LAS INVIERNAS - JADRAQUE Kmts. 30 Día 2-5-97. Hacia las 6,30 me despierta el canto de pájaros y perdices, no me extraña que se alegren en un amanecer tan hermoso. Durante 15 minutos me desperezo según va clareando, recojo todas las cosas y a las 7,15 estoy nuevamente caminando en ésta fresca y agradable mañana.
Esta parte de la Alcárria es una enorme llanura donde se pierde la vista, ahora continúo por la carretera hasta un punto donde cruza la antigua Cañada Galiana, bueno klo poco que queda de ella. Algo más adelante cruzo la autovía Madrid-Barcelona en el kmt. 107, para a continuación seguir una carretera hasta Mirabueno, pequeño pueblo en el que ni siquiera entro, pues a la entrada tomo una pista asfaltada a la izquierda que me lleva al cruce con la carretera que se dirige a Sigüenza. A pesar de estar a varios kmts. de la autovía, oigo a lo lejos el rugir de los camiones.
Esta zona es una mezcla de carrasqueras y tierras de cultivo poco productivas, hay mucha piedra. Algo a mi derecha el corte que forma la depresión del río Henares, pero eso lo tendré a la vista algo más adelante. Ahora sigo por un camino entre carrascas que cada vez se hacen más espesas, comenzando a hacer más difícil el camino. Que hermosa soledad y que paisaje más bonito, da gusto caminar en esta agradable mañana. La senda comienza a acercarse hacia la depresión del Henares y descender hacia Castejón de Henares, ahora es cuando tengo enfrente todo el valle del Henares con sus pueblos desperdigados entre los campos cultivados, muy verdes, que bonita panorámica.
Tengo Castejón a mis pies, está situado en un barranco, protegido por los cortados en un protegido semicírculo. Es un pueblo muy acogedor con buenas fuentes y con un hueco en la historia, es mencionado en el Cantar de Mío Cid. En el bar me tomo un café y como siempre, la correspondiente charla con los paisanos. Abandono Castejón a través de una bonita senda que me vuelve a subir a la planicie para continuar, ahora con muchas dificultades, a través de tierras labradas y carrascas, ocupando el camino los matorrales. Al poco rato los alrededores se convierten en bosque abigarrado de carrasca, muy altas, no tengo visibilidad ni punto de referencia, pierdo las señales, cada vez se hace más compacto el bosque, no puedo continuar. Con enormes dificultades intento bajar al valle, el problema es por donde. Se inicia una barranquera y por ella comienzo el descenso, en pocos minutos alcanzo un bosquete de robles, ahora es más fácil caminar.
Acabado el bosque comienza la tierra labrada, estoy en el inicio del valle del Henares. El valle es muy extenso y ancho, las poblaciones están en el medio, a unos 4 kmts. de distancia de donde estoy, todo son campos de labor, el ferrocarril cruza por el centro, cerca del cauce del río.
Decido faldear, salvando las innumerables barranqueras y volviendo a bordear las tierras labradas, cuando llevo andando cerca de dos horas y sin divisar el pueblo de Bujalaro, que según mis cálculos debe estar cerca, veo venir un tractor, me indica el joven conductor el lugar, en una hondonada, donde se encuentra el pueblo.
Tomo esa dirección, ahora a derecho y a través de los sembrados hasta que me encuentro con un camino, lo sigo y me lleva a Bujalaro. Es la 1, me tomo una cerveza y un pequeño descanso a la sombra, hace bastante calor.
Tomo la carretera, que va por la ladera del monte, teniendo todo el valle abajo a la derecha, para dar vista a Jadraque hacia las 2. Su imponente castillo en lo alto de un estilizado cerro cónico y el pueblo abajo, dedicado a la restauración. Muchos restaurantes ofreciendo su plato típico, el cabrito. Decido comer en uno de ellos, lo de siempre, aquello que se masifica pierde calidad, servicio deficiente y precio astronómico. Hubiera comido un buen trozo de queso a la sombra de un árbol en lugar de un comedor abarrotado de gente, mal atendido y a precio de restaurante de lujo. A las 4 me acerco a la estación, el próximo tren para Madrid pasará a las 5,45, llamo a casa y Alberto se ofrece a venirme a buscar, cosa que agradezco, así que a las 5,30 regresábamos a Madrid
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