SARDÓN
DE DUERO - PUENTEDUERO Kmts. 45
Día 16-11-94. Como todas las mañanas, la salida la hago bien temprano, a las 8 salía de Sardón, hoy bajo una espesa niebla, pero preludio de otro día soleado. Antes de llegar a Peñalba, que es una granja, el camino sube a un alto para superar una fuerte curva del río, donde ha formado un fuerte cortado en el monte. Desde el alto hay una bonita vista del valle y los meandros que ha formado el río, al mismo tiempo que las nieblas comienzan a ascender y el sol penetrando a través de ella. Nada más pasar Peñalba, la senda se arrima a la orilla, pues en esta parte, el río ha ido horadando la montaña hasta dejarla cortada casi verticalmente, pudiendo verse con nitidez los diferentes estratos que determinan las crecidas y cambios en el curso del río a través de los tiempos. Esta parte, aunque pequeña, es la más salvaje del curso por la provincia de Valladolid, el acceso es muy difícil, es una pequeña parte de terreno entre la meseta, un fuerte cortado y la orilla, sin que haya cerca ningún puente ni carretera. Así pude ver muy de cerca, cigüeñas, liebres, patos y otras aves acuáticas. Más adelante, antes de llegar a Tudela de Duero, el valle ha cambiado, se ha abierto casi completamente, solo se ven en su margen derecha unos montículos aislados que poco a poco desaparecen. Ahora sin valle definido, han desaparecido las viñas, ahora es la remolacha el cultivo preferente. Cruzo Tudela hacia las 12 y algo más adelante, antes de entrar en la finca de Fuentes, hago una parada a almorzar.
Continúo
para entrar en la finca a través del camino de Fuentes,
con alambradas a los dos lados, entre robledales y carrascas de encina,
típicas
de las dehesas castellanas. Según leo en la guía, en la
finca hay toros bravos, por tanto voy un poco avisado y precavido. El
poblado de Fuentes de Duero está en ruinas, alguna edificación
está aprovechada para estabular ganado. Continuando el cruce de
la finca, que es muy grande, me encuentro con dos obreros que están
quemando rastrojos. El mayor, Andrés alias “Curri”,
con muchas ganas de charla, el compañero era sordomudo y andaba
a su tarea. El Curri me contó sus litigios con la dueña
de la Finca, Dª Tarcisia, después de trabajar para ella durante
40 años, no hace sino controlarle y fastidiarle. Bien es cierto
que el Curri tiene pinta de algo rácano, y según el mismo
reconoce, escurre el bulto siempre que puede. Simpático personaje
el Curri, con sus historias se podría llenar un libro. En principio
tenía previsto quedarme a dormir en Puente Boecillo,
pero al ser muy temprano, decido continuar hasta Puente Duero que
no está muy
alejado. Sigo la senda con alguna dificultad una vez pasada la Finca
Abrojos. Antes de llegar a Puente Duero,
al pasar un puente sobre la vía del tren, 7 chicos de entre 15 y 20 años con pinta
de gamberretes, tenían un montón de enormes piedras con
intención de lanzarlas al paso de los trenes. Les recriminé su
diversión, cuando me alejaba escuché sus risas. Finalmente
a las 5,30 llego a Puente Duero, me dicen que no hay
ningún hostal
ni sitio para dormir. Como Valladolid está a unos 10 kmts. y hay
buen servicio de autobús, me decido a ir a dormir a la capital.
Encuentro alojamiento en un hostal en plena plaza España,
en una pastelería me compro la cena, doy un breve paseo por el centro
y regreso a descansar en buena cama. El día no ha sido tan bueno
como ayer, algo nublado y brumoso, para caminar mucho mejor que no tan
caluroso. |