JÓDAR – QUESADA – EL CHORRO (CAZORLA) Kmts. 43

Día 12-11-03. Algo antes de las 7 de la mañana salto de la cama, preparo el macuto y a las 7,15, aún de noche, tomo una calle que me saca directamente a la pista que llega hasta la estación de ferrocarril de Quesada. Coches y vehículos todo-terreno con obreros que van a comenzar la faena en los abundantes olivares, salen de Jódar en caravana, a uno de ellos le pregunto si voy por el camino correcto, cosa que me confirma, no puedo por menos de preguntarme la edad que tengo, se queda sonriendo sorprendido y me dice que en el fondo le da envidia.

Retrospectiva hacia Sierra Mágina


Comienza a amanecer en esta hermosa y despejada mañana, al fondo, sobre las montañas de Cazorla, el sol ilumina sus cumbres, aunque algunas brumas están pegadas a ellas. Miro hacia atrás para contemplar el macizo de Sierra Mágina y la Serrezuela de Bedmar por donde crucé ayer tarde. De frente, hacia el oeste, sobresale la pirámide inconfundible del Cerro Jabalcón, al lado del Pantano de Negratín y Baza.
La hierba permanece blanca por el rocío de la madrugada, sin embargo, hacia la mediodía, el calor será sofocante y ahora no debe sobrepasar los 10 grados. Cuando llevo caminados 5 kmts. me encuentro con las balizas roja y blanca del GR7, por tanto el trazado que he realizado sobre los mapas, coincidirá en gran parte con el itinerario del GR. Por esta zona los olivos están regados con el gota a gota, cargados a reventar del negro fruto.

Quesada y Sierra de Poyo de Santo Domingo

Un gran cortijo a la izquierda, con amplios terrenos cultivados, es el Cortijo El Álamo. El Río Jandulilla, que viene de las estribaciones este de Sierra Mágina, sus aguas bajan limpias y transparentes para desembocar en el Río Guadalquivir algo más abajo.
A las 9,15 cruzo las vías del ferrocarril a la altura de la abandonada y arruinada Estación de Quesada, a partir de aquí la pista llega, en pocos metros, hasta la carretera que seguiré a la derecha, hacia Larva, por la izquierda lleva a Úbeda. Durante 2 o 3 kmts. sigo la carretera hasta desembocar en el Valle del Río Guadiana Menor, un amplio valle por donde discurre el cauce del río, el agua algo turbia, bien diferente a como la vi en ocasión anterior en el Pantano de Negratín, azul y muy limpia. Una vez cruzado río, tomo un camino a la izquierda que, entre olivares y en la más absoluta soledad, me lleva a Hornos de Peal, teniendo por la derecha la Sierra de Toya y pasando por la entrada del Cortijo de Masuti. Hornos es un pequeño pueblo, bastante aislado y muy deshabitado, aquí tomo por la ribera del Río de Toya, en un cerro hay una ruinas de una antigua torre de vigilancia, es el Castillo de Toya, abajo la Ermita de San Marcos, enfrente a unos 5 kmts. la población de Peal de Becerro.

Sierra Poyo de Santo Domingo

La aldea de Toya es un estirado caserío al lado de la pista que sigo y que a partir de aquí se convierte en camino de tierra hasta Quesada por la margen izquierda del Río de Toya. El intenso olor de una planta, que constantemente aprecio, es el hinojo, un intenso olor que perfuma el ambiente como si fuera una especia oriental. Sigo por la ribera del Río de Toya, pero ahora a las 12,5 el calor es hasta sofocante, a pesar de ir llaneando, su fuerza me hace sudar, posiblemente la temperatura sea de más de 25 grados. Enfrente sobresale el Cerro de la Magdalena, en su base se sitúa Quesada, mi inmediato destino. Quesada es un bonito pueblo en lo alto de un recodo del río, cruzo las bonitas alamedas para subir la inclinada cuesta final para entrar en Quesada y hacer una parada relajada tomándome un par de cervezas con sus correspondientes y abundantes tapas que me dejan almorzado, hago acopio de agua y a las dos y media retomo de nuevo el GR bajando hasta el río para volver a ascender una inclinada e interminable cuesta en dirección a las faldas de la sierra, su cumbre destacada el Gilillo (1.848 mts.).

El Chorro


A las 4 llego al Cortijo Bocanegra, un cartel del GR indica que hasta Cazorla aún me quedan 3,30 horas, por tanto habré de tomar una decisión, pero las alternativas a mi alcance son limitadas. Sigo por una pista asfaltada que asciende en inclinadas rampas hacia lo alto de la sierra, ahora estoy a 800 metros de altura. Al llegar al Cortijo de Majuela, a las 4,30, un vehículo todo terreno está parado en la pista, es Dn. Hilario y su hijo Angel que se ofrecen, amablemente, a llevarme hasta El Chorro y ya por el camino será descender hasta Cazorla sin pérdida posible y sin problemas. La pista que seguía, convertida en camino de tierra, se desdobla en dos, a la derecha sigue para cruzar la sierra y llegar hasta el nacimiento del Río Guadalquivir, la otra es la que yo seguiré hasta Cazorla. El itinerario del GR7 abandona la pista a la izquierda y desciende por el barranco del Arroyo del Chorro hacia el Monasterio de Monte Sión por la cota 1.100/1.200 y seguir por la Loma del Castillo, bordeando el Castillo de las Cinco Esquinas y Salvatierra por su ladera oeste, para llegar a la Ermita de San Isicio y Cazorla. Una vez que Dn. Hilario y Angel me dejan en El Chorro, donde varias cabras monteses pastan apaciblemente, tomo el camino que va bordeando y descendiendo suavemente con fantásticas panorámicas de todos los alrededores, por debajo un profundo barranco con escarpadas paredes por donde se desprende la cascada de El Chorro, estoy a 1.300 metros de altura. Voy caminando con cierta alegría, aunque parándome a cada momento a hacer fotos y contemplar los hermosos panoramas y el Monasterio de Monte Sión abajo en una zona verde, también la torre defensiva.

Cazorla-Castillo de Cinco Esquinas

Cuando estoy en plena contemplación, llega un coche con Carmen y Pepe, también parando a cada rato, así que me invitan a descender cómodamente con ellos hasta Cazorla, son casi las 6 de la tarde y como empieza a ponerse el sol, acepto su amable oferta. Bajamos parándonos en varias ocasiones para contemplar todo con tranquilidad, sobre todo la bella población de Cazorla al lado de un profundo barranco, en las laderas de la montaña, para completar, una hermosa puesta de sol, colofón de un maravilloso día bien aprovechado.
Carmen y Pepe están hospedados en las Villas de Cazorla, así que como el precio es asequible, hasta allí nos dirigimos para tomar habitación y descansar como es merecido.