PRÓLOGO

En la contraportada de la guía del GR73 Calzada de los Blendios, guía que durante los 3 días de travesía fue compañera permanente para la consulta del itinerario, se hace referencia a la guía del GR71 EL SENDERO DE LA RESERVA DE SAJA, como mi amigo Celestino pasaría unos días en Santander, le encargué me la comprara en la Librería Estudio de la capital Cántabra. Desde el momento en que la tuve en mis manos no dejaba de pensar en la realización de los 130 kmts. entre Bárcena de Pie de Concha y Sotres en Asturias, esto debía ser en Junio o Septiembre-Octubre, pero no podía esperar tanto tiempo, la impaciencia me corroería.

Bárcena Mayor


El sendero cruza hermosos parajes algo alejados de lo que son los muy conocidos o promocionados de forma masiva. Quizá el más conocido sea Bárcena Mayor, pues es lugar de visita obligada para el turismo de masas, la suerte ha sido el que la visita que hice lo fue un día en que el pueblo estaba vacío, por tanto pude disfrutar de sus bellos rincones, incluso charlas amigablemente con algunos habitantes, dos señoras muy mayores que me permitieron pasar un agradable y fresco momento en el porche de su bella casa en amena charla.

Bejes desde el Collado Pelea


Aprovecha el GR71 antiguos caminos de comunicación entre las aldeas, que en aquellos tiempos eran la única manera de viajar, es decir en caballerías, una senda para el recuerdo es el Camino del Potro que une el Valle de Polaciones con Lamasón y Rionansa, una verdadera joya que conservar.
Encomiable la labor de conservación de los núcleos de población de bella y sólida arquitectura montañesa como Tudanca, Bárcena Mayor y otros más que sería largo enumerar, sin permitir la degradación que las nuevas construcciones arbitrarias y destructoras del bello entorno provocan en todo el medio rural. También el trabajo de conservación de los hermosos bosques de hayas, robles, acebos, castaños, etc. etc. donde viejos y gigantescos ejemplares perviven protegidos del espolio a que se someten en otros lugares.

Bejes camino de Sotres


Ha sido una maravillosa experiencia que me reafirma en la opinión de que aquí en “nuestra casa” tenemos tanto que ver y descubrir que no son necesarios grandes desplazamientos para disfrutar de parajes tan diversos, pueblos bien conservados, hermosas montañas, bonitos y apacibles valles. Todavía hay joyas escondidas en Cantabria que he de descubrir muy pronto.

Curavacas y Peña Prieta