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HIENDELAENCINA – JADRAQUE
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Día 9-05-2014. Tengo la intención de llegar a Jadraque para tomar el tren de las 12h10 para Madrid de tal forma que para salvar
la distancia caminando habré de madrugar y marchar a buen ritmo
esperando que no tenga ningún despiste ni impedimento que complique
la llegada a tiempo pues el siguiente tren pasa mas de cuatro horas después.
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Camino de Congostrina |
Al acostarme temprano y dormir el tiempo suficiente, a las 6 de la
mañana
ya no aguanto más y me levanto, preparo las cosas, desayuno las
viandas que amablemente me ha dejado Isabelle y amaneciendo
abandono Hiendelaencina por el mismo lugar por donde
entré ayer al mediodía
tomando una trocha hacia el sur en dirección al pueblo de Congostrina que
distingo al fondo con sus luces aún brillando en la ladera
de la montaña.
Desciendo a cruzar el Arroyo Diógenes algo
más abajo de
donde lo crucé ayer, ahora por un puente rodeado de grandes bloques
de granito para ascender hacia un plano herboso entre paredes de lajas
de pizarra que cierran antiguas fincas, la hierba está muy húmeda
mojando mis botas y piernas, me voy acercando a la carretera por mi izquierda.
Oigo le berreo de las ciervas al notar mi cercana presencia de esta forma
avisan a las crías del posible peligro, desciendo hacia una hondonada
que ha formado el Arroyo del Horcajo ya dando vista
al pueblo de Congostrina al que llego a las 7h45m.
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Congostrina |
Como de costumbre y en este caso bien temprano, no encuentro a nadie
en el pueblo que cruzo hacia la parte mas elevada entrando en la Sierra
de los Lobos por una calzada empedrada a tramos penetrando
en un bosque de carrasca, ahora la calzada se ha convertido en un
estrecho carril
que circula por un estrecho barranco hacia el lecho de un arroyo,
el carril me permite caminar con cierta marcha aunque al comenzar
el descenso
hacia el gran valle del Río Cañamares el
suelo está lleno
de piedras y tengo que poner cierto cuidado.
Desciendo al amplio y verde valle donde una cierva aprovecha los
tiernos brotes de cereales, está tan aplicada comiendo que no se da cuenta
de mi llegada hasta que estoy muy cerca, sale disparada hacia el carrascal
como alma que lleva el diablo. El camino de tierra plano me permite de
nuevo tomar velocidad de crucero hasta entrar en el pueblo de Pinilla
de Jadraque, poco antes he pasado cerca de las ruinas del Monasterio
de San Salvador, son las 9 de la mañana. El Valle
del Cañamares forma parte de la Campiña del Henares que
se extiende ampliamente por la ribera donde la tierra es muy fértil con abundancia de
olmos, chopos y álamos algunos de ellos enormes en altura y grosor.
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Ciervo huyendo por los sembrados |
Tomo pues la plana ribera del Cañamares a
una altura de 800m cercano a la carretera, los árboles despiden los copos de algodón
blanco que se van acumulando en zonas de hierba dando la impresión
de haber nevado, mis botas acumulan una gruesa capa de algodón
pegado por la humedad que luego me resultará difícil retirarla
al igual que mis piernas. La agradable sombra de las choperas me permite
caminar fresco pues el sol calienta ya como si fuera un día de
verano, en algún punto el camino sale a la carretera por donde
circulo durante algunos metros para volver a penetrar en la espesa arboleda.
Un ciervo casi tapado por los cereales se aplica en alimentarse,
al darse cuenta de mi presencia salta con grandes dificultades
entre los
sembrados
sobresaliendo solamente su cabeza, me va mirando con desconfianza
según
huye hacia el arbolado. De frente viene un ciclista, me saluda amistosamente,
probablemente a ambos nos sorprende la presencia humana por estos caminos
como viene siendo habitual en todo este Camino del Cid hasta
ahora.
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Castillo de Jadraque y aspersores |
Al lado de los grandes chopos aparece el pueblo de Medranda que
dejo a mi izquierda para continuar por la izquierda del río dándome
por tanto el sol de plano, añoro la sombra de los árboles.
Las oropéndolas alegran el ambiente y en algún caso las
puedo ver con sus bonitos colores amarillos jugueteando unas con otras,
es un ave no muy corriente y su cántico es tan peculiar que las
distingo perfectamente, hacen los nidos como una cestita colgada de las
ramas de los árboles en las riberas de los ríos.
Se ubica el pueblo de Castilblanco de Henares junto
a la confluencia de los ríos Henares y Cañamares donde
llego cuando el reloj marca las 10h35m, voy muy bien de tiempo
puesto que ya tengo a la vista
el Castillo de Jadraque al fondo donde me voy
acercando aunque a continuación
tendré que dar un gran rodeo. Una pronunciada cuesta me eleva
a un promontorio desde donde doy vista a los valles de ambos ríos
y al Castillo de Jadraque, a continuación inicio el descenso a
la amplia y fértil vega donde se cultivan cereales y vegetales
con riego por aspersión muy cercanos al camino que sigo, por momentos
paso debajo de la fina lluvia disfrutando de una ligera ducha que me
alivia de la calorina.
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Castillo de Jadraque |
Nuevamente asciendo hasta una rotonda de la carretera ya teniendo
al alcance de mi mano Jadraque y algo más lejos su bonito castillo
ubicado en lo alto de un cerro cónico en contraste contra el cielo
azul, una bonita estampa. Comienzo el descenso hacia el puente para cruzar
el Río Henares y llegar hasta la estación de RENFE donde
llego a las 11h35m, mientras llega el tren compro algo de beber
y picar en una tienda y a la sombra en la estación hasta me descalzo para
que mis sudorosos y cansados pies se relajen confortablemente.
He estado en Jadraque en varias ocasiones
puesto que es paso del GR10
Valencia-Lisboa y también aquí realicé un corte
en el itinerario hace algunos años por tanto lo conozco perfectamente.
Retomaré el GR160 más adelante siguiendo el itinerario
hacia tierras de Zaragoza pero cuando las
temperaturas sean algo más
benignas.
Datos del GPS: Distancia recorrida 25k. Tiempo en movimiento 4h45m. Tiempo
detenido 15h. Tiempo total empleado 5h. Media en movimiento 5,17 k/h.
Media total 4,97 k/h. Ascenso acumulado 329m. Descenso acumulado 567m.
PERFIL DE LA JORNADA |
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