ELDA – PINOSO
(EL PINÓS) Kmts. 30
Día 25-4-02. El supercómodo tren que me ha traído desde Madrid, me ha dejado en la estación de Elda, así que a las 11 abandono la ciudad, eso sí, tardando media hora en su cruce. Primero hago acopio de agua mineral en una gasolinera llenando las dos cantimploras térmicas para mantenerla fresca hasta bien entrada la tarde, a pesar del intenso calor que voy a pasar, situación bien diferente a la anterior etapa entre Alcoy e Ibi, realizada hace algún tiempo, en que la intensa nevada caída en la Font Rotja y Menechaor, me hicieron pasar un frío aterrador.
El calor de hoy me ha derretido una tableta de chocolate que llevo en la mochila, de tal forma que cuando lo he querido comer, a media mañana, he tenido que untar los dedos y chupar. Me parece estar en la Meseta Castellana en plena canícula veraniega, desde luego la temperatura ha sobrepasado los 30 grados con creces, gracias que a ratos ha soplado algo de brisa y ha amortiguado un poquito el calor. Esta primera parte, la amplia planicie del Río Vinalopó, es un secarral achicharrante y con un aspecto desolador, luego será otra cosa.
Según tomo altura, Elda está a unos 400 mts. de altura, giro la vista hacia atrás para contemplar la escarpada mole del la Silla del Cid ( 1.127 mts.) que sobresale del entorno montañoso. Por mi derecha la cima del Bolón (654 mts.), es punto de lanzamiento en parapente según he podido leer en algunos carteles, también varios itinerarios de PR con indicaciones en balizas y carteles. El GR7 sale de Elda para pasar por las importantes instalaciones deportivas del Centro Excursionista Eldense y a continuación entra en el Polígono Industrial Campo Alto, cruzándolo hasta el final, donde está ubicado el Instituto Español del Calzado, para salir por una carretera que, al poco rato, se convierte en camino, pasando al lado de una pequeña ermita donde el cartel indicador del GR7 dice “A Pinoso 6 horas”. El camino me va llevando en dirección oeste por terrenos, como decía antes, desolados y áridos, cultivos de almendros abandonados y varias casas, igual, derruidas.
Al cabo de un par de horas y después de divisar a lo lejos Monovar, cruzo la carretera a Pinoso, muy cerca de Chinorla, pequeño caserío. Durante más de tres kilómetros voy ascendiendo por una estrecha pista asfaltada, que da acceso a aisladas casas de recreo, hasta llegar al Collado de Victoriano, a 600 mts. de altura. Ahora el panorama cambia de forma radical, un amplio valle rodeado de suaves laderas, con cuidadas explotaciones agrícolas, dan la sensación de verdor con sus árboles, viñedos, almendros, olivos y albaricoques, regados por el sistema de goteo y cargados de abundantes frutos verdes. Cruzo la carretera que se dirige a La Romana, núcleo que en la distancia se aprecia la abundancia de fincas de recreo en un entorno de pinares y zonas verdes. Antes de llegar a Casas del Señor, una gigantesca encina al lado del camino y una gran balsa de agua, ofrece su amplia sombra como merendero y lugar de esparcimiento.
Voy viendo, enfrente y según mi dirección, los perfiles de la Sierra del Carche, que destacan por ser las cimas mayores del entorno, esta sierra está en Murcia y su cima a 1.371 mts. de altura. Hacia las tres llego a Casas del Señor, como hay bar-restaurante y voy medio deshidratado, para empezar una fresca jarra de cerveza, una ensalada mixta y el postre una crema catalana casera muy rica, no soy capaz de comer nada más, solo un café para terminar, con estos calores y ahora que me toca una subida, tendría que acostarme una siesta de haber comido como mandan los cánones. Después del descanso retomo la ruta con más brío para ascender al Collado Encebras, eso sí tomándomelo con mucha calma y relax, por mi izquierda dejo el Alto de Algarejo, cuya continuación se denomina Tres Fuentes. Por la derecha el Chirivel y nada más llegar al collado la brisa es algo más fuerte haciendo más agradable el descenso por el otro lado.
Estoy probando el GPS y desde Elda no había tenido cobertura de satélites, pero a partir de aquí sí, por tanto iré comprobando sus aplicaciones y su utilidad en mis actividades al aire libre, hasta ahora compruebo su eficacia en la medición de las alturas sobre el nivel del mar y las lecturas son exactas, sobre el resto lo iré comprobando poco a poco. Desciendo a la aldea de Encebras pasando al lado de varios ejemplares gigantescos de olmos junto de una fuente, algunos ciudadanos británicos charlan frente a las casas del pueblo con paisanos del lugar, me meto de lleno en la conversación y pregunto a los extranjeros, que viven aquí, si es que han encontrado alguna mina por los alrededores, me dicen que la mina es la tranquilidad, por eso se han quedado, no cuesta mucho explotarla, les resulta casi gratis pues los dueños de las casas se las venden y los británicos pagan lo que les pidan. Después del relajado paréntesis continúo ya divisando mi destino de la tarde, Pinoso, o El Pinós como le dicen aquí, en las estribaciones de la Sierra del Carche. En una viña, padre e hijo hacen una parada a merendar, me uno a ellos en otra pequeño paréntesis. José María y su hijo me hablan de las canteras de mármol, desde aquí se divisa su parte alta, gigantescos desmontes verticales de 200 mts. se han realizado del otro lado.
José María me
recomienda, para dormir en el Pinós, el hostal
de su primo Amador, recomendación que acepto
gustoso y que me permite acomodarme de forma rápida al llegar
a las 7,15. Sobresale la industria de frutos secos Mañán con
diversas instalaciones, además el Pinós es
una población bastante grande, de más de 6.000 habitantes
y se aprecia un buen nivel de vida, es la última población
de la Comunidad Valenciana que cruzaré. Me
recomienda Amador, para cenar, la Casa de
la Música, lugar con bastante animación y buena
carta. La señalización del sendero ha sido bastante buena,
no he tenido ningún problema de orientación, también
es verdad que la guía que llevo, editada por el Centro
Excursionista Eldense, me va dando todas las indicaciones
pertinentes, así como un buen plano. |