RAMALES
DE LA VICTORIA – SAN ROQUE DE RIOMIERA
Kmts. 38,3
Día 11-10-03. Como anoche me acosté muy temprano, hacia
las 7 de la mañana ya no aguanto en la cama así que me
levanto, salgo a la calle para ver las nieblas bajas que cubren Ramales y la noche cerrada que aún es. Me dirijo a la plaza con mucha
tranquilidad para dar tiempo a que vaya clareando, hay un bar abierto
y un buen café con leche mas unos buenos sobaos para desayunar
me dejan preparado para lo que sea menester.
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El Mazo Grande |
Como ya conozco la salida, aún está oscuro, sigo una estrecha
carretera que se dirige a varios caseríos, el último es
Barrio Ancillo, he de llevar la linterna encendida
pues algún
coche viene de frente y la pista es muy estrecha. A un kilómetro
abandono la carretera para tomar otra pista a la izquierda que comienza
a tomar altura, aquí en el cruce hay un letrero del GR74 con
indicación
del desvío. La radiante luna llena brilla en el cielo ayudándome
algo con su claridad, también comienza a amanecer y voy dejando
abajo las nieblas. La pista se dirige a la base de las paredes escarpadas
de la Sierra del Hornijo que ahora comienzan a brillar
al iluminarlas el naciente sol. Hay una humedad tremenda, matorrales,
prados, todo está cubierto
de agua, incluso algo más alto, puedo ver la hierba blanca de
la escarcha. El Río Asón lleva mucha
agua, por tanto las intensas lluvias de los últimos días han venido muy bien,
incluso las sendas están embarradas y en algunos sitios habré de
realizar equilibrios para no resbalar y caer de culo en el barro.
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Alto de la Machuquía |
Por
la base de los cortados sigo hasta La Canal, que
es un paso natural en la Sierra del Hornijo, sierra
que me recuerda los paisajes kársticos
de la Sierra de Grazalema en el sur, un conjunto
sobrecogedor por lo escarpado y erosionadas rocas con muchas simas
y grandes depresiones
por donde se filtran y desaparecen las aguas. Llego al inicio del
ascenso a la inclinada canal, el camino en algunos tramos es de firme
empedrado
cruzando un hermoso hayal (hayedo) como dicen por aquí, grandes
ejemplares de haya, ya desprendiendo los hayucos, cubren todo el ascenso
haciendo más gratificante la subida que me hace empapar la ropa
con el esfuerzo. Cruzo por el laberinto de rocas calizas, por el centro
de los hoyos sería un sube y baja constante.
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Valle de Soba |
Sobre la balización de la senda, vuelvo a repetir lo ya dicho
en otros GR Cántabros, la señalización es muy deficiente,
insuficiente para realizar el recorrido. Las pocas balizas que hay, están
muy borradas y sin repasar hace años, en los cruces es fácil
perderse y no poder seguir el itinerario.
Por fin salgo al reconfortante sol, enfrente un parque eólico
ya en la divisoria cercano al Puerto de la Sía,
tomo ahora un camino que me lleva a los alrededores del pueblo
de San Pedro,
que veo abajo en una loma, también la depresión enorme que ha realizado
el Río Gándara, bordeando la Sierra
del Hornijo por su
ladera sur. Al no estar suficientemente señalizado el desvío
hacia el Portillo de las Vacas, continúo por el camino hasta llegar
a un establo donde una señora me dice deberé volver sobre
mis pasos y ascender hasta el desvío.
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Al fondo los Collados del Asón |
Ahora
a través de
un embarrado sendero, subo hasta el Portillo de las Vacas ya
dando vista al Mazo Grande, un pico calizo solitario
que deberé dejar a mi
izquierda pasando por el Alto del Campo de la Machuquía a
1.090 metros de altura, son ahora las 10,30 de la mañana, el comienzo
en Ramales fue a una altura de 80 metros, por
tanto un desnivel total de más de 1.000 metros.
Sigue el conjunto de montañas calizas y los gigantescos hoyos
por donde se filtran las aguas, es una bella estampa de la Sierra
del Hornijo. Comienzo el descenso por un camino, para
dejar el Mazo
Chico a mi derecha y rodear el Mazo Grande por
su lado sur, también
puedo ver de frente el cordal Cantábrico entre
el Puerto
de la Sía y el Puerto de Lunada con
algunos picos escarpados, el Picón
del Fraile, Punta Lusa, Veinte,
etc. todos ellos sobresaliendo de los demás y con alturas de 1.500/1.600 metros.
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Cañón del Río Asón |
Puedo ver ahora con todo detalle el bonito Valle de Soba intensamente
verde, en las faldas del escarpado cordal y en sus amplios
prados el pueblo de La Gándara. También, más a mi derecha,
los Collados del Asón y la gran depresión que forma dicho
río y que más tarde veré con detalle. Más
al fondo el Alto de las Estacas de la Colina que
divide los dos valles, el Asón y el Miera y
que deberé pasar más tarde,
en una de las cimas destaca una estación militar.
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Hoyo de Barnavinto |
Al enlazar con la pista que me descenderá hasta La Gándara,
un joven al lado de un coche prepara la parafernalia de espeleología,
le pregunto cual es el programa y me dice que precisamente he pasado
muy cerca de un gran hoyo donde hay una gran filtración de aguas
y se ha conformado una gran sima, allí se dirige, también
me comenta que un grupo de espeleólogos franceses está inspeccionando
una gran sima cerca de los Collados del Asón.
En el descenso a La Gándara, para
evitar las constantes curvas de la pista, bajo a derecho
cruzando
algunos prados
y llegar al pueblo
hacia las 12. Como tengo mucha sed y necesito beber algo,
entro en el Bar la Colina, donde Vidal,
el dueño, me atiende cordialmente
sorprendiéndose al verme tragarme dos grandes vasos de cerveza
con verdadero regusto. Lleno la cantimplora y después de un breve
descanso, sigo mi camino hacia los Collados del Asón,
he recorrido hasta aquí 20 kmts., algo más de lo que dice la guía.
Son poco más de las 12 y una temperatura veraniega, inicio el
duro ascenso a los Collados del Asón,
no tendré la oportunidad
de contemplar la famosa Cascada del nacimiento
del Asón pues
pasaré por
encima de ella. Voy ascendiendo al lado de los imponentes cortados de
la Peña Horneo y Los Campanarios por
la izquierda y los Apartaos a la derecha,
es un paraje realmente bello, en un punto doy vista a la
gran depresión que forma el Río Asón a
través
de imponentes montañas calcáreas en su descenso hacia el
Valle de Ruesga. Al llegar al Alto de la Posadía doy
vista a un gigantesco hoyo, es el Hoyo de Barnavinto,
aquí tomo a la derecha
por una estrecha senda que asciende con suavidad hasta la Cabaña
de Concinchao, donde un paisano montado en un mulo
me da todas las explicaciones necesarios, pues esta zona
tiene algunos
escarpados
cortados, como una
barrera muy alargada, que habré de superar por un punto muy concreto.
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Valle del Rio Miera desde Porracolina |
La
senda atraviesa un hermoso hayal y luego para salvar los cortes, atraviesa
las Hazas del Respijadero y entrar en
una especie de pequeño cañón
con escarpadas paredes a ambos lados, una especie de pasillo natural
muy salvaje, en completa umbría, soledad y bastante largo. Cruzo
un hayedo y salgo a una amplia paramera, delante, un solitario senderista,
que resulta ser Laurent, un joven estudiante francés en la Universidad
de Cantabria, que agradable poder ir en compañía por estos
salvajes y apartados lugares. Con Laurent pasaré un buen rato,
ahora en amena charla y agradable compañía, ascendemos
por los escarpados paredones calizos y dar vista a la vertiente del Río
Miera. Laurent seguirá por el cordal hasta llegar a la Estación
Militar de la cima más elevada, así que aquí nos
despedimos, estamos en el Alto de Estacas de la Colina a
1.400 metros de altura.
Comienzo el fuerte descenso hasta San Roque de Riomiera,
que no será nada
fácil, pues hace más de una hora no he vuelto a tener referencia
de las balizas roja y blanca del GR74, por tanto no tengo claro por donde
he de bajar, además toda la zona tiene una serie de franjas calizas
que sobresalen de las partes herbosas, que son muy largas y he de buscar
la zona más apropiada para superarlas. El fuerte desnivel y las
franjas calizas de 20/30 metros de altura me obligan a ir girando a derecha
e izquierda con gran tensión en las piernas pues debajo de la
hierba hay hoyos y zonas no seguras, por tanto he de pisar de lado y
con mucho cuidado, en alguna ocasión me resbalo y bajo varios
metros por la inclinada hierba. El fuerte desnivel hace estragos en mis
rodillas y piernas, he de hacer una parada a descansar, son las 3,30
y no he comido casi nada.
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Descenso al Valle de Rio Miera |
Después del descanso, sigo bajando hasta una fuente donde bebo
con avaricia, ya me queda muy poco para llegar al Río Miera,
ahora los desniveles son más suaves pero he de tener la misma precaución
con los hoyos debajo de la hierba. Una señora recoge bellotas
de roble para los animales, según me comenta se las comen con
verdadero placer. Contacto con la carretera que sube al Puerto
de Lunada,
pero aún me queda un buen tramo hasta San Roque de Riomiera.
Poco antes de llegar a San Roque la carretera está llena de castañas
que caen constantemente de los grandes árboles, incluso he de
taparme la cabeza con las manos, la velocidad a la que caen pueden hacerme
un buen chichón.
A las 5,30 entro en San Roque en un
bonito paraje rodeado de espectaculares picos calcáreos, bueno pues no hay ningún sitio para pasar
la noche, a pesar de que la guía dice que hay hospedajes. Lo más
cercano es Selaya, así que llamo por teléfono a la Posada
de Linares y reservo habitación, Selaya está a 16 kmts.,
así que Manuel y Juliana parten
para Santander y se ofrecen a
llevarme, he tenido mucha suerte. Pasamos por el Alto del Caracol dando
vista al bonito Valle del Río Pisueña. Selaya es
un núcleo
de población grande con todos los servicios y la Posada
de Linares todo un lujo a precio muy reducido.
Una antigua y señorial casona
reconvertida en hospedaje con el interior en el estilo sobrio y confortable
además de unos grandes jardines alrededor, todo un descubrimiento.
He podido comprobar el cambio de uso de las famosas cabañas pastoriles,
están siendo adquiridas por gentes de la ciudad y convertidas
en casas de vacaciones y fin de semana, puede ser una forma de recuperación,
pues casi todas ellas están en deterioro y abandono evidente.
Datos GPS: Kmts. recorridos 38,3. Tiempo parado 1,27 horas. Tiempo en
movimiento 8 horas. Tiempo total 9,28 horas. Media en movimiento 4,8
kmts. hora.
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