al cabo de unos kilómetros más, llegamos a la Presa de Riaño, donde la carretera penetra por un túnel y pasa al valle, que un día quedará inundado por las aguas. La fiera oposición contra este embalse ha conseguido demorar la última fase de dicho proyecto, por tanto tenemos la oportunidad de disfrutar de este hermoso valle, que no tardando mucho desaparecerá para siempre. En el muro de contención hay escritos en grandes letreros, frases contrarias a la terminación, al menos, de la última y definitiva fase, que es el llenado de agua de todo el valle.

Cares-Torres de Arestas

Tenemos esa sensación de impotencia, de que definitivamente la destrucción del valle se ejecutará irremediablemente, pues es probable que el 90% de la obra no se haya hecho en balde. Nos paramos un par de veces, pensando que será la última vez que podamos ver el bonito valle, ahora en plena primavera y también, a medida que va amaneciendo, las cumbres nevadas iluminadas por el brillante sol. Pasado Riaño, que también desaparecerá bajo las aguas, tomamos la carretera hacia el Puerto del Pontón, que al principio circula al lado del Río Esla, hay charcos en la carretera, por tanto interpretamos que ha debido llover de madrugada, también ha debido nevar, pues las cumbres que vemos enfrente y que no tienen mucha altura, probablemente los 1.800-1.900 mts. están cubiertas por la intensa nevada, es todo un espectáculo, ahora amaneciendo en que el sol las ilumina con sus brillantes rayos.

Torre del Friero

En el Puerto del Pontón seguimos hacia la derecha, hacia el Puerto de Panderruedas, ahora la carretera comienza a tener nieve, debemos llevar cierta precaución, al poco rato llegamos al Puerto, el bosque de robles, la carretera, todos los alrededores, cubiertos completamente por el manto blanco, no hay roderas en la carretera, síntoma de que no ha pasado ningún coche recientemente y que la nevada ha sido de madrugada. Nos paramos a disfrutar de las hermosas vistas, no solo de las cercanas, por nuestra izquierda las negras paredes de las estribaciones del macizo del Cornión, Pico Camborisco y Pico de las Guadañas y más al fondo el inicio del Valle de Valdeón, hacia la derecha las moles de la Torre del Friero y las del Llambrión. Nos quedamos ensimismados ante tal espectáculo, tenían razón nuestros compañeros y amigos, Picos realmente impresiona y solo hemos tenido la primera visión parcial, pero ya nos vamos haciendo idea de las sorpresas que nos depararán estos dos días.

Torres del Hoyo de la Llera


Iniciamos el descenso al Valle de Valdeón bajo un brillante sol que ilumina, ahora, las escarpadas laderas de la Torre Bermeja por nuestra izquierda, también el intenso verde de las praderas al lado de la carretera, los pueblos de Soto, Posada y Cordiñanes, aún están en penumbra, como las paredes del Friero y Llambrión. Nos han dicho que la pista que sigue, desde Posada de Valdeón hacia Cordiñanes y Caín, está en muy malas condiciones, así que decidimos dejar el coche en Posada. Nuestra intención es descender por el Cares hasta Puente Poncebos y retornar nuevamente hasta Posada para hacer noche aquí, por tanto llevamos una mochila pequeña con lo imprescindible para pasar el día. Hacemos una breve parada en el Mirador del Tombo, una vez cruzado el Cares en Cordiñanes, están construyendo un puente para el paso de vehículos. Desde el mirador quedamos sobrecogidos al ver el estrechamiento que hay entre los dos macizos y cuyas paredes parece que se juntan en algunos puntos, es el Desfiladero del Cares. El sol da de plano en las paredes de la parte asturiana, pero a medida que descendemos, por nuestra derecha sobresale la Torre del Friero y la Canal de Asotín brillando por la luz del sol.

Camarmeña - Mirador del Naranjo

En algunos prados la hierba está muy húmeda y las hayas tienen agua en sus hojas y ramas, ha debido llover mucho recientemente, también el río lleva mucho caudal de agua y provocando gran ruido. Por la derecha dejamos la Ermita de Corona y algo más abajo cruzamos el río hacia la parte derecha a través de un puente, ahora iremos por esta parte hasta pasado Caín, que descubrimos en un valle, especie de circo rodeado de imponentes montañas. Por la derecha un inclinado valle permite ascender hacia las altas cumbres del Macizo Central, es la Canal de Dobresengros que al principio son praderas muy verdes y agradables, más arriba será otra cosa diferente. Una vez pasado Caín, comienza realmente la Senda del Cares, primero a través de una serie de túneles excavados en la dura roca y luego al lado de un gran canal que lleva el agua que ha tomado arriba, de una pequeña presa en el Cares, hacia una central eléctrica en Puente Poncebos. Varios puentes permiten el paso de un lado al otro del río, en zonas especialmente escarpadas, donde el cauce discurre con fuerza al verse acorralado a ambos lados, da cierto vértigo mirar hacia abajo, lo mismo que en algunos puntos de la senda donde se estrecha y se retuerce siguiendo los giros de las montañas, parte de la senda ha sido tallada en la roca, no había otra forma de hacer el paso.

Camarmeña - Atajo al Cares

Por nuestra izquierda vemos el inicio de la Canal del Trea para el ascenso a Vega de Ario y a continuación a los Lagos, nosotros seguimos descendiendo hasta el punto donde ya vemos se ubica Puente Poncebos, aunque no lo veamos realmente, este punto se llama El Roblo y a partir de aquí la Senda del Cares comienza a descender. Nosotros tomamos una estrecha senda por nuestra izquierda, que faldeando por las inclinadas laderas nos llevará a Camarmeña, pequeño pueblo, por encima de Poncebos y con un sorprendente mirador sobre Bulnes y el Urriellu. En algunos puntos, donde hemos de cruzar las pedreras o las inclinadas paredes, hay que tomar muchas precauciones para no perder el equilibrio. La última parte del recorrido, que al verlo parece imposible que por allí podamos pasar, tiene su secreto. El canal que lleva el agua a la central, tiene uno desagües en algunos puntos para verter el excedente de agua, por tanto, uno de estos túneles nos permite atravesar la vertical pared que nos impide continuar, hemos de tener sumo cuidado una vez dentro del túnel, pues hay zonas muy húmedas y resbaladizas, por supuesto la linterna es imprescindible para cruzarlo. Tampoco dejamos de pensar en la posibilidad de una apertura del desagüe y salir disparados monte abajo con el agua, este riesgo parece muy remoto. Desde luego, de no ser por Celestino, que ya conocía dicho paso, hubiera sido imposible realizar este recorrido, hubiéramos tenido que bajar a Poncebos y ascender los más de 100 mts. de desnivel hasta Camarmeña en una subida vertical, eso sí a través de una bien marcada senda. Camarmeña es una pequeña aldea, cuyo único acceso es a través de dicha senda, por tanto no llegan los vehículos, pero tiene un emplazamiento sorprendente, un magnífico mirador permite disfrutar de unas panorámicas únicas, alrededor todo son precipicios y cortados de vértigo, la Riega del Tejo, Bulnes, El Naranjo, Peña Main y las demás cimas, ahora cubiertas de nieve, realmente extraordinario. Nos pasamos más de media hora disfrutando del panorama, mientras tanto, hemos encargado a una señora que tiene un pequeño bar, nos prepare el almuerzo a base de patatas y huevos fritos, queso de cabrales y todas las botellas de sidra que tenga en la bodega. Volvemos sobre nuestros pasos y ahora el descenso por el túnel es aún más peligroso por los resbalones, pero no tenemos más remedio que hacerlo así, de otra forma se nos haría de noche por el camino, pues el bajar a Poncebos y seguir la Senda del Cares, significaría al menos, hora y media más de recorrido. Se comienza a nublar y el aspecto comienza a ser algo temeroso, cada vez más oscuro, apretamos el paso y cuando contactamos de nuevo con la Senda del Cares, las primeras gotas. Poco a poco se va haciendo más intensa la lluvia y cuando llegamos a Caín ya vamos calados, el último tramo lo hacemos a buena marcha y en el momento de entrar en Posada de Valdeón, hacia las 8 de la tarde, ha oscurecido. Tomamos habitación en la posada al lado de donde dejamos el coche y pensamos, qué pasará mañana? Nos permitirá hacer alguna excursión por los alrededores? De momento a descansar que ha sido una jornada muy intensa, no me extraña que estemos extenuados y rendidos.