PRÓLOGO
No
me cabe la menor duda de las dificultades a las que se tuvieron que
enfrentar
los ingenieros romanos para elegir alguna zona de paso entre
la meseta y la vertiente cantábrica de la cordillera. Especialmente
en el tramo comprendido entre el Puerto de Leitariegos y el Puerto
de Pajares, los tremendos desniveles que producen los barrancos de todos
los ríos, sus estrechos y escarpados cauces, los retorcidos cordales
con abismos y profundidades en ambas caras, además de la abigarrada
vegetación, debieron ser complicaciones muy difíciles de
resolver para construir algún vial transitable entonces.
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Camín Real de la Mesa |
Ahora, a la vista del itinerario de la Calzada Romana o Camín
Real de la Mesa, me doy cuenta de que su elección fue la mejor
posible, pues es un cordal relativamente suave y sin grandes complicaciones
o barreras. También el abandono de dicho cordal, a través
del Puerto de San Lorenzo y la continuación del vial a través
del Cordal de Porcabezas en dirección a Grado, aparece como la
decisión más adecuada.
El paso por el Cordal de la Mesa lo realizaron uniendo los diferentes
collados o pasos, trazando la calzada unas veces por la ladera de oriente
y otras por la de poniente, evitando varias zonas muy escarpadas en
las zonas altas. Fueron ganando el desnivel con sorprendente suavidad,
de
tal forma que solo realizaron los clásicos tornos o zig-zag en
escasos puntos y en estos solamente un par de giros radicales, el resto
del trazado es de una rectitud increíble.
Lo mismo ocurre por el Cordal de Porcabezas, la calzada discurre por
las lomas suaves uniendo los collados unas veces por la vertiente del
Río Pigüeña y otras por el Río Teverga, pero
sin descender más que los metros necesarios para no perder altura
y seguir la orografía con verdadera sabiduría y técnica.
El Puerto de la Mesa se halla a 1.794 metros de altura y Grado a unos
100 metros, por tanto la pérdida de nivel, de 1.700 metros, en
una distancia cercana a los 60 kmts. la consiguieron hacer por el único
lugar posible, para que el tránsito fuera factible y rápido
para la época.
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San Martín de Ondes |
El camino empedrado que seguí, desde Belmonte de Miranda hasta
la aldea de Dolía, no me cabe la menor duda de que fue un ramal
de descenso al Valle del Río Pigüeña, donde hay una
fragua romana y minas de oro de origen romano. Este bello camino que
cruza un hermoso y abigarrado bosque, desciende de los más de
800 metros de altura hasta los 200 metros en una distancia mínima,
otra obra de los ingenieros romanos ante la que me descubro, pues a pesar
de los más de 2.000 años de su construcción, ahí sigue,
algo perdido entre la vegetación pero debido a su nulo uso.
Ha sido un hermoso recorrido por la divisoria de los ríos Pigüeña y Teverga, desde donde he tenido ocasión de ver las aldeas en
las faldas de las montañas, los bellos bosques de hayas, acebos,
espinos, robles, castaños, etc. las escarpadas montañas,
los verdes prados y las típicas brañas o teitos. Cuando
avisté, a 1.500 metros de altura, las moles del Cordal
Cantábrico entre Peña Ubiña y el Puerto
de Leitariegos, picos casi
todos ellos conocidos y pisados, fue un momento realmente emocionante.
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Valle del Río Pigüeña |
Este itinerario, del ahora denominado GR 101 y balizado, no sé si
en su totalidad, con las pinturas blanca y roja, lo habitual es realizarlo
entre Torrestío (León) y las cercanías de Grado (Principado
de Asturias), probablemente para hacerlo más fácil,
pues una vez en el Puerto de la Mesa, casi todo el trayecto es en descenso.
Yo, sin embargo, lo haré al contrario por motivos de logística,
me ha sido más fácil el acceso desde Oviedo y el regreso
desde León. Pero he tenido que pagar un precio muy caro, la dureza
del recorrido ha sido muy fuerte, sobre todo el primer tramo entre Belmonte y la aldea de Dolía, más de 600 metros de fortísimo
desnivel y el resto, siempre en ascenso.
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Retrospectiva desde el Altu´L Moru |
BELMONTE
DE MIRANDA – TORRESTÍO Kmts. 46
Día 27-6-03. Los 20 kmts. que separan Cornellana de Belmonte
de Miranda los realizo cómodamente sentado en un taxi y en amena
charla con la conductora, quién me va explicando interesantes
cosas de los alrededores, como la búsqueda de oro en la actualidad
y el descubrimiento de dichas explotaciones de épocas romanas.
También la fragua romana que pasamos al lado del Río Pigüeña,
la mejora de las vías de comunicación actuales, las recónditas
aldeas de estos alejados y hermosos valles, etc. etc. Total que los 20
minutos del viaje se me hacen un suspiro, así que a las 8,30 de
la mañana, con mucha emoción, tomo un camino que parte
de la trasera de la iglesia de Belmonte (200 mts. de altura) y comienzo
el inclinado ascenso hasta pasar algunas casas en las laderas de la montaña,
a partir de la última, el camino cementado se convierte en empedrado,
origen de su construcción hace miles de años. Comienzo
a tener amplias vistas de los alrededores, abajo Belmonte, valle arriba,
valle abajo y las laderas cubiertas de hermosos bosques de avellanos,
robles, acebos, tilos, fresnos, castaños, etc. etc. de un verdor
resplandeciente.
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Aldea de Montovo |
La vegetación se ha adueñado del camino, zarzas, ortigas,
piornos, matorrales que al estar empapados de humedad, la descargan en
mis piernas y botas, con las ortigas habré de tener cierto cuidado,
su roce provoca una urticaria muy fuerte y dolorosa, como compensación,
la temperatura es la ideal para caminar, un fresquito agradable y relajante
que me permite ascender con cierta alegría. Voy bordeando el Pico
Cervera, una escarpada mole con paredes verticales que luego veré desde
zonas más altas y que ahora no puedo apreciar, el camino penetra
por el Arroyo Covasil entre un espeso bosque en ambos lados del barranco,
comenzando un ascenso muy inclinado. No puedo por menos recordar, unas
horas antes, en la estación de autobuses de Madrid, un infernal
barullo de gente, autobuses, ruido, iluminación, contaminación,
sofocos, etc. etc. con lo que estoy viviendo en estos momentos, absoluta
soledad, atmósfera pura y transparente, murmullo de fondo de agua,
cascadas, pájaros, olores y perfumes de plantas, árboles,
bosque y naturaleza, un verdadero contraste, es como haber cruzado una
frontera abismal, de un mundo a otro en pocas horas.
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Valle del Ríu Llagar - Aldea de Orderías |
Hacia los 600 metros de altura, el sol penetra a través del espeso
bosque de hayas y sus rayos, al calentar las zonas húmedas, comienzan
a desprender el vaho o vapor a través de las hojas de los árboles,
al mismo tiempo la luz ilumina la penumbra del bosque, el día
y la claridad han llegado a esta zona umbría del barranco. El
sonido, algo lejos, de las esquilas de las vacas y ovejas, me anuncia
la cercanía de la aldea de Dolía, además los prados
y corredoiras me indican que me voy acercando a una zona cultivada y
poblada. Aún habré de pasar algún trozo embarrado,
esa mezcla de barro y excrementos de vaca que produce una masa compacta
y “perfumada” que no hay forma de evitar.
En un instante me veo metido de lleno en el caserío de Dolía,
en el corral de un anciano matrimonio que aún pervive en esta
alejada y remota aldea. Se halla Dolía a 822 metros de altura,
he caminado 4,5 kmts. en poco más de una hora, cosa que sorprende
al paisano, dice que nunca había sabido de alguien que hubiera
subido desde Belmonte hasta Dolía en una hora. Me indica el paisano
la salida del pueblo por detrás de la iglesia, donde da comienzo
el Camín Real, no obstante me indica, deberé tener cuidado,
pues no hay indicaciones y podré perder mi ruta con facilidad,
cosa que compruebo en los próximos metros.
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Puerto de San Lorenzo-Al fondo Peñanegra |
Doy inicio, por tanto, al trazado del Camín Real de la Mesa, que
en los primeros pasos me hace dar un amplio rodeo al tomar un camino
equivocado, dando razón al paisano de Dolía, de que me
confundiría con facilidad. Gracias a la ruta trazada en el GPS,
que me indica voy en el rumbo equivocado, así que giro en 90 grados
hacia el SO, hablando en términos náuticos y retomo de
nuevo mi ruta en la amplia collada llamada La Corredoira, donde se inicia
un camino de tierra amplio. En la confianza de que voy en el camino correcto,
sigo por él para pasar un collado y dar vista a un bello pueblo,
San Martín de Ondes, abajo en las laderas de la montaña,
del otro lado del valle, la Sierra de Arcello y otros pueblos desperdigados
en sus laderas, un bello panorama. Cuando estoy contemplando los alrededores,
una perdiz sale asustada a pocos metros, sus polluelos, una docena al
menos de recién nacidos perdigones, corren en estampida para refugiarse
entre los matorrales, alguno casi a mis pies.
Consulto el GPS, pues el camino comienza el descenso a San Martín
de Ondes y ese no es mi destino, veo que tampoco en esta ocasión
voy en la dirección correcta, vuelta atrás unos 500 metros
hasta un camino que sale a mi derecha, ahora, para tomar altura y dirigirse
al Cordal de Porcabezas, cuya cumbre sobresale en las alturas. No habrá una
tercera ocasión para perder el rumbo, ahora tendré mucha
más precaución y seguiré la ruta trazada en el GPS,
que me indicará con toda exactitud y precisión la dirección
a seguir.
Cruzo el Alto del Mouro, los nombres tienen unas reminiscencias
muy claras, y sigo en las laderas este del Porcabezas hasta la
vieja
y desvencijada
venta a sus pies con buena fuente. Estas ventas tuvieron una finalidad
en épocas pasadas, cuando el aprovechamiento de este vial lo fue
para los movimientos del ganado y rebaños en su ascenso y descenso
a los puertos y brañas, con lo que el tráfago de animales
y personas, entre los meses de primavera y otoño debió ser
importante. Los vaqueiros y pastores permanecían en las montañas,
al lado del ganado, cuidando las crías, ordeñando, haciendo
el queso, etc. etc., durante varios meses, por ello la abundancia de
majadas, brañas, casetas, cuadras, ventas y demás construcciones
características del aprovechamiento ganadero de la media montaña.
Dejo por mi derecha, las Peñas Negras, que son unas formaciones
escarpadas y oscuras, para seguir ahora por las suaves lomas del Cordal
de Porcabezas con buenas vistas a ambas cuencas hidrográficas
y los pueblos en sus laderas. Por mi derecha Montovo y Llamoso por la
izquierda Noceda, Tolinas y Las
Villas, destacan también los cordales
que cierran ambos valles, Sierra de Montovo y Picurredondu.
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Majada de la Corra |
Comienzo a ver unos hitos formados por tres bloques cuadrados,
casi todos ellos caídos en el suelo, con leyendas del lugar de ubicación
y flechas indicando los pueblos de ambos lados, también una imitación
moderna de los miliarios romanos, con indicación de los kilómetros
desde el comienzo en Torrestío. El primer hito que encuentro es
en La Furcada, una especie de collado, los seguiré encontrando
en puntos concretos a lo largo de la calzada o camino.
Según voy tomando altura a través del cordal, una fresca
y agradable brisa que sopla de oriente va atenuando el esfuerzo que realizo
al ascender. Voy cruzando la Sierra´L Contu hasta el Collado
el Gamón, aquí termina una pista que viene desde Montovo,
a mi derecha abajo en el valle. Tomo un fuerte ascenso dejando a la izquierda
el Picu la Berza para cruzar un lugar llamado L´Acebu, nombre muy
apropiado pues hay un bosque de bellos acebos en la ladera. Una gran
yeguada con muchas crías pastando en la placidez de estos hermosos
y apacibles collados con mucha hierba y una agradable temperatura. Bellísimas
mariposas de hermosos colores como nunca había visto se posan
y levantan el vuelo a mi lado y por las verdes praderas.
En la zona llamada Valmaría y Pouza el
Sal, el camino se convierte
en calzada empedrada durante varios metros, mostrando su origen romano,
pasando rápidamente a otro collado amplio llamado Prau
Cueiru,
por la derecha un camino desciende hasta la aldea de La
Bustariega y
por la izquierda otro camino lleva a la aldea de Taxá. Un cartel
indicador del GR 101 marca “Al Puerto de San Lorenzo 2,15 horas”,
también una flecha hacia La Bustariega, llego al Alto
de la Celada con vistas al Valle del
Riu de Llagar y la aldea Orderías, abajo
al lado de la carretera, pero 300 metros por debajo de mi camino y en
el monte enfrente, una antena repetidora, es el Alto
de Mirandiella.
Comienzo un ligero descenso por la ladera hasta llegar a una
fuente, por fin, Fuente el Camín con fresca agua de la que bebo hasta
casi reventar, además completo las cantimploras y hago un breve
descanso a la sombra y frescura de la vegetación, son algo más
de la 1,30, ahora el camino es amplio y alfombrado de hierba rodeando
el monte para dar vista al Puerto de San Lorenzo.
A las 2,20 llego al Puerto de San Lorenzo por donde cruza una
carretera que asciende desde al valle del Riu de Llagar y por
el otro desciende
hacia el Val de Carrana y Teverga. Dos coches aparcados en el
puerto pero nadie por los alrededores, la altura es de 1.353
metros, he
caminado hasta aquí 25 kmts. en 5 horas efectivas y 5,50 horas totales.
Continúo la calzada ahora en ligero ascenso para cruzar un bello
abedular, las hojas resplandecientes por el sol y a su agradable sombra,
la subida se me hace muy cómoda hasta llegar a la Venta
de Piedraxueves,
unas casas algo deterioradas y utilizadas para el ganado, son ahora amplios
praderíos con muchas vacas y yeguas, tomo por la ladera de la
Punta del Michu, un pico de 1.644 mts. de altura y en ligero ascenso
llego al Collado de la Fuexa dando vista a las cumbres del cordal cantábrico
en la zona de Somiedo, también por la izquierda asoma Peña
Ubiña y sus crestas. Desde el Collado
el Xuego la Bola, a 1.624
mts. de altura puedo ver un amplio panorama de cumbres, Picos
de la Mortera,
Calabazosa, Peñaorniz, Morronegro, etc. etc. también los
profundos valles de Saliencia, Somiedo y la Hoz
de la Estrechura en el
ascenso al Puerto Ventana.
Comienzan a entrar las nieblas por las laderas norte cubriendo
las cimas, eso sí, se mueven con rapidez por el fuerte viento y tan pronto
aparecen como desaparecen. En otras circunstancias me hubiera puesto
algo nervioso, pero con el apoyo del GPS marcándome la ruta con
absoluta precisión, la verdad es que voy muy tranquilo, aún
si las nieblas me envolvieran completamente no tendría ningún
problema en seguir el camino.
Cruzo la Braña de la Corra, un conjunto de cabañas o teitos
restauradas con la techumbre vegetal de retamas secas, donde los vaqueiros
cuidaban del ganado en el verano, ordeñaban las vacas y hacían
el queso, estos grupos de cabañas son muy habituales por la zona
y las veré desde lo alto en los prados y áreas de pastizales
y campas. En estas laderas de Peñanegra vuelve a aparecer la calzada
empedrada en un largo tramo hasta el ascenso a La Sedernia en lo alto
del cordal y a 1.642 mts. de altura, donde las nieblas me envuelven completamente,
húmedas y muy frías, veo, cuando el sol las ilumina, las
Morteras de Ordiales y las Morteras
de Saliencia, sus cabañas
en los amplios prados brillando con el sol. En este último tramo
hay varias fuentes y altas retamas que han sido cortadas a lo ancho de
unos 3-4 metros de anchura para limpiar el camino.
A las 5 de la tarde llego al Puerto de la Madalena a 1.575 mts.
de altura, he caminado 36 kmts. en 7,20 horas efectivas, 8,30
horas totales, hay
un letrero indicador del PR AS104 con flechas de dirección. Desde
aquí podría descender al pueblo de Saliencia en cuestión
de 30 minutos y al pueblo de Barriu, en el otro valle paralelo en una
hora aproximadamente. Todo esta largo cordal se denomina Montes
de Carroceda,
desde el Cuernu L´Aguil se desprende una escarpada pared que termina
en la Peña Negra de Torce en el valle de mi izquierda. Sigo ascendiendo
hasta el llamado Collado del Muru y continuar ya por la Braña
de la Mesa y Foz de los Arroxos, ahora por zonas de praderas verdes y
lugares ya conocidos. En las cabañas de la Mesa hago una breve
parada para abordar el último tramo de la calzada, las nieblas
siguen persistentes y en el último tramo de praderas he de guiarme
por el GPS pues las intensas nieblas no me dejan ver a 10 metros y además
las praderas han cubierto el camino completamente, no me desvío
de mi ruta ni un metro. A corta distancia, sobre una roca enfrente, un
alimoche está posado dándome la espalda, no se da cuenta
de mi presencia hasta que llego a pocos metros en que levanta el vuelo,
es enorme.
A las 6,15 llego al Puerto de la Mesa bajo intensas nieblas,
1.781 metros de altura, he caminado 41,5 kmts. en 8,25 horas
efectivas,
tiempo total
9,46 horas, cruzo la alambrada que separa el Principado
de Asturias de León y comienzo el descenso hacia Torrestío. En el camino
de bajada las temperaturas no deben superar los 10/11 grados, siento
que se me enfrían las manos, las nieblas me acompañarán
también en este último tramo de descenso hasta Torrestío donde llego a las 7 en punto.
Datos del GPS: Kmts. recorridos 46. Tiempo en movimiento 9,13
horas. Tiempo parado 1,21 horas. Tiempo total empleado 10,34
horas. Media
en movimiento 5 kmts. hora.
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