ASTORGA – PONFERRADA Kmts. 52

Día 4-4-93. Me levanto a las 8 y después de un buen desayuno al que soy invitado por un amable huesped que va a hacer una parte del tramo del Camino en bicicleta, a las 9 salgo de Astorga en una mañana soleada pero con un frío helador, me tengo que poner hasta los guantes. Pasado Murias de Rechivaldo, que aunque tiene un nombre importante, es un pequeño pueblo, pasado Murias como digo, tomo una desviación a través de un camino para visitar otro famoso pueblo, Castrillo de los Polvazares. La verdad ha merecido la pena, precioso pueblo Maragato muy bien conservado y donde se ha hecho famoso un restaurante donde, dicen, preparan un delicioso cocido maragato.

Castrillo de los Polvazares

El pueblo mantiene la estructura arquitectónica original, calles estrechas y empedradas, casas construidas con piedras rojizas que cuando les da el sol adquieren una tonalidad curiosa, ahora está casi deshabitado. Continúo de nuevo el Camino, ahora por una carretera comarcal y a unos dos kmts. otro desvío a la derecha para entrar en Santa Catalina de Somoza, en un alto de divisa perfectamente el monte del Teleno con algo de nieve en su cumbre. Persiste el intenso frío. En Santa Catalina la gente entra en la deteriorada iglesia, la misa va a comenzar. Una señora, peregrina alemana, entra también en la iglesia, en los próximos días la veré en el Camino. A continuación las solitarias planicies de la Maragatería, kilómetro tras kilómetro sin ver a nadie durante horas, el Monte Irago, paso obligado del Camino, enfrente, forma parte de los Montes Aquilanos y también el Teleno a la izquierda.

Santa Catalina de Somoza y el Teleno

Otro pequeño pueblo, El Ganso, donde a la solana de la puerta de la vieja iglesia me como un pequeño bocadillo. Ahora un largo tramo de 7 kmts. hasta llegar a Rabanal del Camino a través del mismo panorama, la última parte se hace más inclinada, ahora entre bosques de roble. A la 1,30 entro en Rabanal, también lo hace un grupo de ciclistas, decido comer en el bar del pueblo. En una mesa hay un grupo de ingleses con los que me enrollo un rato, mientras me traen el potente cocido maragato de rigor. Dos de los ingleses están regentando el albergue de peregrinos y otros dos matrimonios están pasando unos días con ellos, haciendo excursiones por los alrededores. En otra mesa grande, el numeroso grupo de ciclistas. No soy capaz de comerme todo el cocido, como iba a subir las cuestas que me quedan si lo que procede después de semejante bacanal sería dormir la siesta durante toda la tarde. Los rellenos están hechos con ajos, dando unas fuerzas que para qué contar más. Hacia las 3 sigo mi Camino, ahora unas fuertes subidas y cruce del fantasmal pueblo de Foncebadón, casi todo en ruinas, según he leído solamente habitado por una señora muy mayor y su hijo.

Monte Irago-Cruz de Hierro de Foncebadón

Por lo visto hace poco vinieron a llevarse las campanas de la iglesia, supongo del Episcopado de Astorga, la señora se plantó con una escopeta y dijo que si se querían llevar las campanas primero se la tendrían que llevar a ella por delante. Parece mentira que en este ruinoso pueblo se celebrara en el siglo X un Concilio. A medida que asciendo y vuelvo la vista hacia atrás tengo una perspectiva completa de la Maragatería y su capital Astorga al fondo, también el Teleno, ahora casi a tiro de piedra. El grupo de ciclistas asciende penosamente por la carretera, alguno queda rezagado, voy más deprisa y llego antes a la cima. A 1.504 mts. de altura, punto más alto de todo el Camino, la Cruz de hierro de Foncebadón, donde la tradición obliga a tirar una piedra por la espalda de tal forma que la famosa cruz de hierro está sobre un enorme montón de piedras. Hacia Galicia las vistas son magníficas, todo el Valle del Bierzo y una enorme distancia. Ahora como todo es bajar, los ciclistas están muy contentos, pero no podrán disfrutar de las hermosas vistas, tiene que ir pendientes de la carretera, la temperatura ha cambiado radicalmente, ahora hace hasta calor.

Molinaseca-Río Meruelo

Por la izquierda el Valle de Compludo con sus pequeñas y deshabitadas aldeas en las faldas de la montaña. Después de un descenso de 10 kmts. aparecen los tejados de El Acebo, todos de pizarra, aquí me vuelvo a encontrar a la señora alemana que vi en Santa Catalina, me dice que la han traído en coche. Algo más abajo Riego, otro pueblo de las mismas características que El Acebo. En una pradera y debajo de un roble, lugar indicado para hacer un descanso o comer, me encuentro unas gafas de sol, olvido de algún peregrino despistado. Al cabo de unos 15 minutos el peregrino despistado que sube sudoroso, me agradece con su alma el haberle evitado el esfuerzo adicional. Los alrededores de Molinaseca son un verdadero primor, todos los árboles frutales están recién floridos dando un bonito contraste con el verde del campo. Se cruza el río Meruelo, para entrar en Molinaseca, a través de un bonito puente medieval, es éste un bonito pueblo en un hermoso emplazamiento. A continuación y durante un par de kmts. por la carretera hasta el punto donde se tiene a la vista la capital del Bierzo, Ponferrada. Para evitar la continuación por la carretera, el Camino se desvía a la izquierda dando un enorme rodeo que da la impresión de que quiere dejar a un lado la ciudad. Se me hace interminable este tramo, comienza a hacerse de noche y parece que nunca llegaré. Siendo las 8 entro en una barriada y desde un bar llamo a un taxi para que me venga a buscar y me lleve al hotel. Me hospedo en el Hotel Madrid, después de asearme salgo a cenar a un bar a pocos metros. A las 10,30 caigo en la cama rendido por el cansancio.