REINOSA – LOS CORRALES DE BUELNA Kmts. 44

Día 16-5-03. La jornada nos depara bellas y hermosas sorpresas, recorreremos los tramos donde la calzada romana está perfectamente conservada en un largo recorrido, además de cruzar unos bosques fantásticos en un día que comienza borrascoso y termina casi veraniego.
A las 7 de la mañana salimos a la calle, el hotel está precisamente en los alrededores del punto de salida de Reinosa, pero, como siempre estas salidas de las ciudades algo grandes, siempre es complicada, volvemos hacia atrás, donde la guía hace referencia al nombre de alguna calle o lugar conocido. Por tanto, aunque luego veríamos que desde el mismo hotel podríamos haber cortado hacia el cementerio de forma directa, retornamos por una calle amplia y la primera sorpresa de la mañana, comienza a llover de forma intensa.

Rioseco

Apretamos el paso hacia un bar abierto para tomar un café y prepararnos para lo peor, chubasquero, cubremochila, etc. etc. Seguimos, bajo la lluvia, todo se ha oscurecido y los presagios son tenebrosos, camino del cementerio donde llegamos sin rastro de las balizas roja y blanca, dos caminos salen en la misma dirección que hemos de tomar, cual de los dos?, Aunque estamos en pleno campo, un paisano con un perro sube por la carretera. ¿Por donde tomamos para el Pozo las Sanguijuelas? Por ese primero y de frente está el pozo, nos dice. Seguimos el camino, “cambera” como nos empezarán a decir a partir de aquí, por verdes y húmedos prados llegamos al Pozo las Sanguijuelas, una especie de laguna con ganado pastando alrededor. De las señales del GR ni rastro y ahora es mas complicado, pues hay muchas veredas del ganado y ninguna referencia, además sigue lloviendo y comienzan a aparecer nieblas que suben del Valle del Besaya. Llegamos a un alto desde donde se divisa el Nacimiento del Río Besaya, el pueblo de Cañeda, la carretera, la vía del tren y todo el valle en su descenso, por nuestra izquierda, que teóricamente sería nuestra continuación, las nieblas lo están cubriendo, altos montes y profundos e inclinados barrancos.

Por la Calzada Romana
Calzada Romana

Como quiera que no hay ningún camino definido, son muchas veredas del ganado por las praderas, las balizas no aparecen por ningún lado y sigue lloviendo, decidimos hacer un inclinado descenso hasta el Nacimiento del Besaya, luego hasta el pueblo de Cañeda, para continuar por la carretera hasta Santiurde de Reinosa y enlazar de nuevo con la calzada, no hay otra posibilidad de encontrarnos con ella antes, pues este trayecto, entre Cañeda y Santiurde, la senda va mucho más alta que la carretera. Aprovechamos el trazado de la vieja carretera, que sigue el curso de la nueva, para ir un poco alejados del tráfico, aunque como es muy temprano y está lloviendo, no hay mucha circulación. En Lantueno, que es un pueblo anterior a Santiurde, un paisano nos indica un camino por el que llegaremos a Santiurde evitando así la carretera, este camino baja al Río Besaya, pasa por un túnel la vía del tren y nos introduce en Santiurde. Vemos la entrada de la calzada y un cartel indicador que dice “Prao Pagüenzo por la Cueva de Juan Marín” 7,5 kmts. 2,30 horas, PR S 30” es un sendero circular que vuelve a Santiurde. Ahora seguiremos este PR que se solapa con nuestra Calzada hasta Rioseco.

Pujayo

Vemos un cartel indicador hacia un albergue en lo alto del pueblo, por allí vamos, pues es en la zona más alta donde, a través de una verja metálica, comenzaremos el camino o calzada nuevamente, donde volvemos a ver las balizas roja y blanca, son las 10,20 de la mañana, llevamos casi 3 horas andando.
Ha dejado de llover y a ratos quiere despejar el cielo, esto es buen síntoma, pues ya pensábamos que la lluvia sería nuestra compañera permanente. Ahora el camino va entre amplios e inclinados prados, intensamente verdes y agradables, donde las vacas, yeguas y potrillos, pacen en la tranquilidad de estos bellos parajes.
A las 11 en punto entramos en el pueblo de Rioseco que se halla en una zona bastante alta en relación a la base del valle, río y carretera principal. Hemos de descender, por la carretera, hasta Pesquera, otro pueblo antes de llegar al Río Besaya, ahora vamos por un bonito bosque de grandes árboles al lado del arroyo. Aquí en Pesquera vemos un rollo o picota medieval en la plaza del pueblo, que por cierto tiene casas de gran porte y buena construcción, bastante bien conservadas, el repartidor de pan tiene parada la furgoneta y está despachando a los pocos clientes, compramos pan y unas deliciosas rosquillas que vamos comiendo, más bien devorando, según ascendemos por el camino que nos lleva al collado de Somaconcha, que es un camino muy inclinado y como el sol comienza a lucir, hemos de quedarnos en camiseta. Al llegar al collado, bastante alto y con hermosas vistas de las zonas recorridas en las últimas horas, hacemos un pequeño descanso y sacar unas fotos, además nos preparamos para la parte más emocionante de la jornada, la calzada romana.

Calzada a Pie de Concha


Al pasar el collado nos topamos con una ermita románica, bastante bien conservada, hecha con bloques de piedra rojiza, tan corriente por estos lugares, igual que las antiguas y grandes casonas. Al lado de la ermita hay otras dos casas, deshabitadas, en lo que constituyó la aldea de Somaconcha. En lugar de iniciar el suave descenso, nos acercamos hasta dar vista, por la izquierda al Valle de Iguña, un remoto y muy bien conservado valle rodeado de grandes montañas y bosques de haya muy abigarrados, donde no hay rastro de construcciones o pueblos, por tanto con un aspecto muy virgen. Por la derecha la continuación del Valle del Besaya por la zona de Bárcena de Pie de Concha y las montañas que lo rodean, todo un hermoso panorama ahora que el sol ilumina los alrededores.
Nos introducimos en el abigarrado bosque de hayas y enseguida aparece la calzada romana con sus grandes losas perfectamente alineadas, los giros y vueltas con el suficiente ángulo para no generar grandes desniveles, hemos de tener sumo cuidado pues todo el camino está muy húmedo y el resbalón fácilmente daría con nuestros huesos en el suelo. Algunos rayos de sol penetran a través del bosque permitiendo que vayamos en la agradable penumbra, vemos la calzada hacia arriba y hacia abajo quedando sorprendidos de la obra de ingeniería romana. La verdad es que este tramo, entre las paradas para admirar la belleza del lugar, los alrededores, la calzada, las fotos, etc. etc. el tiempo se ha detenido.

Bárcena de Pie de Concha


Antes de entrar en la aldea de Mediaconcha, nos encontramos con una derruida iglesia, aún conserva la deteriorada torre y algunos arcos, toda ella cubierta por la maleza y muy deteriorada. Enseguida entramos en Mediaconcha, donde solo parece haber un habitante o dos, que trabajan en los campos de alrededor, son ahora las 12,30. Seguimos para encontrarnos de nuevo en la calzada empedrada, ahora dando vista, enfrente, al pueblo de Pujayo, ubicado en un recóndito y verde valle, también las vías del tren que cruzaremos en varias ocasiones, pues para elevarse o descender de nivel, va dando vueltas y más vueltas, unas veces hacia el norte y otras hacia el sur, hasta tomar altura o bajar al valle. Pasamos la vía del ferrocarril por un puente y volvemos a pisar la empedrada calzada, ahora por debajo de un pinar, ya dando vista a Pie de Concha y Bárcena de Pie de Concha, vamos descendiendo hacia el valle. Un grupo de jóvenes asciende con alguna fatiga, preguntan cuanto falta para llegar al collado, una hora y media por lo menos, les decimos, sus caras no muestran precisamente mucha alegría. A la una y 25 minutos entramos en Pie de Concha, que está a casi 300 metros de altura, con bellas casas y un rollo o picota medieval al lado de nuestro camino, rápidamente abandonamos la carretera y tomamos hacia la izquierda por un barrio que da acceso a la aldea de Cobeju. Volvemos a comenzar el ascenso por una corredoira y enseguida llama nuestra atención una especie de torre encima de un escarpado cerro, torre medieval defensiva muy deteriorada pero que domina completamente el valle, también volvemos la vista atrás, hacia el collado de Somaconcha y todo el bonito bosque que hemos pasado a través de la empedrada calzada romana.

Molledo

Seguimos por pistas y caminos, cruzando, como decía antes, las vías del tren en multitud de ocasiones hasta dar vista a Molledo, que es una población bastante grande, aquí comeremos. Son las 2,30 y en el Bar Quico, en una mesa a su puerta con buena sombra y agradable brisa, comemos de mochila con fresco vino y gran animación, es punto de parada de los autobuses escolares y hay mucho tráfago de camionetas, también de grandes camiones de las obras de la autovía, pero como es la hora del almuerzo no son muy frecuentes, por suerte.
Retomamos nuestro camino cruzando la vía férrea y pasando al otro lado del Río Besaya cruzando las aldeas de Santa Cruz, La Serna y Arenas de Iguña. A la entrada de Las Fraguas nos sorprende una gran finca con enormes y gigantescos árboles, gran muro exterior y antiguas instalaciones a la entrada, nos dicen que aquí se filmó la película “Los Otros” recientemente, al lado del Río Los Llares, un letrero indicador dice “PR S 43 Molledo-Ruta del Navajos Kmts. 17,5”. En Pedreo otro cartel del GR73 nos indica “A Villayuso de Cieza 5,5 kmts.” Comenzamos el ascenso hacia el Collado Piedrahita donde las obras de la autovía han hecho un gran movimiento de tierras para la realización de un túnel que comunica el Valle de Iguña y el Valle de Cieza, por tanto se han cambiado algunos tramos de la senda de ascenso, la antigua, que va por la parte más baja, se ha cerrado, teniendo que tomar una nueva pista de tierra que va por una zona más elevada pero que también llega al Collado, aunque parezca que lleva más arriba, estamos en el collado a las 6 en punto. El descenso por el lado contrario pasa lo mismo, también las obras han variado el curso, así, una nueva pista de tierra desciende hacia el pueblo de Villayuso. Vemos con tristeza la desolación que provocan estas gigantescas obras que realizan grandes desmontes, asolan los bosques y cambian radicalmente estos bellos parajes. Vemos de frente, a lo lejos, el Collado de Cieza por donde hemos de pasar y nos entran sudores, primero descender a 150 metros de altura, para luego subir hasta casi los 400 y además dando un gran rodeo. Una señora del pueblo que baja de atender el ganado nos indica la mejor forma de hacer un corte o atajo y luego el ascenso directo por el valle y prados en lugar de llegar al pueblo y casi a Villasuso, por tanto dando un soberbio rodeo. Tomamos a derecho pasando algunos prados y en poco rato nos ponemos en las afueras de Villayuso al lado de la iglesia, aquí tomamos un camino que en ascenso nos lleva hasta los pies del Collado de Cieza, ahora con gran desnivel que nos hace sudar la camiseta. Del otro lado está el pueblo de Collado y bonitas vistas de todo el Valle de Buelna y Los Corrales en el fondo, ahora comenzamos el descenso por otro tramo de calzada romana, no tan bien conservada como la anterior, pero también visible entre un abigarrado bosque y con mucho barro y humedad. Se ha nublado todo y todo parece indicar que tendremos lluvia, esperemos que nos deje llegar a Los Corrales de Buelna, aunque aún nos queda una buena bajada de 4,5 kmts. que según un cartel del GR nos llevará 1,15 horas.
Después de un descenso muy inclinado, damos vista a las obras de la autovía en el acceso al túnel que dará paso al Valle de Cieza, más desmontes y zonas arrasadas, hacia las 8,30 llegamos a los alrededores de Los Corrales, una pareja de jóvenes que viene de frente nos recomienda un hostal muy nuevo, incluso amablemente nos acompañan casi hasta la puerta, así que cerca de las 9 tomamos hospedaje en el Hotel Principal del Parque en Los Corrales de Buelna, ha comenzado a llover.