CANAL DE LECHUGALES – COLLADO DE CÁMARA – ESPINAMA

Mayo 1.987. Hemos elegido un itinerario algo más cómodo para compensar el desgastador día de ayer, nos lo tomaremos con más tranquilidad y por lugares algo más placenteros. Tomamos el coche y bajamos por la carretera hasta el cruce de la que asciende al pueblo de Tanarrio, al inicio dejamos el coche y comenzamos a andar por dicha pista hasta el pueblo.

Amanece en Espinama

Cruzamos el pueblo de Tanarrio para seguir un camino que circula por la parte derecha del Río Belondio, este río recoge el deshielo de las zonas sur de la Morra de Lechugales y el Pico Cortés y a través de la Canal de Lechugales convergen todas ellas en dicho río. Esta zona baja es muy arbolada y con mucha vegetación, por tanto nos vamos encontrando entre centenarios ejemplares de haya y bosques muy bonitos.

Canal y Morra de Lechugales

Hay unas brumas muy bajas que inundan los bosques, así que parece un bosque mágico con mucha humedad, luego, una vez va entrando la mañana, las brumas se disipan y el sol penetra a través de las aberturas iluminando los tapizados suelos de verde hierba y las brillantes hojas de hayas y robles. Debajo de una vieja y anciana haya, agradeciendo su tupida sombra, nos paramos a almorzar escuchando el canto de los pájaros y el sonido del agua que fluye por todas partes.

Paréntesis en el ascenso al Collado de Cámara

Cuando ya estamos muy cerca del inicio de la inclinada Canal de Lechugales, tomamos a la izquierda y comenzamos a abandonar el bosque para salir a una serie de robledales menos frondosos y con inclinadas praderas, finalmente ascendemos por la Canal de los Tomos, ya dando vista a las Cumbres Avenas, por la derecha las paredes de los Picos de Cámara. Llegamos al Collado de Cámara que está a 1.650 mts. de altura y vemos con sorpresa que más abajo están pegadas las nieblas, pero por la parte alta nos permiten ver con nitidez, de frente, la mole de Peña Vieja, algo más a la derecha la Sierra de San Juan de la Cuadra y entre ambas, la Canal del Vidrio, la zona baja del Valle de Áliva la cubren las nieblas. Iniciamos el descenso hacia Campomenor a través de una zona inclinada pero fácil de bajar, no vemos a 10 metros de nuestras narices, por tanto hasta que no lleguemos a la pista de Espinama, pues no sabremos por donde andamos, realmente son poco más de 200 mts. de desnivel, por tanto lo bajamos en un santiamén. Tomamos la pista a la izquierda para descender hasta Espinama, pero la niebla sigue persistente, aquí en Espinama tomamos un taxi para que nos baje hasta el punto donde dejamos el coche y retornar a casa, es media tarde.

Áliva y Peña Vieja desde el Jiso