COTO RIOS – AGUASMULAS – PONTONES – SANTIAGO DE LA ESPADA Kmts. 46,5

Día 4-3-04. Mi amigo Raúl Fernández ha querido participar en estas dos jornadas de intensas emociones, la primera por el GR7 y la siguiente el regreso a través de otro recorrido, quizá uno de los más bellos de Andalucía, el Barranco del Río Borosa, por las Sierras de Cazorla y Segura las Villas. En esta ocasión tendremos la suerte de ver estas bonitas sierras cubiertas por el manto blanco invernal, algo no muy frecuente por estas latitudes y alturas inferiores a los 2.100 metros. De la importancia de este Macizo de la Cordillera Bética no hay más que comentar que en él tienen su nacimiento los dos ríos más importantes de la mitad sur de la península, el Guadalquivir y el Segura, dos cuencas, la Atlántica y la Mediterránea que dan vida a esa extensa y poblada porción de España.
Otro de los aspectos peculiares de estas montañas es su formación geológica, en muchos puntos hemos podido ver los levantamientos de capas y estructuras ante el empuje de otras fuerzas interiores en su avance y progreso interior. Capas y pliegues que han cedido ante esas fuerzas formando semicírculos de grandes dimensiones que han quedado a la vista por la erosión de las aguas de algunos ríos, especialmente del Río Borosa. En las zonas más elevadas se han conformado amplios campos y llanuras, aunque las filtraciones, típicas de estas estructuras calizas, han dejado grandes hoyos, simas y dolinas. Aún así hay amplias zonas planas con suelos terrosos donde es posible el cultivo de cereales y pastizales, aquí se sigue manteniendo una tradición milenaria, la trashumancia, aunque en retroceso se continúa desplazando el ganado, desde la cercana Sierra Morena, para el aprovechamiento estival de amplios pastizales y temperaturas benignas en plena canícula.

Banderillas y Hoya de Albardía


De la riqueza forestal de estas sierras tenemos algunos escasos ejemplos, gigantescos pinos autóctonos han quedado como verdaderas reliquias para que veamos lo que fueron estos parajes hace cientos de años. La cesión de la riqueza arbórea de todas estas sierras para la construcción de barcos en la esplendorosa época cuando se pretendía competir con la Armada Británica, devino en la tala masiva de casi toda la masa boscosa de las sierras. Los troncos talados eran transportados por vía fluvial por el método de las almadías, única forma de transporte de la época, hasta los diques donde se construían los barcos. El transporte por el Río Segura y Río Guadalquivir y sus afluentes, era realizado con grandes dificultades por la compleja geografía, uno de los ejemplos más destacable es el Río Borosa. Salvar el Salto de los Órganos fue toda una proeza, un paredón vertical por donde vierte sus aguas el Río Borosa, en un estrechamiento entre dos escarpadas montañas, debió ser tarea harto complicada, sobre todo el acceso a las zonas superiores por zonas infranqueables. El nombre que se dio a dicho salto fue consecuencia del sonido que producían los troncos de los pinos al caer desde una altura de más de 100 metros en una gran balsa de agua y reproducirse dicho sonido en el eco de las altas paredes calizas de alrededor, algo así como un concierto de órgano natural.
Creo que ha sido todo un acierto el trazar esta variante del GR7, no solo por estas sierras, si no por el resto de las Sierras Subbéticas, una forma de conocer estos hermosos parajes de la Andalucía interior, que deseo sean preservados de la rapiña y destrucción a la que estamos acostumbrados. Y aunque es bien cierto que la catalogación de Parques Naturales es una buena decisión, ello no impide que, impunemente, se sigan permitiendo desmanes bien visibles. La cuenca alta del Río Guadalquivir, entre el Tranco de Beas y su nacimiento, se está convirtiendo en una zona masificada de hoteles, apartamentos, restaurantes, lugares de recreo, camping, etc. etc. que con el paso de algunos años habremos trasladado el masivo turismo de la Costa del Sol a estos bellos parajes. Naturalmente no me refiero solamente al hecho de que haya caravanistas, campistas, vacacionistas y diversiones del fin de semana, si no a la afluencia masiva de todoterrenos para convertir las pistas forestales, ganaderas y otros accesos, en circuitos de carreras al peor estilo del Paris-Dakar. Esto lo he podido comprobar al ver la afluencia masiva de vehículos todoterreno los fines de semana, aún siendo épocas invernales, lo que me hace suponer que en verano toda la zona se convierta en un verdadero safari destructor. La petición es evidente, las autoridades habrán de controlar los accesos con firmeza, pues de lo contrario estos bellos espacios andaluces serán destruidos sin remedio y la declaración de Parques Naturales, pues será una contradicción y una burla que todos pagaremos con tristeza.

Hacia la Hoya del Ortigal


Las poblaciones de este valle, aparte de Vadillo Castril, reducto de una vieja serrería, ahora convertido en ubicación de algún centro forestal, Coto Ríos con varios camping en sus cercanías y la más importante, Arroyo Frío con varios hoteles, hospedajes y casas de recreo, conforman una población creciente con la construcción de nuevos hoteles, casas y otras instalaciones que fomentarán la masiva afluencia estival y el deterioro que ello producirá en el entorno.
Al llegar a Coto Rios la temperatura es de 3 grados bajo cero, es verdad que son las 6,30 de la mañana, pero a 670 mts de altura y en este cerrado valle del Río Guadalquivir, pues parece demasiado frío. Tomamos contacto con las balizas del GR7 en la parte alta del pueblo en una pista cerrada al paso de vehículos, por esta pista de tierra y ayudados por las linternas iniciamos el itinerario hacia el Barranco del Río Aguasmulas. Rápidamente llegamos al Camping de los Llanos de Arance para continuar por la pista hacia el control de accesos al Río Aguasmulas, aquí en el Camping hay un poste indicador del GR7, “A Pontones 7 horas” y “A Coto Rios 30 minutos”, comienza a amanecer así que podemos ver el cauce del Río Guadalquivir y los alrededores.
La pista de tierra que asciende por la parte izquierda del río, según nuestra dirección, se ve interrumpida por avalanchas y arrastres de piedras y tierra por los inclinados torrentes que bajan de las laderas de las montañas, aunque han sido limpiadas para permitir el paso de vehículos todoterreno de los guardas del parque, se aprecia la fuerza y dimensiones de los materiales arrastrados. El abundante caudal del río se desprende en cascadas continuas para salvar los desniveles, en el lecho del río se ven muchos troncos de pinos arrastrados por las avalanchas. Una antigua senda o trocha sigue el curso por el otro lado del río, no es transitable por haber sido destruida en varios tramos, pero se aprecia que fue construida de forma artesana por la colocación de las piedras de sujeción de los laterales. Veremos varios cortijos abandonados pero que en su día debieron aprovechar la explotación de pastos y alguna agricultura a pequeña escala pues estos terrenos muy inclinados y con temperaturas muy extremas no son muy propicios para la agricultura.

Hacia el Collado del Pinar del Risco


La Cordillera de las Banderillas, que preside este soberbio circo, comienza a mostrarnos su altiva cima y sus escarpadas paredes ahora cubiertas por el blanco manto de la nieve. Los más de 1.000 mts. de desnivel que hay entre la base del barranco y la cima del Banderillas con 1.993 mts. de altura, dan idea de las dimensiones en vertical, paredes inaccesibles por esta ladera oeste. El sol comienza a iluminar los alrededores y a medida que tomamos altura vamos teniendo mejores perspectivas, no solo de la Cordillera de las Banderillas, si no de la zona más al oeste, del otro lado del Río Guadalquivir, Sierra de las Lagunillas, también de los Altos de la Campana, unos escarpados cerros enfrente, en la otra ladera del Aguasmulas.
Poco antes de llegar al final de la pista, el sol comienza a calentar obligándonos a reducir el abrigo, también escuchamos el ruido de un motor, es un guarda forestal que sube en un todoterreno hasta el final de la pista, que está a pocos metros, nos saluda cordialmente y sigue hasta donde se termina su rodada. De las paredes del circo se desprenden grandes cascadas de hielo que permanecen suspendidas en las rocas, es realmente un lugar sobrecogedor, aunque como compensación, el ruinoso Cortijo de la Fresnedilla, enfrente sobre unas verdes praderas y su trasera rodeada de pinares, amortigua lo descarnado de los verticales paredones. Hay un mirador con protección de troncos de madera y un cartel del GR7 “A Coto Ríos 3,30 horas” y “A Pontones 4 horas”, señala la continuación de una estrecha senda que inicia el duro ascenso por un barranco en penumbra y entre pinos, hacia un collado en lo alto. Ahora si que hemos de hacer uso de las fuerzas, la senda se inclina vertiginosamente así que hacemos acopio de agua en un pequeño arroyo pues nos hará falta en breve, el sudor nos cae por la cara y arriba en el collado habremos de recuperar el líquido perdido.
El collado se halla a 1.370 mts. de altura dando vista al otro valle paralelo, el Arroyo del Hombre, en la cima de La Molata hay una estación de radio y abajo en el recoleto valle, el abandonado Cortijo de Cubero. Son las 10,50 de la mañana y una ligera brisa nos relaja del sudoroso ascenso, hemos pisado algunos pequeños neveros entre los pinos pero nieve de verdad la pisaremos a continuación. Nos dirigimos hacia el fondo del valle ya por una senda cubierta de nieve y entre el bosque de pino hasta la base de los fuertes paredones del circo con dirección a Las Hoyas. Llegamos a la Tiná de las Hoyas (1.479 mts.), son las 11,20, es una caseta de piedra y tejado rojo, algo abandonada, ubicada en un idílico paraje rodeado de montañas, una especie de valle amplio con praderas, chopos, un arroyo por el centro y una temperatura muy agradable.
He de hacer mención a la buena señalización del GR7 en esta parte, pues no solo hay carteles indicadores de distancias, hitos de madera y balizas en rocas y troncos que permiten el seguimiento del itinerario aún bajo un manto de nieve.

Mirador de Juan León


Seguimos valle arriba al lado del cantarín arroyo espantando a un grupo de ciervos que pastan placidamente en las verdes praderas, estos siguen delante de nosotros durante un buen rato hasta desaparecer hacia los bosques de pino. Algo más arriba nos encontramos ante un grupo de casas abandonadas en el lugar llamado Hoya de Albardía, una especie de pequeño poblado en ruinas que luego, al divisarlo desde una zona más elevada enfrente, con los tejados cubiertos por la nieve, nos darán una bella imagen invernal.
Arribamos a las cercanías del Collado de los Frailes en un cruce de pistas, un cartel del GR7 indica “A Pontones 3,15 horas” y “A Coto Ríos 4,15 horas”, estamos a 1.500 mts. de altura y en la distancia podemos ver Sierra Mágina cubierta de nieve resplandeciendo en el horizonte hacia el sur, aquí también la nieve se hace más intensa, la capa cubre totalmente la senda y todos los alrededores.
Seguimos hacia los Pinos de Doña Teresa, es una zona donde convergen tres pequeños valles inclinados, algunas zonas de torcas calizas nos recuerdan la Sierra de Grazalema y Ronda, aquí, como consecuencia de la abundancia de nieve, tomamos por el valle del medio, al poco rato consulto el GPS y me doy cuenta de que vamos por el valle equivocado, así que cambiamos el rumbo, tomamos hacia la izquierda en ascenso para contactar con la parte alta del otro valle, La Hoya del Ortigal, ahora vamos por el lugar correcto, pues llegaremos a un collado que separa la Sierra Pinar del Risco de una zona llamada Los Miradores. Es ahora la 1,30, algo fatigados llegamos al collado donde hay un cartel indicador del GR7, “A Coto Ríos 5,50 horas”, “A Pontones 1,40” y “Al Mirador de Juan León 10 minutos”. Raúl decide quedarse en el collado a esperarme, porque no me lo pienso dos veces, derecho al mirador y a otros oteaderos al lado, un verdadero espectáculo a la redonda, Valle del Guadalquivir al completo, Sierra de las Cuatro Villas, sierras de Albacete y norte de Jaén, Valle del Río Segura y cuenca del Río Madera, etc. etc. inmenso el panorama.
Como Raúl me está esperando en el collado y el tiempo no es que nos sobre, vuelvo enseguida para seguir el itinerario de descenso al Nacimiento del Río Segura, ahora por una pista cubierta de nieve entre pinares. En las cercanías de Fuente Segura nos encontramos en un cruce de pistas, a nuestra derecha sigue un ramal con un poste indicador, “A Rambla Seca”, “A Don Domingo” GR144, mañana tendremos ocasión de informarnos detalladamente sobre este GR, pues el inicio es en el Control de Rambla Seca donde hay un cartel indicador.

Fuente Segura


Detrás de Fuente Segura, donde hay un gran nacimiento de aguas y que da vida al Río Segura, verticales paredes calizas de donde penden grandes cascadas de hielo que al ascender las temperaturas comienzan a desprenderse, son las estribaciones del Monte de María Arnal que cierran el valle del Segura por el este, aquí se asientan las aldeas de Fuente Segura de Abajo, de En medio y de Arriba, separadas unas de otras por escasos metros, la altura es de 1.430 mts., donde llegamos poco antes de las 3 de la tarde. Preguntamos a un paisano por el camino para llegar a Pontones, como el buen hombre tiene ganas de charla, de tener tiempo allí nos habríamos parado un buen rato, pero nuestra intención es comer algo en Pontones y el estómago no perdona, así que continuamos nuestra andadura hasta Pontones para hacer un pequeño paréntesis en un restaurante donde damos cuenta en un abrir y cerrar de ojos, de una excelente ración de buen queso y pan de hogaza, así que a las 4,30 seguimos camino de Santiago de la Espada. A la entrada de Pontones un cartel indicador del GR7 dice “A Santiago de la Espada 3,15 horas” y “A Coto Ríos 7,30 horas”.
El Río Segura conforma, rápidamente, un estrechamiento escarpado donde se ubica Pontones de Arriba y que está tapado por una muralla caliza. Ahora no sabemos el itinerario que sigue el GR7, por tanto salimos de Pontones a través de un antiguo camino que después enlaza con la carretera, así que por esta seguiremos ya que no tiene casi tráfico y nos permitirá hacer el recorrido con más comodidad. Luego comprobaremos que el GR7 sigue un recorrido paralelo al Río Segura para después comenzar el ascenso por la Hoya del Cerezo y el Abrevadero de la Hoya del Toro, dando una gran vuelta a Los Palancares y la Hoya de Pan Duro, llegando al pueblo de Poyotello, pues volvemos a enlazar con dicho GR7 en la Cañá Hermosa y Abrevadero del Encalvo. Intentamos volver a retomar el itinerario, pero como consecuencia de la abundante nieve, decidimos retornar a la carretera, eso sí, dando un gran corte hasta la zona donde dicha carretera comienza el descenso hacia Santiago de la Espada. Por nuestra derecha tenemos la Sierra del Almorchón, cubierta de nieve, su cumbre a 1.914 mts. de altura que rodeamos para cruzar una de sus estribaciones y empezar a descender por el Barranco del Río Zumeta, un profundo barranco que riega la Vega de Santiago.
La noche se nos echa encima y no damos vista a Santiago de la Espada, nos parece que no llegaremos nunca, pero al dar una curva, nos metemos de lleno en Santiago (altura 1.358 mts.), donde llegamos, ya anocheciendo, a las 7,45.
Hemos reservado habitación en una casa rural en la aldea de El Cerezo, que está a unos 15 kmts. de Santiago de la Espada, con el fin de comenzar la jornada de mañana más cerca del itinerario, por tanto al llegar a la gasolinera, intentamos que un taxi nos traslade a El Cerezo, pero la suerte está de nuestra parte, una simpática joven, Ana, se ofrece a llevarnos de inmediato, así que no solo en su grata compañía, su confortable vehículo y la rapidez del traslado, que más podríamos pedir? Cuando sentamos nuestros reales en aquellos mullidos asientos y la cálida temperatura interior, pues la verdad, placer tan elemental para nosotros supuso un gran lujo.
Sara, la dueña de la casa rural que también regenta el bar del pueblo, nos recibe afectuosamente como si nos conociera de tiempo, la casa, bien acondicionada pero algo fría, está algo separada del pueblo, pero la leña para la chimenea arderá con rapidez caldeando algo el ambiente. La cena, en el bar de Sara, donde los 6 paisanos se arremolinan en la estufa, nos esperan con sorpresa para romper la monotonía diaria, así que entre la animada charla, damos cuenta de un buen plato de panceta y jamón. Contactamos con Gabriel, conductor de un todoterreno que hace servicios por la zona, para que mañana a las 7 de la mañana nos recoja y nos traslade al inicio de nuestra excursión de la jornada.
Datos del GPS: Distancia 46,5 kmts. Tiempo Parado 2,11 horas. Tiempo en movimiento 10,13 horas. Tiempo total 12,24 horas. Media en movimiento 4,5 kmts. hora. Media total 3,7 kmts. hora.