LIORDES – COLLADO JERMOSO – LOS
LLAMBRIONES
Mayo 1.987. Todavía no ha amanecido en Fuente Dé, pero en esta ocasión no tendremos que esperar varias horas a que arranque el primer teleférico, pues subiremos por los Tornos o Canal del Embudo, hasta las Vegas de Liordes, por tanto, con la fresca mañana, esta primera y superinclinada cuesta la ascenderemos sin muchos sudores. Nos parece increíble que, antiguamente, subieran y bajaran por este estrecho camino, los carros en los que se transportaba el material que se extraía de las Minas de Liordes, carros tirados por animales que en más de una ocasión debieron bajar rodando todos por el inclinado monte.
A veces tomamos los atajos para evitar las vueltas y vueltas que realiza el muy deteriorado camino, en algunos tramos convertido en estrecha senda, pues lógicamente la función para la que fue creado no se realiza hace muchos años. Pasamos por los paredones de la Padiorna, muy pegados a ellos pues el corte que hace el barranco, a medida que ascendemos, se hace más estrecho y la Peña Remoña sigue del otro lado impasible, de tal forma que el estrechamiento final, antes de dar vista a Liordes, sobre todo con grandes e inclinados neveros, obliga a tomar ciertas precauciones, son unos 500 mts. de desnivel vertical los que hemos salvado hasta el Collado Liordes.
El sol derrite la nieve y grandes chorros resbalan por las verticales paredes de nuestra derecha, aprovechamos para coger provisión de agua, pues el líquido vital no es fácil de encontrar. Espléndido el paisaje blanco de todo el valle, también las paredes norte de la Torre del Friero y para completar, al fondo, la Peña Santa de Castilla, cima máxima del Cornión, sobresaliendo blanca y radiante por detrás de la Canal de Asotín y la depresión del Cares, el cielo azul sin rastro de nubes permite que los contrastes sean aún más intensos. Seguimos por la derecha, sin descender al valle, con la intención de ir hacia el Collado Jermoso, pero como es la primera vez que pisamos esta parte, el camino o senda que arranca a la derecha, al haber mucha nieve, no lo vemos y continuamos, cuando nos damos cuenta estamos en el inicio de la Canal de Asotín, ya no podemos retroceder, sería perder mucho tiempo, además podremos conocer otra zona muy espectacular, el regreso lo realizaremos por dicha senda.
Una vez nos asomamos a la inclinada canal, vemos abajo el Cares y las imponentes paredes del Macizo del Cornión, también la cara norte de las Peñas de Cifuentes donde se ubica la Torre del Friero, esta cara norte que desciende en 1.500 mts. hasta el inicio de la Canal de Asotín, nos deja sin respiración. Dejamos atrás el Llago Cimero, un hoyo lleno de nieve y seguimos un poco por la Riega de Asotín, aprovechando los escarpes de la derecha para no perder mucha altura y tomar la canal del Argayo Congosto, que en algunos tramos está cubierta por grandes neveros, estos algo peligrosos pues el agua los ha horadado y casi no se pueden pisar, hay enormes boquetes con varios metros de profundidad hasta el arroyo que se desprende en grandes cascadas, es una zona muy encajonada y peligrosa.
Esta senda que ahora tomamos, viene de Cordiñanes bordeando un escarpe de la Torre del Friero y cruzando la Riega de Asotín sube, ahora ya, por el Argayo Congosto hasta el Refugio Collado Jermoso que se halla a 2.064 mts de altura en un increíble paraje, una especie de plataforma colgada entre enormes torres de más de 2.500 mts. de altura y con unas magníficas vistas hacia el Valle de Valdeón y por la derecha las moles de los Pambuches.
Hacemos una breve parada a la puerta, sentados al sol y sin nadie por los alrededores, también mirando y calculando lo que nos falta para cumplir con nuestro objetivo, intentar cruzar por el Tiro Callejo hacia el lado norte de los Llambriones, objetivo demasiado ambicioso. Iniciamos el cruce del enorme Hoyo del Llambrión, ahora todo está cubierto de nieve, solo las escarpadas paredes donde la nieve no puede pegarse, por tanto y una vez entrando la tarde, el sol calienta mucho y ablanda el piso, así que a hundirse hasta la cintura, enorme esfuerzo el que tenemos que realizar. Una vez cruzado el hoyo tomamos hacia la Canal del Tiro Callejo, imposible ascender por allí, muchos metros de nieve helada y peligrosa, además tampoco es que sepamos muy bien lo que nos esperaría al llegar al otro lado, decidimos llegar hasta los cortes que hay entre la Torre de las Llastrías y la Torre de la Palanca, por lo menos para tener una panorámica hacia el Torrecerredo y el cordal que lo une a los Picos de Arenizas. Con grandes dificultades, pues los lanchares están muy inclinados, a pesar de estar cubiertos por la nieve, a veces tocamos la roca con la bota y bajamos en lugar de subir, al fin llegamos a uno de los cortes y nos asomamos al otro lado.
Las
sobrecogedoras paredes del Torrecerredo,
ahora dándole el sol de plano, sobresaliendo ese color pardusco de la
caliza y todo el cordal hacia ambos lados, además el impresionante
hoyo que nos separa, nos quedamos sin respiración al ver semejante
espectáculo, soberbio, no lo olvidaremos nunca más. Desde
este punto del corte, miramos hacia nuestra derecha y vemos que bien
podríamos ascender y pasar a la cara norte, pero es mucha incertidumbre,
preferimos volver sobre nuestros pasos, que también tienen su
dificultad, pues ahora hay que bajar y la nieve está aún
más blanda. Por fin llegamos de nuevo al Collado Jermoso,
aquí tomamos
la senda por donde deberíamos haber venido por la mañana,
está muy bien definida y nos va bajando por Las Colladinas hasta
la base de la Collada de la Padiorna y después rápidamente
hasta la Vega de Liordes. Iniciamos el descenso
por los Tornos, qué sensación
de tranquilidad ver abajo el Parador, la estación del teleférico
y la planicie, ahora en penumbra pues la tarde está en sus últimos
momentos. Estamos agotados, ha sido una jornada infernal en cuanto al
esfuerzo, pero claro compensada con creces por lo que hemos visto y disfrutado,
nos merecemos una buena cena y un placentero descanso en buena cama. |