PEÑAFIEL – SARDÓN DE DUERO Kmts. 40

Día 15-11-94. Me levanto temprano, como siempre, y a las 7,30 salgo de Peñafiel, nuevamente el día muy bonito, aunque la mañana, a estas tempranas horas, está bastante fría, más tarde tendré que irme quitando la ropa. Desando el trayecto que caminé ayer por la tarde hasta Curiel, donde llego en algo menos de una hora. Hago una visita al pueblo, al que le empieza a dar el sol por la parte alta, al estar en el valle por debajo de la meseta tarda algo más en amanecer. Es un pueblo medieval construido alrededor del castillo que fue de Dª Berenguela, hoy día solo se conservan en pié las murallas, el interior está derruido.

Curiel - Rollo Medieval

A la salida de Curiel tomo de nuevo una pista de concentración hasta Pesquera de Duero, pueblo famoso por apreciados vinos tintos. Antes de entrar en Pesquera hay varias bodegas muy antiguas, bajo tierra, todas ellas abandonadas, ya en el pueblo las modernas y grandes cosechadores y embotelladores de famosas marcas comerciales. En una de las bodegas, a la salida, compro una botella de buen tinto para acompañar el almuerzo de varios días, también entro en una fábrica de dulces artesanos, donde compro una cajita de 6 piezas de “ciegas”, un típico dulce del lugar. El dueño, que tiene ganas de charla, me da a probar las especialidades y nos enrollamos a charlar un buen rato. Me dice que tiene vendida toda la producción a El Corte Inglés, dice que no le interesa aumentar el negocio.

Curiel de Duero

Continúo la senda que se termina en el final de una pista, ahora tengo que ir a campo través por unos sembrados, pierdo las señales, así que cruzo a derecho en dirección a una gran finca que veo enfrente. Es la Finca de los Canónigos, también famosa por sus buenos caldos, un trabajador me recomienda ir hasta la carretera para, al cabo de un kilómetro, tomar un camino a la izquierda. Así lo hago para al final llegar al Monasterio de San Bernardo, con intención de visitarlo por dentro, pero para mi sorpresa, el sacerdote que lo enseña vive en Tudela de Duero y hoy, casualmente, no ha venido. Don José María, según me dicen, es párroco de 4 pueblos y anda muy ocupado. El Monasterio Cisterciense es muy bonito y está bien conservado, por fuera, próximamente lo visitaré al completo. Me tomo un breve descanso en la taberna del pueblo de San Bernardo, donde soy invitado a un vaso de vino por los paisanos con los que charlo durante un buen rato, el tabernero es un tipo muy simpático.

Monasterio de San Bernardo

Continúo el camino y al cabo de unos 30 minutos me paro a almorzar al lado del río con un calor sofocante, un trocito de chorizo con pan y unos tragos de buen vino completan una relajante parada escuchando el murmullo del agua y el canto de los pajarillos. Llego a Valbuena de Duero, pueblo solitario, ni un alma por los alrededores, enfrente las famosas viñas donde se producen los caldos Vega Sicilia. De nuevo por pistas de concentración y alguna carretera, atravieso Olivares, otro pequeño pueblo y a la salida me encuentro con un pastor y su rebaño, quién me indica el lugar donde se halla una buena fuente con agua bien rica y abundante chorro, cuando la encuentro bebo buenos tragos y lleno la cantimplora. Cruzo la Granja de Sardón, con muchos establos y corrales, en una vega con sembrados de zanahorias y alfalfa. Hacia las 6 de la tarde y después de cruzar el Duero por un puente peatonal, entro en Sardón de Duero. Hasta ahora he bajado siempre por la ribera derecha del río. Comienza, como todas las tardes, una espectacular puesta de sol para contemplar sin pestañear, únicamente que es muy fugaz.

Monasterio de San Bernardo

Me hospedo en un hostal de la carretera, voy derecho a la ducha y sorpresa, no sale agua. Me dicen que hay una avería en las conducciones generales del pueblo y las están arreglando, me podré duchar después de cenar, antes de acostarme. La cena la hago en el hostal, estilo señorito, un magnífico menú del día por poco más de 1.000 pts. sin que falte el buen asado y el buen vino de la tierra. Antes de las 11 durmiendo como un bendito.