UNDUÉS DE LERDA – JAVIER – LEYRE – BURGUI
Kmts. 40
Día 10-6-95. Me resulta algo difícil realizar esta crónica a la una y media de la mañana en Burgui en el Hostal el Almadiero, después de una excelente cena y larguísima sobremesa con el joven matrimonio dueño del hostal y otra pareja de amigos. Comenzaré por el principio, que me parece fue hace una semana por lo intenso y largo del día. Después de una noche de apacible sueño en el Albergue de Undués, a las 7,15 de la mañana me levanto y hago un pequeño recorrido por el pueblo, desde un alto intento divisar la calzada romana que accede al pueblo por donde viene el Camino de Santiago, luego a las 8 con un fresquito de primavera, me pongo a caminar hacia Javier, que voy divisando a medida que avanzo. Abandono el Camino de Santiago, que se dirige a Sangüesa y tomo por una carretera hacia la derecha para llegar al Monasterio de Javier a las 9, me encuentro a un sacerdote a la entrada y me hace las recomendaciones pertinentes para la visita al lugar y como lo primero es el alimento del cuerpo, no he desayunado todavía, me indica dos lugares donde lo puedo hacer.
El primero es una posada de cierto lujo, el encargado está a la puerta, me mira de arriba abajo con cierto desdén y me dice que la cafetera aún no la ha encendido, como el chiringuito algo más adelante todavía no está abierto, o es en la posada de lujo o nada que hacer. Como a la primera nunca me rindo, insisto, tardará mucho la cafetera en encenderse?, viendo que no me convencerá fácilmente, me invita a entrar, sale una señora, que luego supe era su esposa, y me pregunta si me gusta el café de puchero, es mi preferido le contesto. Total que con mi aspecto un tanto rústico me sientan en el elegante comedor de los huéspedes, una vez bien instalado comienzan a servirme un opíparo desayuno a base de zumo de naranja, magdalenas, tostadas, etc. Como me siento abrumado, la señora me pregunta de donde vengo, para donde voy, etc. Al término del desayuno, pago la cuenta y muy bajito me dicen que 450 pts., supongo que aquello costaba por lo menos el doble. Me despido atentamente y dándoles las gracias, asegurándoles que me acordaría de ellos durante un tiempo, la situación fue realmente curiosa. Ahora hago una detenida visita al Castillo de Javier, reconstruido no hace mucho tiempo y a continuación, a través de una carretera y un puente cruzo el río Aragón y me dirijo a Yesa. Hay varios cerezos en el camino, así que hago varias paradas a comer el rico fruto, también hago un ligero desvío para ver el hermoso y algo deteriorado puente al que le falta un arco producto de una gran crecida, por donde cruzaba la cañada antiguamente el río Aragón, unos dicen que el puente es romano, otros que medieval, no me pude acercar demasiado, unas edificaciones dificultan el acceso.
Cruzo el pueblo de Yesa y me dirijo a la carretera que asciende al Monasterio de Leyre, un grupo de ciclistas sube al mismo tiempo y me pico con los más rezagados y con muchas dificultades, cuando les alcanzaba aceleraban con todas sus fuerzas. A las 11,30 llego al Monasterio, visito de nuevo la cripta, fue lo que más me gustó la vez anterior, las chicas de la entrada muy atentas me dejan entrar sin pagar, por aquello de ser peregrino. A las 12,30 sigo la marcha, ahora me espera una fuerte subida hasta el Portillo de la Cerrada, para pasar a la ladera norte de la Sierra de Leyre. Vuelvo a disfrutar de las magníficas vistas del Pantano de Yesa, Peña Oroel, Sierra de Peña, Valle del Aragón, extraordinario mirador. El lado sur de Leyre tiene unos pronunciados cortados, sin embargo la ladera norte es muy suave con bosques de haya y boj, y muy verdes praderas. El ascenso al Portillo es muy inclinado pero al mismo tiempo agradable a la sombra de los árboles, son bien visibles las señales que han dejado las ovejas, no sólo las bolitas negras sino la parte arrasada del terreno que van pisando. Antes de llegar al Portillo me paro a comer y al mismo tiempo a disfrutar del panorama con el Monasterio ahora abajo en la ladera verde. Una vez arriba se ven claramente los Pirineos y sobre todo la parte del entronque navarro-aragonés, algunas cumbres con bastante nieve, enfrente la Sierra de Illón, a la izquierda la depresión que forma el río Salazar donde se sitúa la Foz de Arbayún y a la derecha la del río Escá y la Foz de Burgui, además del Santuario de la Virgen de la Peña en lo alto de uno de los cortados muy cerca de Salvatierra de Escá y enfrente destaca el cerro El Borreguil.
Tengo que hacer una larga bajada a través de un desmonte, que no sé si es una pista o un cortafuegos, hecho a lo bestia con grandes máquinas removiendo todo lo que encuentran a su paso, hasta el Collado de la Tejería por donde pasa una carretera y donde hay unos hermosos prados, en uno de ellos me tomo un merecido descanso. La carretera baja al pueblo de Castillo Nuevo en la falda sur del cerro El Borreguil y por el otro lado se dirige a Bigüezal. Retomo la cañada de nuevo para ascender al Portillo de Ollate y nuevamente me encuentro con el desastre que están haciendo las máquinas roturando la Cañada, dándole la vuelta a todas las piedras, arrancando todo lo que encuentran a su paso, una verdadera salvajada que no parece tener sentido. A la salida del Portillo tomo una pista a la derecha y cuando llevo andados unos 500 mts. intuyo que la pista se juntará o cruzará la Cañada y que imagino va por un pequeño valle en la misma dirección que la pista. Efectivamente en unos pastizales vuelvo a ver las señales de las ovejas, las bolitas negras, de nuevo sigo la cañada después de algo más de dos kilómetros algo despistado, ahora va por toda la loma hacia el Puerto de las Coronas. Tengo una impresionante vista de la Foz de Burgui, imponente tajo excavado por el río Escá en su bajada hacia el sur a encontrarse con el Aragón. Al fondo y cada vez más cerca las cumbres pirenaicas que ya me parece poder tocar con las manos.
A las 6,30 llego al Puerto de las Coronas donde me mezclo con un grupo de excursionistas navarros pertenecientes a una Asociación de Amigos de las Cañadas poniendo de manifiesto nuestra protesta por el atentado que realizan contra la cañada por la roturación con grandes máquinas. La bajada a Burgui la realizo a través de un sendero que me lleva directamente y de forma muy pronunciada, pero a la vez muy rápido por todo el bosque, haciendo el recorrido en unos 45 minutos. Desde un alto diviso el pueblo al lado del río y con su bonito puente medieval a la entrada. En el “Rincón del Amor”, lugar de reunión de los 8 o 10 solterones del pueblo, hago una parada a charlar con ellos, luego en la plaza del pueblo entro a tomar una cerveza en el bar, enrollándome rápidamente con los paisanos, uno de los cuales hizo la mili en Ceuta en el Cuartel de Caballería al lado del de Intendencia donde yo estuve. Ahora el problema del hospedaje, una fonda está cerrada y la otra en obras, a ésta última me dirijo, un joven con barba termina sus trabajos a la entrada del Hostal el Almadiero. Le pregunto si puedo pasar la noche, me responde que no está acondicionado, le insisto en que no tengo donde dormir y al final me facilita una habitación, algo desarreglada, pero estupenda. Me dice que su esposa pondrá la cena en media hora, gustosamente me apunto. Bajo aseado, somos el matrimonio, otra pareja joven y un bebé. Ceno en familia, casera, agradable y acogedora, charlamos animadamente hasta pasada la una, José y Yolanda son un encanto. Añadiré otros amigos a mi larga lista.
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