TRESVISO – URDÓN – POTES
- COSGAYA
3er. Día. Bien temprano, aprovechando la fresca mañana, tomamos el camino hacia el Balcón de Pilatos y descenso por el Urdón hasta el Desfiladero de la Hermida, el bonito y espectacular camino que a pesar de haberlo recorrido con anterioridad me sigue pareciendo que es uno de esos parajes de ensueño, las bonitas panorámicas, los sobrecogedores precipicios y la dificultad de su trazado.
Nos cruzamos con el cartero que sube tan campante, supongo que al realizar el recorrido con tanta frecuencia está en plena forma física, bien es cierto que es mucho más joven que nosotros, pensamos que el trabajo que desarrolla lo tiene que realizar con mucho optimismo y motivación. Antes de terminar el descenso hasta el río, vemos en una pared de la última garganta un gran agujero a través del que se ve el cielo, no cortos ni perezosos nos subimos a curiosear el boquete realizado por la erosión del viento. Llegamos al cruce del Río Urdón, pasamos por los dos bonitos puentes, enseguida estamos en la carretera del Desfiladero de la Hermida, ahora hemos cambiado radicalmente, de la tranquilidad y placidez entramos en el tráfago de vehículos, ruidos, etc. etc.
Durante algunos kilómetros caminamos por dicha carretera hasta el desvío hacia el pueblo de Lebeña y la hermosa Iglesia de Santa María de Lebeña, no nos podemos permitir pasar sin visitarla, así que tomamos el desvío entre pequeñas fincas con cerezos cargados con el rojo fruto, no resistimos la tentación de coger un buen puñado de cerezas y comerlas con avaricia. La iglesia mozárabe del siglo X es toda una joya, con una imagen de la virgen muy bonita, un altar barroco y un símbolo, en una gran piedra, que nos recuerda la simbología celta. Al lado de la iglesia hay un magnífico y viejo ejemplar de tejo, igual que los alrededores, con olivos y otros árboles que dan al ambiente un apacible tono de descanso y placidez. Volvemos a la carretera a sufrir durante un rato el infernal ruido del tráfico, pasamos varias aldeas, Castro, Tama, Aliezo y en el siguiente, siendo la hora del almuerzo, en Hojedo, poco antes de entrar en Potes, paramos en un bar de la carretera a comer de mochila, con permiso del dueño. Vino, café y copa, además de una botella de aguardiente casero, consumos necesarios para dejar constancia de nuestras buenas intenciones.
Cruzamos Potes de “cabo a rabo” y nos dirigimos hacia el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, lugar demasiado concurrido de visitantes, a pesar de ser día de diario, muchas excursiones, autobuses, coches, etc. etc. hacemos la visita al lugar y enseguida subimos a la Ermita de San Miguel, desde donde volvemos a disfrutar de un inmenso panorama, todo el macizo, el hermoso valle, los pueblos al lado del río y una tranquilidad que echábamos en falta. Tomamos un camino que va faldeando hacia Camaleño, vamos viendo que hay señales blanca y amarilla de PR, aunque no sabemos con exactitud adonde nos llevan, a ratos vamos por caminos al lado del río y otros por la misma carretera, para finalmente, siendo las 8 de la tarde, llegar a Cosgaya. Tomamos habitación en el Mesón del Oso, lugar donde hemos pasado noche en varias ocasiones, atendido por la simpática familia propietaria y con excelente cocina lebaniega, emplazado en un hermoso paraje al lado del Río Deva.
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