CIZUR
MENOR – ESTELLA Kmts. 42
Día 13-6-94. A las 6,30, aún de noche, me levanto, no he dormido casi nada, en el alberque éramos unos 16 y siempre hay quién ronca, otro que hace ruido, etc. En la subida al Alto del Perdón me da un viento frío de espalda, luego en la bajada hacia la otra vertiente y una vez entrada la mañana, la temperatura es bien diferente, hace hasta calor.
En Uterga le he dado la fotografía de Justo Lopez, el simpático paisano que nos invitó a un vaso de vino en el anterior camino, el año pasado, así que la joven de correos me promete entregársela cuando lo vea. Obanos es un pueblo que la vez anterior no pude visitar, le dimos prioridad a la visita a la ermita de Eunate, por tanto Obanos nos lo saltamos, ahora sí que lo puedo disfrutar. Qué bonito es, que casas más hermosas y qué emplazamiento, en un alto y qué vistas alrededor. Como los árboles frutales están en su momento crítico de maduración, las cerezas son una tentación, a la salida de Obanos un paisano está cosechando, me da permiso para que dé rienda suelta a mi tentación, almuerzo completo a base de fruta, incluso reserva para el postre de la comida. Se repiten las referencias a la actriz americana Shirley Maclain, que está haciendo el Camino y me lleva alguna jornada por delante, la alcanzaré pronto. Disfruto de nuevo de los monumentos de Puente la Reina, sus iglesias y puente medieval, ahora el camino lo estoy haciendo mucho mejor que la vez anterior, en los lugares que merece la pena, hago largas paradas, pero en otras zonas, ya sean en el campo o en ciudades, como no llevo la preocupación de perderme, lo hago a buena marcha.
Desde el bonito pueblo medieval de Cirauqui, que por cierto estaba en obras y tenían levantado todas las calles del casco antiguo, el camino está asentado sobre una calzada romana durante unos 3 kmts., tengo ocasión de verificarlo en algunos pequeños puentes sobre regatos de poco caudal. A partir de Lorca el calor se hace sofocante, a las 5 de la tarde llego a Estella.
Me hospedo en un hostal, tengo ganas de dormir tranquilo y una noche entera, así que para ir ganando tiempo, me acuesto una siesta de hora y media, eso para empezar. Paso un rato agradable en una terraza de la plaza y luego a cenar a un asador, al lado de dos peregrinos, uno suizo (Peter) y otro alemán, con breve charla sobre el camino.
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