HOTEL
ARAGÓN – RUESTA Kmts. 41
Día 25-4-94. Salimos del Hotel Aragón a las 7 de la mañana, en un día despejado y previsiblemente con calor. Después de unos 4 kmts. caminando al lado de la carretera, llegamos a Santa Cilia de Jaca, pequeño pueblo donde no nos encontramos con nadie, probablemente por ser muy temprano. La continuación, durante otros 6 kmts. es por la carretera, soportando el tráfico de camiones, al parecer están haciendo obras en la carretera más adelante, así que nos resulta un poco pesado este trayecto.
Finalmente llegamos a Puente de la Reina, donde hacemos una breve parada y tomar un buen desayuno. Desde aquí parte una carretera que se dirige al norte, hacia los bonitos y solitarios valles del Pirineo, nosotros retornamos nuevamente al Puente y tomamos de nuevo el camino, que en este caso ya transita por zonas mucho más solitarias y agradables. Primero faldea el monte de la izquierda entre matorrales y boj, teniendo, constantemente y desde lo alto, la vista de la ribera del Aragón y en segundo término, Berdún, bonito pueblo asentado sobre un alto y que destaca sobre las llanuras que lo rodean. Continuamos teniendo, más al norte, las cumbres pirenaicas cubiertas por grandes neveros, también destaca un cerro bastante alto, con una ermita en su cumbre, es Nuestra Señora de las Nieves, sobre Salvatierra de Esca y en la entrada a la Foz de Burgui.
El camino llega a Arrés, un pueblo, en la ladera del monte y que está casi deshabitado, tiene una torre defensiva muy deteriorada pero que sobresale entre las casas arruinadas. Seguimos por una pista de tierra, que da muchas vueltas, así que intentamos seguir campo a través hacia Artieda, que vemos a lo lejos. Hemos perdido el contacto con las señales, así que con algunas dificultades, en algunos casos por sembrados, llegamos a Artieda. El antiguo Camino de Santiago seguía por la margen derecha del río Aragón, pero la construcción del Pantano de Yesa y la carretera a Pamplona, recomendaron la continuación por la margen derecha, que es el que nosotros seguimos. A las 2 entramos en Artieda y en el Club Social del pueblo, único bar, comemos de mochila y agradable parada a descansar. El tema de discusión en el pueblo es la ampliación del Pantano de Yesa, según los paisanos, si ya la construcción del Pantano supuso la pérdida de las mejores tierras de cultivo, ahora con el proyecto de ampliación, lo poco que les queda cultivable se verá inundado por las aguas, por tanto se oponen radicalmente a dicho proyecto.
A la salida del pueblo y desde un alto se puede distinguir el Pantano, sus alrededores, los diferentes pueblos que han quedado deshabitados con su construcción y la Sierra de Leyre hacia el norte. Continuamos por la margen izquierda y ahora penetramos en un bonito bosque de robles, así que el camino se hace más agradable, el calor se hace sofocante, a ratos tenemos la vista de Esco, pueblo abandonado, en un alto al lado de la orilla del pantano. A las 6 llegamos a Ruesta, también pueblo abandonado, lo mismo que los anteriores, las mejores tierras fueron inundadas por el pantano. Se está intentando acondicionar algunas de las mejores casas del pueblo para el turismo rural, hay un albergue de la CGT y atendido por dos simpáticas personas, Luis y Meli, dos jóvenes muy ilusionados y serviciales, dispuestos a dar todo lo que tienen para que los que por aquí pasamos seamos atendidos y les recordemos con cariño. Hacemos un recorrido por el pueblo y la verdad, imaginar que hace unos años, este pueblo estuviera lleno de vida y un montón de familias pudieran ganarse la vida dignamente y al final tuvieran que abandonar todo, sus propiedades, recuerdos, vivencias, seres queridos, etc. y marchar a lugares desconocidos para iniciar una nueva vida, que duro.
Imagino
que de vez en cuando regresarán a visitar su pueblo
y sentirán una tremenda pena al verlo así de deteriorado.
Además, debió ser un pueblo con cierta riqueza, su enorme
torre defensiva y sus grandes casas denotan un cierto poder. Meli y Luis nos
sirven de anfitriones, con los que compartimos cena y la sobremesa,
a la que se une un joven francés, que pasa unos días aquí,
hasta muy tarde en que caemos rendidos, la verdad estamos muy cansados. |