EL
PINÓS (PINOSO) – CIEZA Kmts. 52
Día 26-4-02. Son las 7 de la mañana y amaneciendo, salgo a la calle y en el primer bar que hay abierto me tomo un gran café con leche. Hay mucho movimiento de trabajadores por la calle, furgonetas que se llenan y salen a los campos a la dura jornada en los frutales y viñedos. Me recuerda las imágenes de la TV, cuando han sido noticia, desgraciadas, como siempre, los inmigrantes ecuatorianos, en este caso lo he vivido directamente y sin que sean noticia.
Es evidente que sin esa mano de obra no sería posible la masiva explotación de tanto terreno. Otro elemento también, sin el que tampoco sería posible, es el agua, gotas de oro que irrigan los árboles con frutos a rebosar, también las vides, agua que viene de lejos y que estos agricultores seguro pagan a buen precio y naturalmente agradecidos a sus benefactores. Al poco de salir por la carretera de Jumilla, tomo un camino a la izquierda con letrero “A la Caballusa” y “Torre del Rico”, camino solitario, pues en 6-7 kmts. solo he visto un tractor. Miro hacia atrás y contemplo la bonita salida del sol, pero de momento disfrutaré de la fresca mañana, más tarde será diferente. Varias perdices levantan el vuelo igual que una pareja de abubillas que salen de un campo sembrado de manzanilla, ahora despidiendo el rico y oloroso perfume.
Termino el paso por la Comunidad Valenciana anunciado en un gran mojón, del otro lado la Federación de Montaña de la Región de Murcia me da la bienvenida, igual que la Sierra de la Pila enfrente y que será mi centinela durante gran parte de la jornada, también por la derecha vigilará mis pasos la Sierra del Carche, a partir del mediodía le entregarán el testigo a la Sierra de Benís y Sierra de Ascoy. Llego a un collado para dar vista al gran valle y a Torre del Rico, estoy en la cuenca del Segura a pesar de que el desagüe natural es la Rambla de la Rajica de Enmedio, el cauce está reseco.
La rambla me servirá de referencia pués hay numerosos cruces de pistas y en algunos casos las señales han desaparecido como consecuencia de variaciones del terreno originadas por los tractores en sus giros de las fincas. También me orientará un corte en la pequeña sierra de la derecha llamado la Puerta de Jaime, por donde tendré que pasar dentro de un rato.
Dos agricultores, padre e hijo, trabajan y ciudan las vides recien nacidas, les agradezco me aclaren los diferentes puntos de referencia que veo en el mapa y que no se con precisión donde se hallan, me da el padre todas las explicaciones y también aprovecho para charlar y descansar unos minutos. Sigo mi ruta a través del llamado “Camino de los Vinateros” que penetra, como decía, por la Puerta de Jaime, horadada por una rambla en su salida hacia el llano, esta zona es igual a Patones en Madrid, un valle en alto, entre dos cordales y los cortes hechos por la salida de las ramblas hacia los llanos y desembocar en la Rajica de Enmedio. Esta zona tiene algo más de humedad, hay mas verde y pinos de repoblación.
Comienzo a ver, al fondo, la Sierra de Ascoy, con un parque eólico en su cima, será mi destino por la tarde. Comienzo el descenso hacia el amplio valle por donde discurre la Rambla del Moro y la carretera Jumilla-Molina. En esta carretera PK 47,5 llego a la 1 en punto, justo en el lugar donde su ubica una gasolinera y la Venta Román donde entro a tomarme una cerveza y dispuesto a comer en mesa y mantel. Antes de terminar, se llena el comedor, me dice el camarero que son trabajadores de la gran Finca del Aljunzarejo y que deberé cruzar a continuación. Justo enfrente, parte la carretera que inmediatamente cruza los inmensos campos de frutales y vides, con un trasiego constante de coches y camiones.
Trabajadores temporeros subidos en escaleras cuidan con mimo de cada árbol, eliminan gran parte de los frutos con la finalidad de que los que dejan sean de grandes dimensiones y calidades superiores, sacrificando la cantidad por la calidad. Cientos de trabajadores faenan en la enorme finca y según la cruzo, viene a mi memoria la película “Las uvas de la ira”, filmada en los años de la gran depresión y con una tremenda carga política y social, mostrando los estragos que causó entre aquellas gentes que se hacinaban en las plantaciones y luchaban por un mísero salario entre la enorme oferta y la disminuida demanda. Bueno pues tengo la sensación de que la historia se repite aquí y ahora. Pasan los temporeros en sus utilitarios y me saludan cordialmente, los que trabajan se compadecen de mí al verme, a pleno sol, cargado con mi pesada mochila en mi peregrinaje por el monte.
Un encargado para su vehículo y me interroga con la mirada, se la mantengo un buen rato, serio y retador hasta que me pregunta adonde voy, a cruzar la Sierra para ir al otro lado, le digo, cambia su gesto y me indica por donde he de ir, después me lo encontraría de nuevo y me reitera las indicaciones, ahora con más simpatía. Termino de cruzar la enorme finca, propiedad de un adinerado vecino de Abarán, según me dicen, al final y a los pies de las empinadas laderas, no hay ninguna ruta bien definida, así que hago uso de mis experiencias montañeras y tiro a derecho, monte arriba para dar con una pista que viene bordeando la sierra desde una cantera, la sigo y cruzo al otro valle, ahora bordeando la Sierra de Benís por la ladera oeste y pasando cerca de una vieja masía denominada Casa de las Monjas.
He
comenzado a ver las señales del GR7 consistentes de una tabla
de madera con un sello metálico y un melocotón abierto “Corazón-Melocotón” Cieza,
las veré hasta la Presa del Cárcavo.
Al fondo sobresale la sombra de una pirámide montañosa,
es el Almorchón, y otra serie de sierras bordeando
el Valle del Río Segura. Llego al collado que
separa las dos sierras, Benís y Ascoy,
llamado el Sabollano, ahora a los pies del parque
eólico de Ascoy, me empiezan a pasar los kilómetros,
son las 6 de la tarde y aún no veo Cieza, está detrás
de Ascoy. Bordeo toda la sierra y desciendo, una vez
paso una gran balsa, hacia grandes explotaciones de molocotoneros y
vides. Llego al Polígono Industrial Sierra de Ascoy,
con bastante tráfico de camiones y finalmente a Cieza a
las 7,45, con muchos kilómetros encima, pregunto por algún
sitio para dormir y me dicen que lo que hay está a varios kmts.
por la carretera, así que busco un taxi para que me lleve a
unos 10 kmts. al Hostal San Remo en la carretera general,
no aguanto más, aquí dormiré. He quedado con Rafael,
el taxista, en que a las 7,30 de la mañana me venga a buscar
para llevarme de nuevo a Cieza. |