HORCADOS
ROJOS – URRIELLU – PANDÉBANO – SOTRES
Mayo 1.992. Pretendemos, en esta ocasión, realizar el trayecto que hace un par de años no pudimos realizar y que nos dejó con las ganas al ser muy peligroso el descenso desde Horcados Rojos hasta el Jou de los Boches, pues era una pared de hielo. En esta ocasión no será tan peligroso pero tendrá su parte de emoción.
Dos de los vascos, una chica y un chico, se vienen detrás de nosotros, el resto los vemos, una vez hemos descendido un buen tramo, encordados y en fila india bajando lentamente. Comienza a lloviznar así que nos tenemos que proteger bien pues hace bastante frío, seguimos las huellas de la nieve por todo el Jou de los Boches, luego la Garganta de los Boches y finalmente el otro hoyo, el Sin Tierra, seguimos sin ver a pocos metros de nuestras narices, como contrapartida la senda está pisada y no requiere mucho esfuerzo el caminar por ella. Mojados por dentro y por fuera llegamos al refugio en la base del Urriello, como tenemos que recuperar fuerzas, no hemos comido nada en todo el camino y ahora es la mediodía, así que en el propio refugio, pues fuera hace un frío de los demonios, comemos y bebemos.
La pareja de vascos llega y lo primero que hacen es cambiarse de ropa, están empapados y congelados, el resto de sus colegas no los volveremos a ver. Una vez descansados, comidos y bebidos, volvemos, con mucha pereza, a la nieve y niebla espesa, iniciamos el descenso hasta el punto donde la senda que desciende a Bulnes se divide en dos, a la derecha se toma hacia las Traviesas y Refugio de la Terenosa, esta es la que elegimos, no con mucha seguridad pues la espesa niebla sigue persistente y no tenemos forma de ver ni por donde vamos. Intuimos los precipicios que se desprenden hacia nuestra izquierda, escuchamos algunos ruidos al fondo, la sensación es de que muchos metros de inclinación nos separan del fondo, a veces pasamos por algún escarpe y notamos como la nieve se inclina vertiginosamente, en algunos momentos pensamos que es mejor no ver lo que tenemos al lado.
Se nos hace muy corto el trayecto hasta el Refugio de la Terenosa, como no hay nada que podamos ver, pues ni siquiera hacemos una parada, vamos a muy buena marcha y calculo que en un par de horas hemos hecho el recorrido hasta el Collado de Pandébano. En el Refugio hay gente, entramos un momento y continuamos, queremos llegar a Sotres a buena hora. El tiempo ha mejorado por aquí abajo, ya las nieblas han clareado y se puede ver el panorama, no del todo porque el tiempo seguirá así de raro y desapacible durante hay y mañana, al menos. Tomamos habitación en el hostal de costumbre en Sotres, esto es otra cosa, aseados, bien cenados y a dormir calentitos, mañana será otro día.
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