CAHECHO – BEJES – SOTRES Kmts. 36

Día 15-6-03. Anoche, después de la cena, tuvimos una interesante sobremesa, un matrimonio de huéspedes y Chelo, la dueña de la casa, sin darnos cuenta sobrepasamos la medianoche, hasta que el sueño ya era imposible de resistir, al menos por mi parte.
Dejé abierta la puerta del balcón y pude dormir con una temperatura deliciosa, en algún momento abrí los ojos y pude contemplar la luna llena sobre el cielo, tuve la sensación de estar soñando pues no se escuchaba el menor ruido. Eso sí, al amanecer, el concierto de los pájaros posados en la noguera que hay enfrente del balcón me despierta con sonoros cánticos.

Cabañes y Collado Pelea


Chelo, amablemente, me deja el desayuno preparado en la mesa del comedor, del que doy cuenta en un abrir y cerrar de ojos, a pesar de la suculenta y magnífica cena, el desgaste que realizo durante el día me obliga a recuperar fuerzas siempre que puedo y esta hora de la mañana es la propicia para un buen desayuno, aún no han sonado las 7.
Al salir a la calle y ver el amplio panorama, contemplo los tremendos contrastes meteorológicos, hacia las altas cumbres de Picos, un arco iris como un puente de colores se perfila hacia las oscuras paredes calizas, pues el sol no llega a iluminarlas aún. Hacia Fuentes Carrionas emergen unas brumas oscuras de los valles, en las zonas más altas, nubes negras con apariencia tormentosa cubren el cielo y hacia la Sierra de Peña Labra comienza a darle tenuemente el sol. Aquí en Cahecho comienzan a caer cuatro gotitas que ni siquiera se aprecian en el suelo, por tanto seguiremos con el mortificante y bochornoso calor de estos días.
Siguiendo las indicaciones que anoche me dio mi amigo Gonzalo, buen conocedor de toda la zona, tomo un camino que me lleva hasta el Collado de Taba donde hay un cruce de pistas, las dos que descienden, una a la izquierda es la que sigue el itinerario del GR71 hasta Ojedo y Potes, pero como no es mi intención de llegar hasta Potes, ya he estado allí infinidad de ocasiones y los fines de semana aquello se llena de gente, daré un corte para llegar a Tama directamente a través del camino que me ha dicho Gonzalo. El camino que sigo hasta llegar a la pequeña aldea de Llayo, cruza un bonito bosque de robles y alcornoques, se inclina vertiginosamente para en un suspiro entrar en la casi deshabitada aldea de Llayo, un matrimonio de paisanos muy mayor está a la entrada y con evidentes signos de curiosidad hacia el recién aparecido, son los únicos habitantes de la aldea. El pueblo se halla a 405 metros de altura, por tanto he descendido más de 400 en menos de una hora, puedo ver las murallas calcáreas del Macizo de Ándara resaltando sus conocidos picos y canales, el sol las ilumina profusamente destacando sus sobrecogedoras paredes y cimas. A mi derecha sobresale también la Sierra de las Cuerres, que en realidad es una estribación del Macizo de Peña Sagra, cerrando el paso del Río Deva en el Desfiladero de la Hermida por su derecha.

Barranco del Urdón y Bejes desde el Collado Pelea


El paisano contesta mis preguntas curiosas sobre el deshabitado pueblo, las vides en las laderas de mediodía, etc. etc. también la amistad que le une desde hace muchos años con mi amigo Gonzalo de Cahecho.
Enseguida entro en otra pequeña aldea, Aliezo desde donde veo, abajo, Tama y la carretera general a Potes. Sigo un camino que me lleva a Tama en cinco minutos y puedo contemplar mi próximo itinerario hacia Bejes, especialmente el Collado Pelea con un desnivel de casi 800 metros, paso obligado para acceder al recóndito y bello pueblo de Bejes.
A las 8,30 cruzo Tama que está a 270 metros de altura, paso el Río Deva por un puente y ya del otro lado retomo el itinerario del GR71 y las balizas blanca y roja, también los PR-S3 y PR-S4 que en algunos tramos siguen el mismo recorrido, cruzo el Río la Sorda a través de un rústico puente para, enseguida llegar a la Ermita de San Francisco, casi tapada por el espeso bosque, los PRs toman hacia Lebeña y San Pedro de Bedoya, el que yo sigo comienza un fortísimo ascenso hacia el pueblo de Pendes rodeado por un bello bosque de gigantescos castaños, nunca había tenido ocasión de ver tantos ejemplares juntos de estas dimensiones, realmente descomunales. La fuerte subida y el intenso calor que comienza a hacer me provoca una sudoración exagerada, así que he de buscar una fuente para rellenar la cantimplora y beber con avaricia, esto es en el mismo pueblo. Voy teniendo buenas vistas de las agujas y escarpadas paredes que cierran el Desfiladero de la Hermida, también el Cuernón de Peña Sagra y delante de mí las paredes del Pico del Acero, una estribación menor de Ándara, pero que vista desde aquí abajo impresiona.

Descenso a Bejes


Al llegar al Castañar de Pendes, un bello paraje desde donde diviso el siguiente pueblo, Cabañes y el ascenso al Collado Pelea, un corte en la Sierra Mojones que habré de superar para descender a Bejes ubicado en el otro lado. Una desviación a la izquierda lleva al pequeño caserío de Penduso con casa rural, así lo indica un cartel de madera. A las 10,15 entro en Cabañes a 555 mts. de altura, hasta aquí he caminado 13,5 kmts. en 3,15 horas, un grupo de excursionistas desciende de un autobús, toman los macutos y comienzan la andadura, bueno eso imagino, por que yo tomo una pista cementada que, con gran desnivel, comienza el ascenso al Collado Pelea, los excursionistas se internan en el pueblo, así que yo que pensaba en la compañía, pues seguiré en solitario como es costumbre.
Los 450 mts. de desnivel, ganados en corta distancia, se me hacen interminables, hasta un 4x4 lleno de excursionistas tiene que parar y meter la reductora, aún así da la impresión de que no puede subir, la inclinación es terrible. La compensación la tengo cuando llego a la parte más alta, una fresca brisa que sopla del norte, el hermoso entorno que me encuentro del otro lado me obligan a realizar una breve parada, mochila al suelo y a disfrutar de todo, brisa, el pueblo de Bejes 500 metros más abajo, las escarpadas montañas que rodean el gran desfiladero del Río Urdón y las paredes del Samelar por la izquierda, las cabañas invernales que contrastan contra el verde intenso de las praderas, del otro lado del cañón el pueblo de Tresviso, algo más alto, todo un espectáculo.

Descenso a Bejes

Tenía razón mi amigo Gonzalo, una pista nace a la izquierda para ir remontando, a nivel, las escarpadas paredes del Samelar y desembocar en el camino que, a la misma altura, es decir a 1.000 metros, sube desde Bejes hacia Sotres, pero esta alternativa la dejaré para otra ocasión. Aquí en el collado estoy a 1.000 mts. de altura, he caminado 16,5 kmts. en 4 horas, son las 11 en punto de la mañana, bajo mis pies la superinclinada pista haciendo giros, por ella llegaré a Bejes, pero el descenso es una prueba para las rodillas. La carretera de subida al pueblo se toma en el Desfiladero de la Hermida, es el único acceso para vehículos posible. Son las 11,30, la altura de Bejes es de 560 mts. ahora me dirijo al único bar del pueblo con el fin de beberme una botella de fresca sidra y un plato del famoso queso picón, además de un largo descanso. Dentro del bar una solitaria joven lee una revista con mucha tranquilidad, está esperando a su acompañante que vendrá a buscarla en coche pues se ha torcido un tobillo y no puede caminar. El percance le ocurrió cerca de las Minas de Ándara y lo pasó realmente mal para descender hasta Bejes. Bueno, pues resulta que cuando le digo mi apellido, ella también se llama Holgado, Patricia Holgado, vaya casualidad, aunque es de San Sebastian, sus parientes son de la provincia de Salamanca, así que en animada charla llega su compañero a buscarla y final de mi entretenido parloteo.

Barranco del Río Urdón


La buena sidra, el estupendo queso picón y el relajado descanso me preparan para lo que será la parte más dura de la jornada, además a pleno sol, es decir, el ascenso desde los 560 metros de Bejes por la retorcida pista hasta los 1.303 metros del Jito de Escarandí y cruce de pistas para descender a Sotres. A las 12,45 inicio el pronunciado ascenso por el camino que en mil y una curvas va tomando altura, varios ciclistas bajan a toda velocidad con sus BTT y con riesgo de salir disparados por los cortados, pues hay muchas piedras que no son fáciles de sortear, uno de ellos baja con la bicicleta en la mano y el pobre muy magullado, se ha caído y da suerte de que solo hayan sido rasguños y golpes, si se llega a salir por los laterales hubiera caído bastantes metros rodando y el resultado hubiera sido mucho peor. En todo caso los 12/14 ciclistas siempre han venido bajando, nunca subiendo, eso hubiera sido otra cosa bien diferente. Hacia los 1.000 metros de altura sale, por la izquierda, la pista o camino que desde el Collado Pelea sigue a nivel por los cortados del Samelar y desemboca en este punto. Ahora, cuando doy vista al profundo barranco del Río Urdón y me asomo, me da un vértigo tremendo, pues el desnivel será de 800 metros en un corte impresionante, enfrente el pueblo de Tresviso, más al este el Desfiladero de la Hermida y el camino de ascenso por el Balcón de Pilatos. Un grupo de buitres sobrevuela el cañón, más abajo de mi posición, por tanto los veo desde arriba en su soberbio planeo, pasan a una velocidad increíble sin perder detalle de lo que ocurre por debajo, puedo ver como mueven la cabeza y sus ojos observándolo minuciosamente todo.

Barranco del Río Urdón


Al dar la vuelta en el Horno del Dobrillo doy vista a la Majada de la Llama, una serie de casetas de ganado en un verde valle y ganado pastando alrededor, todo rodeado de escarpadas paredes calcáreas, una bonita imagen. Más adelante el camino gira para acercarse a cruzar la Riega del Vado de los Lobos donde hay una fuente-abrevadero con rica y fresca agua, bebo con avaricia del agua que baja por la imponente canal que se forma entre la Pica de Mancondiú y el Samelar. Aquí la pista se divide en dos, la de la izquierda comienza el ascenso hacia las Minas de Ándara para descender por la Canal de las Vacas nuevamente a unirse a la de la derecha en el Jito de Escarandi. Yo tomo la de la derecha que inmediatamente penetra en el hermoso hayedo del Monte de la Llama, su cruce es todo un placer, agradable sombra y placentero paseo ahora que el camino va a nivel sin ningún esfuerzo, luego hay una desviación que lleva a la Majada de la Llama en descenso pronunciado. El camino gira para bordear la Sierra de la Corta entre un laberinto de bloques calcáreos erosionados, dando vista al profundo cañón del Río Urdón, a la sombra, me aposento plácidamente a contemplar este soberbio panorama, enfrente la Sierra Cocon en las espaldas de Tresviso y sus laderas herbosas, a ratos se nubla y luego sale el sol. Entro en la Canal de las Vacas, brutal hoz abierta en profundo tajo con paredes muy escarpadas y fortísimos desniveles, voy viendo un estrecho sendero que asciende desde la base del Río Urdón en el Valle de Sobra para encontrarse con el que yo sigo algo más arriba, es la Cuesta Cuerres, la senda va ascendiendo aprovechando los pasos y en algún caso formada por la mano del hombre, algún día recorreré esta bella senda. Comienzo a ver las cumbres del Macizo Central, Urriellu, Cuetos del Albo, Collada Arenera y Neverón con grandes neveros en sus laderas norte.
Después de cruzar la Canal de las Vacas el camino, en un pronunciado ascenso, llega hasta la Majada del Hoyo del Tejo y cruce de pistas, la que une Sotres con Tresviso y la que yo llevo con la otra que viene de las Minas de Ándara, aquí hay varios coches con visitantes disfrutando de la dominguera tarde, en este punto abandono Cantabria y entro en el Principado. Son las 4,10 de la tarde, altura aquí en el cruce 1.302 metros, he caminado 32,5 kmts. en casi 7 horas efectivas y 9 horas totales. Desciendo con verdadera tranquilidad por la carretera hasta Sotres, dando vista al Collado de Pandébano donde brillan los coches allí aparcados, la mole de Peña Main, aquí más cerca los Invernales de la Caballar en el collado del mismo nombre y por la derecha las escarpadas paredes del Obesón.
Casi a las 5 de la tarde entro en Sotres dando por terminado el GR71 El Sendero de la Reserva de Saja. Entro en el conocido Hostal la Perdiz para dar cuenta de una fresca sidra y un buen trozo de queso de Cabrales, luego un matrimonio de aquí, me traslada amablemente hasta Cangas de Onís, un autobús del Grupo de Montaña Ensidesa, donde me hacen hueco, me traslada hasta Gijón para dejar a todos los pasajeros que han pasado el día en los Lagos de Covadonga, para finalmente llegar a Oviedo a las 9 de la tarde, un bus de Alsa me devuelve a casa donde llego a las 6,30 de la mañana.

DATOS DEL GPS: Kmts. recorridos 36. Tiempo empleado total 9,43 horas. Tiempo en movimiento 7,33 horas. Tiempo parado 2,10 horas. Media en movimiento 4,7 kmts. hora.

PERFIL DE LA JORNADA