CIEZA – CALASPARRA
Kmts. 26
Día 27-4-02. Enrique, el taxista, está a las 7,30 en punto a buscarme en la puerta del Hostal San Remo, donde he pasado la noche, así que enseguida volvemos a Cieza y lo primero es ir a la estación de Renfe a comprar el billete para el regreso desde Calasparra a Madrid en el tren de las 5,30 de la tarde.
En el Puente del Alambre, que cruza el Río Segura, tomo una senda que me sube a la Atalaya para contemplar, desde el mirador que hay en la Ermita de la Virgen del Buen Suceso a unos 200 mts. por encima de Cieza, el conjunto de la ciudad, la vega del Río Segura, la Sierra del Oro y hacia el este, el Valle de Ricote, todo contemplado a estas tempranas horas cuando la atmósfera es nítida y transparente. También puedo ver las Sierras de Benís y Ascoy recorridas en el día de ayer, disfruto extasiado del espectáculo, también los restos del castillo árabe que hay en lo alto de un escarpado cerro al lado mismo del mirador, del otro lado de dicho cerro se realizan excavaciones para completar de descubrir lo que fue poblado árabe llamado Medina Siyasa.
Vuelvo a desandar un trozo del camino y regresar por el mismo hasta su nacimiento en la carretera a Mula hasta el Puente Meco, pasado este tomo a la izquierda, hacia unas casas y enseguida tomo por las faldas de la Sierra del Oro cruzando plantaciones de frutales y varias ramblas para, al cabo de unos 3 kmts. cruzar la carretera a Mula y entrar en la Casa de la Magdalena para tomar un camino llamado “De la Fuente de Francia a la Herrada” por la ladera sur de la Sierra de la Higuera entre pinos de repoblación y dando vista a la imponente mole del Almorchón, esbelto pico piramidal que pude contemplar durante toda la tarde de ayer en el contraste con el sol enfrente, por tanto solo pude ver su lado oculto, hoy lo veré radiante con sus paredes enrojecidas por el sol de la mañana.
Eso sí en sus faldas me deparará una sorpresa. Toda una serie de ramblas van confluyendo en un punto estrecho donde se ha construido una presa, es la Presa del Cárcavo, la cabecera de dicha presa enlaza los paredones escarpados de la Sierra de la Higuera con las estribaciones, algo más suaves del Almorchón. Este punto es la salida natural de todas estas ramblas hacia el Río Segura y el origen de dichas ramblas es un semicírculo formado por una serie de picos o cerros de más de 500 mts. de altura, la presa se halla a 262 mts. Estas ramblas o cárcavas son bastante profundas y en sus laterales hay barrancos por donde es muy difícil ascender o descender.
Hasta dar vista a las aguas de la presa las señales del GR son bien visibles, pero el camino dice fin y aquí hemos terminado, a descender por la barrancada hasta las aguas y ahora qué? La presa está a pocos metros, pero es imposible pasar por el escarpado estrechamiento, así que lo único posible es volver hacia atrás, hacia la rambla y bordear el agua, que con su fondo de barro cenagoso las botas se quedan pegadas. Un joven pesca en la orilla y veo que en un alto, enfrente, hay dos vehículos, interpreto por tanto que han bajado por el camino desde las laderas del Almorchón y las casas de la presa.
Equivocada interpretación, dicho camino asciende, evitando las diversas ramblas, para al final irse en dirección contraria a la que yo debería seguir, ya no hay remedio, o vuelvo sobre mis pasos al embalse, sin tener la seguridad de que podría subir a la base del Almorchón, por donde discurre un camino y que debería ser el que yo tengo que seguir, o continuar hacia arriba y localizar una senda o camino que me dirija a La Manga y descender por la ladera sur de la Sierra La Palera. Una vez he llegado a lo más alto y ver el cresterío que tendría que salvar, serían unos 10/12 picos con cerca de 100 mts. de desnivel entre cada uno, por tanto desisto, pasaré al otro lado y a dar un gran rodeo. Cuando voy por un camino en todo lo alto, un agricultor con el tractor me alcanza, me dice que voy en dirección correcta hacia Calasparra, eso sí, dando el gran rodeo. Me monto en el tractor y durante dos o tres kmts. voy en su grupa y charlando con Antonio. Del otro lado son muy amplias planicies con sembrados y todo muy verde, es otra cosa diferente.
Me deja Antonio en el punto donde va a trabajar los almendros y me indica una pista que tengo que seguir para empalmar con la carretera que me llevará a Calasparra, ahora voy más relajado, eso sí, casi en dirección contraria a la que debería llevar, por tanto dando un enorme rodeo de más de 10 kmts. Voy viendo la Sierra La Palera, el corte que realiza el Río Quipar para salir al Segura, lugar donde se ubica el Embalse de Alfonso XIII y por donde debería haber pasado. La continuación del corte del río es la Sierra del Molino, por su falda un camino me hubiera llevado hasta Calasparra de forma directa. Enlazo con la carretera en el PK 19 y durante 10 kmts. sigo su curso, muy poco tráfico circula por ella, son casi las dos y aburrido de pisar el asfalto, además de que el calor comienza a pegar algo más fuerte, hasta ahora una brisa ha rebajado la temperatura. Cuando estoy en los Baños de Gilico, al lado del cauce del Río Quipar, llamo a un taxi a Calasparra, son 8,5 kmts. y en pocos minutos Juan Miguel me recoge, que alivio, desde las 8 de la mañana no he parado un momento y en el tractor de Antonio, circulando por un camino con baches a go-gó tuve que ir aferrado con uñas y dientes para no salir disparado del tractor que se movía como una lancha en plena marejada.
Bueno, después de la tormenta siempre llega la calma, le digo a Juan Miguel que tengo billete para Madrid en el tren de las 5,30, así que me deje en algún lugar para comer, son ahora las 2,30 y como la estación de Renfe está a 5 kmts. que me recoja hacia las 4,30. Me dice Juan Miguel que me puede llevar a un lugar, orgullo de Calasparra y que no olvidaré, también podré comer el famoso arroz en el mismo sitio. Cruzamos Calasparra y nos dirigimos al Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza “La Pequeñica”, antes de llegar, en un alto, se ha construido un magnifico mirador desde donde contemplo toda la Vega del Segura, las laderas norte de las Sierras de la Palera y del Molino, Sierras de Moratalla y los montes pelados y calcinados por un destructor incendio que quemó más de 18.000 has. de pinos y todo tipo de vegetación, un verdadero desastre. Descendemos al Santuario ubicado en un semicírculo formado por un meandro del Río Segura entre altos paredones y con una abundante vegetación y sensación de frescor.
Hay lleno total de vehículos a la entrada y enseguida a la izquierda, horadado en las altas paredes, se ubica el Santuario de la Virgen, que en este momento está en la más absoluta soledad, por tanto lo visito a plena satisfacción, la imagen de La Pequeñica en lo alto, el recogido lugar con buena temperatura y con un silencio muy apropiado. Me lleva Juan Miguel al restaurante, hay una boda con muchos comensales y podría darse el caso de no haber sitio, pero él conoce al dueño y me ubican en una mesa en un apartado lugar, sería imposible que me confundieran con un invitado a la boda, despelujado, barba de ermitaño, pantalón corto, etc. etc. en contraste con lo bien pulidos y trajeados del bodorrio. Me dice Juan Miguel que a las 4,30 me vendrá a buscar para llevarme a la estación, así tendré tiempo de visitar el lugar con tranquilidad y comer sin prisas. Una vez disfrutado el sabroso arroz, me dedico a un relajante paseo al lado del río y sus sombreadas alamedas, Juan Miguel me recoge en punto y a las 5,30 en el Talgo regreso a casa de forma cómoda y placentera. Dejo la última parte del recorrido del GR7 por Murcia y el Norte de Granada para el otoño, ahora los calores por estas zonas no son propicios para largas caminatas. |