CASTILLO DE CASTELLAR – ALGECIRAS Kmts. 8

Día 16-4-02. La distancia de 8 kmts. es la recorrida entre el Castillo y el Palacio de la Almoraima, pues según diré a continuación, he trastocado completamente los planes. Primero haré referencia a la relajada noche que he pasado en el castillo, todo calma y tranquilidad, sin ningún ruido y una sorprendente quietud, la situación ideal para un relajado descanso y reparador sueño. Antes de las 8, aún amaneciendo, hago las cuentas con el encargado de TUGASA (Turismo Gaditano) indicándome que el desayuno lo podré tomar en la Cafetería Almoraima, a unos 8 kmts. cerca del cruce con la carretera principal, lo que me hace pensar en una cafetería de carretera, para ello me provee de un vale, decido que si está en mi camino, pues desayunaré allí, de lo contrario, si mi camino sigue otro curso, con una pastilla de chocolate que llevo en la mochila me arreglaré.

Amanece en el Campo de Gibraltar

Salgo al mirador y contemplo la salida del sol en el horizonte del mar, el rojo intenso ya cambiando por segundos para ir pasando al naranja y al final el amarillo brillante, impagable espectáculo que disfruto a placer. El indicador del GR marca “A los Barrios 10 horas”, así que en principio ese es el itinerario elegido, a pesar de las observaciones recibidas de Miguel Angel, del Club Al-Hadra de Tarifa, diciéndome que el trayecto es poco atractivo, con mucha carretera y asfalto. Aprovecho este momento para dar las gracias a Miguel Angel por su colaboración y ayuda mediante la aportación de consejos e información para la realización del trayecto. Una senda empedrada me va bajando en zig-zag de forma rápida y directa hasta la carretera.

Amanece en el Campo de Gibraltar

La lavanda y la jara florida desprenden sus aromas y perfumes intensos, la sensación de humedad es muy fuerte y el empedrado está resbaladizo, por tanto he de bajar con sumo cuidado. Antes de llegar a la carretera tengo a mi derecha la presa del Embalse de Guadarranque y ya en la carretera, al cabo de pocos metros, el GR aprovecha el estrecho trazado de la antigua carretera a través de un bosque de grandes eucaliptos hasta que nuevamente en el kmt. 3 de nuevo toma la carretera, eso sí sin ningún tráfico. Ahora vuelvo a ver el precioso bosque de alcornoques y el suelo de hierba y helechos, algunos ejemplares enormes y muy viejos me vuelven a recordar el día de ayer.

Cuando me acerco al PK 1 veo sobresalir entre los grandes árboles y las altas palmeras, una torre que no sé a qué pertenece, miro el mapa y se trata del Palacio de la Almoraima. Si el encargado del castillo me dijo que podría desayunar en la Cafetería Almoraima, se trataría del mis lugar?, no me quedaré sin confirmarlo.

Alcornocal

Puedo ver desde la carretera, sus bien cuidadas instalaciones, amplios jardines, abigarrado bosque en sus alrededores y una magnífica entrada, pero no veo la entrada por ningún lado, sigo por la carretera y me voy alejando de la entrada, retorno de nuevo a intentarlo por una pista en la trasera sin ninguna indicación. Doy con la puerta trasera donde unos obreros realizan trabajos de restauración y me indican por donde puedo acceder a la puerta principal donde pulso un timbre y una uniformada señorita me recibe, con cierta cautela y sin confianza, le digo que he estado hospedado en el castillo y me han enviado a desayunar allí, me lleva hasta el comedor, recomendándome dejar el “equipaje” a la entrada. El recinto es un Monasterio del siglo XVII ahora convertido en hospedería y preparado para actos oficiales de cierto rango. Con mi rústico aspecto, reconozco el contraste con tan refinado lugar, pero como el hábito no hace al monje y tan bueno es mi dinero como el de cualquier potentado, pues a desayunar como un “rey”, que para eso ya lo he pagado.

Palacio de la Almoraima

El comedor, donde una pareja desayuna tranquilamente, con buenos muebles de finas maderas, cuadro mural en la pared y todo tipo de manjares para servirse a discreción y con los leones de mi estómago rugiendo desde ayer por la noche, el destino me había deparado una buena sorpresa. La pareja de comensales, Regina y Valentín, en su viaje de novios, serán mi compañía en las próximas horas. En la charla que mantenemos mientras damos cuenta del suculento desayuno, me indican que viven en Madrid, Regina es de Barco de Ávila y Valentín de Segovia, por tanto casi paisanos. El desayuno se prolonga hasta casi las 11 de la mañana, no hay prisas y allí el reloj es lo de menos. Y ahora el cambio de planes, si continúo hacia Los Barrios será carretera pesada, si hacia Algeciras andando, lo mismo de lo mismo, Valentín se ofrece amablemente a llevarme en su coche hasta Algeciras donde pretenden comer, por tanto, mientras ellos se van a dar un largo paseo, me aposento en el fresco patio de naranjos del claustro, donde todo es quietud y tranquilidad, acompañado del cántico de los pajarillos y rodeado de árboles y flores, disfruto de una agradable temperatura, relajado de las fuertes emociones y largas jornadas vividas en los dos días anteriores, en el fondo este relax también forma parte de las emociones, muy recomendables por cierto. Bueno pues las 8.000 púas que me costó la noche en el castillo, el opíparo desayuno en el Palacio de la Almoraima y las dos horas de placentero descanso en el claustro del palacio, me parecen un regalo.

Palacio de la Almoraima

Valentín y Regina me llevan a Algeciras para tomar el bus de las 15,40 para Madrid, por cierto será el primer servicio restablecido después de la huelga que han mantenido los conductores durante varias semanas, de otra forma hubiera tenido que esperar y tomar el tren de las 21,35. A falta de completar el recorrido del GR7 por Murcia y un corto tramo por el norte de Granada, entre la Puebla de Don Fadrique y Guadix, habré cruzado de norte a sur durante unos 1.350 kmts. en un emocionante periplo que recomiendo a los amantes del senderismo.