BARBARUENS – ARMEÑA – SARAVILLO – LAFORTUNADA Kmts.
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Día 3-7-99. Como los paisanos dijeron que pasarían a recogerme a las 6,30, hacia las 6 estoy recogiendo las cosas, está amaneciendo. Antes de las 6,30 ascendemos por la pista en el todoterreno, José y su cuñado José, alegres y simpáticos, uno con 66 años y el otro algo más joven, unos 56, contentos de vivir en un paraje tan bonito, pero por supuesto, muy duro en invierno.
A medida que vamos tomando altura y va amaneciendo, vamos teniendo extraordinarias vistas, a lo lejos, al norte, sobresalen las cumbres de Llardana, aquí cerca, las imponentes paredes que conforman el espectacular Salto del Gargalluso, una larga cascada que se desprende desde lo alto del cortado. Según me indican mis amigos, es un lugar muy visitado, especialmente por franceses, vienen en grupos expresamente a ver la enorme cascada. Mis amigos se quedan con el ganado, yo continúo en dirección al Circo de Armeña y al Refugio del mismo nombre, aún no son las 7 de la mañana. El camino que sigo en este tramo, no es el marcado como GR 15, éste va más abajo, por el barranco, por tanto no tiene las espectaculares vistas que yo disfruto por la parte alta de los cortados. Después de una fortísima cuesta, llego al Collado del Ibón, a unos 1.900 mts. de altura, desde donde tango una amplia panorámica de todo el Circo de Armeña, especialmente una parte con anticlinales muy curiosos, ahora que les da el sol de plano, abajo el Ibón y varios rebecos que huyen asustados.
Distingo, a lo lejos, el pequeño refugio y a la derecha el Collado de Aibón, mi destino en las próximas horas. Después de bordear el Ibón, llego al refugio, no hay nadie, está a unos 1.800 mts. de altura, hasta el Collado me quedan otros 500 mts. de desnivel, una buena tirada. Al haber madrugado tanto, he podido hacer el ascenso sin los sofocantes calores, aún así he sudado mucho con el esfuerzo. Después de un pequeño descanso, inicio el ascenso al collado que me resulta muy fatigoso, he de bordear las grandes paredes de la Punta Alta por mi izquierda, para, por fin llegar al Collado de Aibón ( 2.345 mts.). Un gran rebaño de ovejas pasta en las verdes laderas, paso al lado de un corderito de unos 3 o 4 días, medio muerto, aún respira, probablemente la madre lo ha abandonado, no durará un día más, su destino está marcado. En el collado sopla una brisa fresca, subo a una loma para hacer unas fotos, enfrente, a lo lejos, destaca el Monte Perdido, un poco a la derecha la Sierra de Liena y en el extremo derecho el Pico Barbarisa, todo un espectáculo.
A partir de aquí será una larguísima bajada hasta Saravillo, la senda de descenso está perfectamente definida, no hay la menor duda, valle abajo. Según desciendo, comienza a sobresalir un circo cuya base está formada por el Ibón Basa de la Mora o de Plan. Destaca la Peña els Litase y la Peña de la Una, sobre un fondo de cielo azul claro y nítido. No quisiera dejar de hacer referencia al curioso acento, al hablar, de los paisanos originarios de la zona, supongo que tiene que ver con el Biello Aragón, raíces parecidas a la lengua catalana, incluso para cualquier inexperto, como yo, vería una clara identidad con las formas, variantes y acentos de origen catalán, supongo que en claro retroceso, pues solo es distinguible entre los aldeanos antiguos y no emigrados, de los que quedarán muy pocos. El descenso hacia el Ibón Basa de la Mora es, al principio, por pedreras muy inclinadas, luego por praderas también inclinadas.
El Ibón está rodeado por unas paredes de unos 700-800 mts. de caída vertical, realmente impresionantes, es un paraje alpino verdaderamente bonito. La senda toma a la izquierda del barranco y comienza el ascenso al Collado del Ibón, donde hay un refugio, además de magníficas vistas hacia el Valle de Gistaín (Plan, San Juan de Plan, Viadós, etc.) y los pueblecitos en las verdes laderas, al fondo las cumbres de Bachimala. Después de una breve parada y disfrutar del panorama a placer, continúo el largo descenso a Saravillo. En el Collado finaliza una pista que asciende desde dicho pueblo, solo utilizable por todoterrenos. Hasta Saravillo he de descender unos 900 mts., por tanto me espera una larga bajada. La senda baja directamente pero a través de un bosque de pino, algo más abajo, de boj y algún roble, por tanto con bastante sombra, se me hace muy agradable. Hacia los 1.500 mts. llego a un estanque con agua limpia y transparente, tengo la tentación de meterme por completo y pegarme un baño. Por mi izquierda aparece un inclinado valle y el Pico de Lavasar, muy escarpado y por mi derecha una enorme peña, es la Peña de Artíes, cortada por delante y por detrás.
Hacia las 11 doy vista al pueblecito de Saravillo, en la cara norte de la Punta Valtaire, este pequeño macizo aislado y bastante agreste, está separado del Macizo de Cotiella por el Collado de Santa Isabel, he de rodearlo en 90 grados. El propio río Cinqueta, que baja de las espaldas del Posets y los Bachimala, antes de unirse al Cinca, también lo tiene que rodear. A las 12 entro en Saravillo, hoy es fiesta, celebran una romería, todo el pueblo subirá al Collado de Santa Isabel, oirán misa, comerán y a media tarde regresarán para continuar la gran fiesta en el pueblo. Me aposento en la terraza del bar Mario a tomarme una fría jarra de cerveza con gaseosa, mientras tanto la gente abandona el pueblo para subir a la romería. Decido, ya que el pueblo se queda solitario, si la señora del bar me da de comer, quedarme aquí y hacer un punto y aparte. Acierto plenamente, la comida está estupenda, el bar sin ningún ruido ni humos ni jolgorio de ninguna clase. Me lo tomo con mucha tranquilidad, la señora me invita a café, larga charla con ella y el abuelo, total que pasadas las 4 y con mucha pereza, abandono el pueblo. Hace un calor de los demonios, la senda inicia la subida al Collado San Miguel, al lado del pico del mismo nombre, este sobresale por su altura de casi 1.600 mts., enfrente, hacia el norte, la Punta Suelza, con un contorno o silueta muy diferente a como la había visto por el GR 11. La subida se me hace muy pesada, el calor es sofocante, por suerte hay bastante sombra, aún así empapo la camiseta. También el caminar por una pista constantemente, se me hace muy monótono.
Pasado la
Colleta,
otro collado, tomo por la ladera sur, voy viendo, abajo,
con unos 500 mts. de desnivel, la Central Eléctrica de Lafortunada,
al lado de la carretera que se dirige a Francia por
el túnel de Bielsa,
aún me queda un buen tramo de bajada. Comienzan a aparecer unas
nubes de evolución que presagian tormenta. En la Borda
Mataire finaliza la pista y se convierte en senda,
ahora me pega el sol de plano, la bajada es fatigosa, voy
cruzando inclinadas pedreras y hacia las 6,30
doy vista a la aldea de Badaín, con
una hermosa iglesia románica
del siglo XI convertida en albergue, lleno de franceses aficionados al
barranquismo, tienen toda la parafernalia secando al sol. Subo a la torre
a tomarme un refresco, luego me enrollo con dos paisanos que están
sentados a la sombra de la iglesia, el porrón de fresco vino pronto
se termina, el encargado del albergue, muy simpático por cierto,
nos invita a otro. Cuando me quiero dar cuenta son casi las 8, he de
bajar a Lafortunada, a escasos 300 mts.
más abajo, para tomar
habitación en un hostal, si no me hubiera quedado entretenido
hasta las tantas con los paisanos, aunque no hubiera vino en el porrón.
En Lafortunada tomo habitación el hostal
Badaín, tonificante
ducha, suculenta cena y a dormir como un señorito. La tormenta
se quedó en mucho ruido y pocas nueces, alomejor descargó en
otra parte. |