PUENTE DE LA MOLINERA – CAMPANARIO DE SAUCELLE - LOS BARCEALES

Día 14-12-92. Comenzamos el itinerario ahora muy cerca de la desembocadura del Huebra en el Duero, abandonando el coche en el mismo Puente de la Molinera, esta carretera comunica Hinojosa de Duero con Saucelle.

Hoces del Río Huebra

En toda esta zona de Las Arribes, en las laderas de los ríos y arroyos, protegidos de los fríos vientos del norte, especialmente en el crudo invierno, se cultivaron vides, olivos, almendros y demás productos agrícolas que generaron una forma de vida para las gentes de estas lejanas y mal comunicadas tierras, su comercialización se realizaba de pueblo en pueblo con carros tirados por animales, el vino en grandes “pellejos”, era todo un acontecimiento al llegar a los pequeños pueblos y vender sus productos en la plaza. Los aceiteros también surtían de sus productos, aunque en este caso, el aceite siempre fue sustituido por la manteca del cerdo para la mayoría de las necesidades culinarias. Había una economía del trueque, acudía a los pueblos la camioneta que compraba los huevos, gallinas, pollos, etc. y de vez en cuando recorría el contorno el vendedor de bacalao y la palometa, bonito, atún, etc. que se vendía en grandes toneles de madera.

Por el lecho del Río Huebra


Los bancales, ahora abandonados, en las laderas nos recuerdan las pequeñas explotaciones artesanas, también las casetas de ganado, arruinadas y desvencijadas, que nos encontraremos en este pequeño periplo por las márgenes del Río Huebra. Tomamos río arriba por nuestra izquierda, por una senda que al principio está bien definida y que sigue a unos 20/30 mts. por encima del cauce y que nos lleva hasta unas casetas de ganado en estado ruinoso. Seguimos hacia una zona escarpada por donde baja el Arroyo de Ferradores y que en sus lados se conforman unos torreones, es la zona llamada El Campanario de Saucelle. Como vemos que el cauce, a bastantes metros por debajo, se suaviza en un giro del río, por grandes lanchares, decidimos bajar a almorzar al lado del agua.

Lecho del Río

Estamos casi a 200 mts. de altura y el sol es muy fuerte, no corre el aire y la temperatura es casi primaveral. Mientras nos tomamos el bocadillo, observamos las marcas que el agua ha dejado en las rocas muchos metros por encima del escaso cauce actual, ello es indicación de las enormes avenidas que se han producido en situaciones puntuales, por tanto, imaginamos una gran crecida, las turbulentas aguas bajando y arrastrando las gigantescas rocas, árboles y todo lo que a su paso encontraran, aterrador. Imaginamos también los molinos y los molineros en tales situaciones, pues estas crecidas se debían producir con cierta rapidez, sacando los aperos, grano, animales, a toda velocidad y escapar por las empinadas sendas trazadas en las rocas, sus molinos tapados por las negras aguas. Qué dura su vida.
Continuamos cauce arriba, ahora por el lecho de roca y en algunos casos saltando, trepando y destrepando por las gigantescas rocas de varios metros de altura.

Hoces del Río Huebra

Vemos viejas y abandonadas sendas y caminos, en ambos márgenes, que suponemos comunicaban unos pueblos con otros y también para el escaso aprovechamiento agrícola y ganadero. Llegamos hasta una zona denominada Los Barceales y retornamos sobre nuestros pasos, es curioso que en ambas ocasiones no hayamos visto ni oído a nadie por los alrededores, solamente el planeo de la colonia de buitres y algunos pajarillos, más bien pocos.