EL
BARCO DE ÁVILA – CANDELARIO Kmts.
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Día 15-2-02. Tendría cierto sentido que el GR10, siguiendo una variante, desde San Martín de Valdeiglesias tomara hacia la meseta inferior por la vertiente sur de Gredos, es decir por el Valle del Tietar. Esta variante podría unirse a otra que cruzara por el Puerto del Pico descendiendo por las Cinco Villas hasta Candeleda.
A su vez, esta podría unirse, después de recorrer el Valle de la Vera, a una tercera variante que, desde El Barco de Ávila cruzara el Puerto de Tornavacas y por el Valle del Jerte llegara a Plasencia, donde entroncarían las tres variantes y dirigirse, ya en una sola a través del Valle del Tajo, o Tejo en portugués, hasta Lisboa. Estas reflexiones las realizo en el transcurso de la presente etapa, en que tan pronto estoy en la cuenca fluvial del Tajo, como en la del Duero. Hacia las 9 de la mañana la temperatura en El Barco es de cuatro grados bajo cero y un viento helador, ahora aprovecharé los tempranos rayos de sol para intentar visitar y plasmar en mi cámara de fotos unos monumentos que bien merecen el dedicarles una sosegada visita.
En primer lugar asciendo a una zona alta al lado del Castillo de Valdecorneja y así tener una perspectiva cercana, éste está bien protegido por una docena de cigüeñas que vigilan y al mismo tiempo toman el sol en sus altas atalayas. Es una fortaleza que, supongo, defendía un paso estratégico entre la meseta norte y la sur, también es magnífico mirador de toda la comarca. Desde aquí desciendo hasta el Puente Gótico (siglo XIV) de siete ojos y con muy buena conservación, a la salida del mismo se encuentra la Ermita del Cristo del Caño con fuente de tres chorros a la puerta. Como quiera que un paisano, curioseando mientras sacaba las fotos, me indica que a un kilómetro hay un puente, dice de origen romano, llamado de Las Aceñas, hacia el me dirijo por la carretera de La Nava y Tormellas.
El puente, al lado de uno moderno, es de sólida estructura y podría ser, efectivamente de origen romano, permite el cruce del Río Aravalle y podría formar parte de una vía de comunicación que cruzara el Puerto de Tornavacas, pues en el mismo puerto y en su vertiente sur, he podido comprobar en anteriores ocasiones, a través de un hermoso castañar, una calzada bien conservada a tramos. Desde este punto, sobre el puente, hay una bella panorámica del gran puente gótico sobre el Tormes y el Castillo de Valdecorneja al fondo. Regreso nuevamente sobre mis pasos y comienzo a ver las balizas del GR10 que ahora me llevan a cruzar la carretera a Plasencia justo enfrente de la Cafeteria Manila, pasando al lado de dos señales indicadoras, de madera, del GR10. Tomo una amplia cañada con paredes de piedra a ambos lados, la anchura en este comienzo es de entre 15/20 metros, luego se irá estrechando hasta quedar reducida a una mera corredoira. La cañada circula entre la ladera de la montaña y la carretera de Béjar, a unos 50/100 mts. de ésta, distancia suficiente para escuchar el ruido de esporádicos vehículos, pero sin que molesten para el disfrute de la naturaleza.
A ambos lados de la cañada amplios prados con robles y fresnos y en alguno cabezas de ganado pastando plácidamente. Me quedo sorprendido por haber descubierto una vía para el senderismo, mi enhorabuena para quienes la hayan balizado, pues hasta Navacarros no hay pérdida posible, además es bastante llana y recta, ahorrando alguna distancia respecto a la carretera. Habré pasado un montón de veces por dicha carretera y nunca me hubiera imaginado la existencia de esta calzada, que suerte poder realizar el trayecto entre Béjar y El Barco de Ávila en poco más de 6 horas y por un camino tradicional, disfrutando de un hermoso entorno y de una relajante placidez.
He iniciado el trayecto hacia las 10 y al poco rato llego a la Ermita de la Concepción con un crucero a su puerta, El Losar se ubica a escasos metros, al otro lado de la carretera, puedo escuchar los ladridos de perros y los típicos sonidos agrícolas, alguna vaca, el tractor, etc. En algunos puntos la calzada está inundada por el agua produciendo un enorme barrizal, por suerte el hielo lo ha endurecido y por tanto no tengo ningún problema, en otros puntos hay pontones de piedra para su cruce, si recomiendo a quien quiera realizar el trayecto venga con el calzado adecuado, de no ser así terminará embarrado hasta los tobillos. Paso muy cerca de una aldea, Casas de la Vega donde no parece que viva mucha gente, no se oye ningún ruido y muchas casas parecen deshabitadas.
En la falda de la montaña hay una cantera, las máquinas están trabajando y hacen mucho ruido, le están comiendo un buen trozo a la ladera y los escombros la dejan bien marcada. Los rayos del sol iluminan el pueblo de Gilbuena y su “teta” en la ladera de enfrente, pasaré a un par de kilómetros de distancia. A partir de los 1.800 mts. de altura está cubierto y puede estar cayendo algún chubasco de nieve, pues en la base de la Peña Negra de Becedas he podido ver alguna zona blanca. Poco antes de llegar a Palacios de Becedas el camino se convierte de nuevo en el cauce de un arroyo, por tanto a ir sorteando el abundante caudal y al llegar al pueblo y recordar que hace muchos años había una panadería donde comprábamos unos exquisitos dulces, allí me dirigí, aún continúan la tradición, la Panadería San Pedro sigue haciendo las perronillas, mantecadas, bollos, etc. para chuparse los dedos, así que lleno la mochila con un surtido y sigo mi camino.
Aún seguiré por el margen izquierdo de la carretera, según mi dirección, durante otro kilómetro, aquí y antes de llegar a Becedas, la calzada cruza la carretera donde hay un viejo tronco de unos 5 mts. de altura y en su final un gran nido de cigüeñas, la pareja me permite hacerles una foto y a continuación alzan el vuelo y permitirme el paso por debajo. Nuevamente la senda se convierte en arroyo durante 500 mts. hasta llegar al arroyo que cruza Becedas, aquí las balizas obligan a cruzarlo, pero habría que descalzarse y pisar los rollos, martirio para pies, además las heladoras aguas hasta las rodillas, ni mucho menos, unos metros más arriba está el puente de la carretera y vuelta a descender por el otro lado, también, esto lo vi después, otro puente más abajo hubiera permitido el cruce sin dar ninguna vuelta. A la entrada de Becedas hay letrero de madera indicador GR10.2, abandono el lugar por la parte baja y dirigirme hacia la Ermita que está en un alto, el camino se dirige a San Bartolomé de Béjar.
Algo
antes de llegar a San
Bartolomé hay
un crucero solitario al lado de la cañada y otra vez el camino
embarrado por el cauce de otro arroyo, este algo maloliente. Cruzo San
Bartolomé de lado a lado y al final, en la
parte alta, donde hay un pequeño puente sobre el arroyo que lo atraviesa, tomo de nuevo
el camino que a ratos está empedrado y me lleva a una vieja casa
que llaman El Ventorro, al lado de la carretera,
la cruzo y comienzo un inclinado ascenso, ahora por una senda
con mucho
matorral, por la
derecha hay un pinar y por la izquierda comienzo a ver el
trazado de la carretera que asciende a las pistas de esquí de La
Covatilla.
Voy tomando altura y echo la vista atrás, aparece el pueblo de
Neila de San Miguel y más al este, a lo lejos, Piedrahita y
las faldas de la Sierra de Villafranca,
estoy llegando al collado a 1.300 mts. de altura, en este
punto vuelvo
a pisar la
cuenca hidrográfica
del Tajo que había abandonado en el collado cercano al Parador
Nacional de Gredos. Desde aquí tengo Béjar a
la vista, Las Hurdes, La Peña de Francia y
más cerca la Peña
Negra de Béjar, Candelario aún no lo veo, está algo
a la izquierda y tapado por un cordal que baja de la Peña Alaiz,
abajo Navacarros, también los Picos de
Vallejera enfrente. Cruzo
la nueva carretera que asciende a La Covatilla,
vaya autopista, no han escatimado medios, aunque en su año de inauguración no
ha habido suerte, la nieve no ha sido abundante para el esquí.
El camino baja a derecho hacia Navacarros donde
llego hacia la1,30, ahora tomo la carretera de Candelario y
en el Alto
de los Pollos disfruto de
los conocidos alrededores. En poco rato me pongo en Candelario y
a las 3 termino la fría jornada. Con esta etapa y a falta de otras dos
entre La Peña de Francia y Aldea del
Obispo, terminaré el
itinerario entre Puçol (Valencia)
y la frontera portuguesa. |