NERÍN – BROTO – OTAL – SABIÑÁNIGO Kmts. 41

Día 5-7-99. Como anoche me dormí lloviendo, miro a través de la ventana, pues de continuar igual, me levantaría más tarde, no es así, el cielo está claro y el día se presenta igual a los anteriores. A las 6,30 salgo a la senda, como siempre a estas horas tan tempranas, las cumbres ofrecen un espectáculo especial, sobre todo cuando la atmósfera está tan limpia. Nada más empezar a caminar, me empapo hasta las rodillas, la hierba y demás plantas han acumulado mucho agua y humedad, así que nada más tocarlas la descargan en mi cuerpo. Un gigantesco sapo, del tamaño de una tortuga, disfrutaba de la humedad en medio del camino, casi lo piso, parecía una piedra, también un ejército de caracoles se bañan placenteramente.

Valle de Vió - Fanlo

Hacia el oeste, enfrente, el sol comienza a iluminar la deshabitada aldea de Buisán y algo más a la derecha el pueblo de Fanlo, lugares por los que pasaré en breves momentos. La senda desciende a cruzar el Barranco del Aso, para a continuación y después de cruzar la carretera, ascender a Buisán, convertida en corral, donde las vacas disponen de habitaciones para dormir y evitar el sol del mediodía. El conjunto se denomina Valle de Vió, cerrado por el norte por la Sierra de Cutas, separación del Valle de Ordesa, hay grandes zonas de piornales, floridos en esta época con un intenso color amarillo, resplandeciendo con el sol de la mañana. Entro en Fanlo con la intención de tomarme un buen café con leche, cosa que me resulta algo complicada, el único bar que hay, está en las eras, algo separado del pueblo, las indicaciones que me dan no son muy acertadas. Por fin y después de idas y venidas, me puedo tomar un buen café, la señora me da los consejos de rigor sobre la dirección que he de tomar para llegar a Sarvisé. Asciendo a un collado, a través de la carretera, este es el punto de separación de las cuencas del río Ara y el Cinca, continúo por la carretera durante varios kilómetros, cuatro o cinco camiones de gran tonelaje, van y vienen, algo más adelante están arreglando la carretera. Cuando llevo caminados unos 6 kmts. por la pesada y aburrida carretera, pido ayuda a un coche que pasa, me acerca los 5 kmts. que me faltan para llegar a Sarvisé. El barranco por el que voy caminando, es el Chaté, que descarga al río Ara precisamente en Sarvisé. Ahora, a partir de aquí, hay mucho más tráfico, hoteles, campings, etc. es el acceso al Parque Nacional de Ordesa por tanto está mucho más concurrido.

Oto-Barranco de Yosa y Collado Pelopín

Los 4 kmts. hasta Broto, no hay otra alternativa que la carretera, por tanto me los paso esquivando los coches, por mi izquierda discurre el caudaloso Ara. En lo alto, hacia el oeste, el cordal que tendré que cruzar a continuación, asusta por su altura, sus formas son redondeadas y con grandes praderíos entre los 1.500 y 2.000 mts., abajo, cerca del río, destaca el hermoso pueblecito de Oto, algo más tarde lo cruzaré. Cuando son las 11 de la mañana, entro en Broto, en la primera cabina llamo por teléfono, luego me tomo un refresco bien aposentado en la terraza de un bar, hay mucha animación y antes de abandonar el pueblo, entro en una frutería a comprar un par de buenos y sabrosos melocotones. Nada más abandonar Broto y tomar, brevemente, la carretera a Oto, al lado del puente nuevo, hay uno muy antiguo, que da comienzo a la empedrada senda que utilizaré para ascender al Puerto de Yosa. Rápidamente llego a Oto donde sobresale su hermosa iglesia de origen románico, a continuación sigo por la bonita senda empedrada que va ganando altura suavemente por el lado derecho del Barranco de Yosa, a veces cruzando zonas tupidas de vegetación y humedad que hacen más agradable el ascenso.

Cumbres de Ordesa

Hacia los 1.400 mts. de altura llego a la deshabitada aldea de Yosa, utilizada también como establo por el ganado y un poco más arriba dos jóvenes catalanas, con dos grandes perros, almuerzan a la sombra, me paro un ratito con ellas, así me relajo un poco y recupero fuerzas, aún me quedan más de 500 mts. de desnivel, eso sí, descubriendo las impresionantes cumbres del Pirineo Aragonés. Un zorro cruza la senda, unos 60 mts. por delante, sin inmutarse por mi presencia. Cuando llego al Collado de Peliopín, a casi 2.000 mts. de altura, separación de las dos comarcas, el Sobrarbe que abandono y el Serrablo donde entro, contemplo el conjunto del Macizo del Monte Perdido, Sierra Telera, Sierra Tendenera, hacia el este el Macizo de Cotiella, Posets, etc. todo un espectáculo que disfruto a placer, no hay duda, este punto es uno de los miradores desde donde se puede contemplar casi todo el Pirineo Aragonés.

Collado Pelopín - al fondo Sierra Telera

Siendo algo más de las 2, comienzo el descenso por las inclinadas praderas, distingo el pueblecito de Otal abajo, unos 450 mts. de desnivel, en una zona muy verde. Llego a un abrevadero para el ganado con buen chorro de agua bien fría, me paro un rato, lo necesitaba. Llego a Otal, de nuevo aldea abandonada y aprovechada por el ganado, eso sí con una bonita iglesia mozárabe del SXII, restaurada. El acceso al pueblo se hacía, a través de una senda empedrada, desde Sabiñánigo, por tanto decido abandonar el GR 15, que se dirige a Biescas y tomar el PR 3 hasta Sabiñánigo, me parece más razonable. La senda se me hace interminable, no tengo referencia de distancias ni tiempos de recorrido, pero por mi intuición sí imagino el trazado. Termina coronando el Collado de Ainielle, desde donde veo la Peña Oroel y la tormenta de la tarde acercándose amenazadoramente. Desciendo rápidamente hacia el Barranco de Olivan, antes cruzo la abandonada aldea de Ainielle, lugar donde el escritor Julio Llamazares sitúa una de sus novelas, una vez en el barranco, tomo una pista que durante unos 8 kmts. me bajará al valle del Gállego o de Tena. Llego a la carretera general siendo las 8 de la tarde, estoy realmente molido, mis pies se niegan a continuar caminando los 5 kmts. que me faltan para llegar a Sabiñánigo, llamo por teléfono a un taxi para que me venga a buscar.

Iglesia Mozárabe de Otal

Me deja en un hostal, no hay forma de transporte hacia el sur, así que hasta mañana no podré viajar a Huesca y Zaragoza. Después de un buen aseo, una opípara cena en el mesón La Brasa y a las 12 descansando plácidamente. Al día siguiente, en autobús hasta Huesca y Zaragoza, luego en tren hasta Madrid, donde llego a las 3 de la tarde.