BRIEVA – ORTIGOSA
- ERMITA LOMOS DE ORIOS Kmts. 34
Día 18-5-95. Cuando me levanto, siendo las 8, miro por la ventana y sorpresa, llueve intensamente por todos lados, así que me preparo debidamente. He dormido estupendamente, en tiempos, esta casona debió tener ciertos lujos, la grifería y sanitarios son muy antiguos, de tal manera que en aquella època sería la única casa con agua corriente, todo esto me lo confirmaría mas tarde la Sra. Paca. Subo a su casa, ya me estaba esperando con el desayuno en la mesa, le pago la “abultada” cuenta de 2.200 pts. y a continuación nos enrollamos a charlar como si nos conociéramos de toda la vida. Me cuenta la Sra. Paca las tristezas y alegrías de su ajetreada vida, su madre murió cuando la estaba alumbrando, es hija única y su padre se casa nuevamente. Ella siempre sirviendo, primero a su madrastra, luego a la familia de marqueses, dueños de la gran casona donde dormí anoche y terratenientes de todos los alrededores. Después de servir, durante toda su vida, a tres generaciones de marqueses, la tercera generación venida a menos económicamente, decide, en un gesto de buena voluntad, regalar a la Sra. Paca la vieja casona, en pago por todos los desvelos, sinsabores y años de su vida que les dedicó siempre con su servicial gratitud. Se le caen las lágrimas de la emoción según me lo cuenta, aún hoy la fidelidad hacia sus amos se le escapa sin querer. La vida de la Sra. Paca conformaría un interesante relato.
A las 9 salgo de Brieva bajo la intensa lluvia, enseguida tengo a la vista el “Paso de las Escaleras”, desfiladero angosto con muchas cuevas, varias agujas escarpadas y el río cayendo en cascadas. Es un bonito paraje, lástima que el tiempo esté tan desagradable, una calzada empedrada haciendo zig-zags asciende por el escarpado estrechamiento a veces está escarpada en la pared, de tal forma que me protege de la lluvia. Asciendo al Collado del Canto Hincado dándome un fortísimo viento de espalda con hostigo y frío intenso, he de tener sumo cuidado de no perder las señales, como todo son praderas a veces no hay punto de referencia, con tanta niebla no veo a más de 20 mts. de distancia. Al pasar al otro lado, zona norte y entre un bosque de pino al comienzo y luego de hayas, amaina el viento, toda la senda está encharcada y con mucho barro, la lluvia poco a poco baja en intensidad.
Con la humedad el bosque de hayas adquiere esa tonalidad verde que hasta el sonido de la lluvia es agradable. Después de un par de kmts. la senda se convierte en pista, que al principio se anda bien, pero al cabo de un rato está embarrada, las botas se hunden y se hace difícil el caminar, me parece interminable la llegada a Ortigosa. A las 11 entro en Ortigosa, ahora sale el sol y cambia el día, intento saludar a mi amigo Félix, pero no está, le dejo una nota por debajo de la puerta de su casa, mientras compro pan en la panadería, un paisano me dice “otra vez por aquí”, el hombre se quedó conmigo, le contesto que como me ha gustado tanto he repetido la visita. Me dirijo a visitar las cuevas, sorpresa, cerradas, el dueño del restaurante “Las Grutas” que está enfrente, me dice que solamente las abren para grupos, para uno solo ni hablar, se gasta mucha luz. Otra vez será.
El dueño del bar me permite comer de mochila al lado de la chimenea, como estamos solos nos enrollamos rápidamente, somos quintos. A las 2 y después de larga sobremesa, tomo la salida hacia Villoslada, este tramo es muy agradable, también el día ha cambiado radicalmente, ahora hace hasta calor, la senda atraviesa un bonito bosque de robles, así que se agradece la sombra. Desde un alto doy vista, enfrente, al pueblo de Lumbreras situado en una loma por donde pasa la carretera nacional, también desde aquí tengo a la vista Villoslada en un momento en que el sol ilumina todos los alrededores con un verdor deslumbrante. La peña Cebollera, una de las cumbres más altas de la zona presidiendo el amplio circo de Hoyos de Iregua, nacimiento del río de su nombre rodeado de hermosos bosques de pino, roble y haya. Villoslada tiene la clásica estructura arquitectónica de todos los pueblos de la zona, calles empedradas, estrechas y empinadas, en este se nota mayor riqueza, hay más ganadería y sembrados, además de la cercanía de la carretera nacional y la Ermita Lomos de Orios, lugar de mucha devoción y de una vieja tradición.
Un día del año, creo que en agosto, una rica familia de ganaderos mantiene la promesa de un antepasado de sacrificar varios corderos para disfrute de todo el que lo desee en la campa enfrente de la ermita. El antepasado, pastor de un rebaño de ovejas, salvó milagrosamente la vida en una terrorífica tormenta, de tal forma que dejó establecida dicha promesa que han perpetuado sus descendientes. A la entrada de Villoslada hay un bonito puente medieval que cruza el río Iregua, dando paso a una serie de casas señoriales que en su tiempo albergaron, supongo, familias de cierto poder.
Tomo habitación en un hostal muy nuevo y como son las 4,30 me dispongo, ya sin peso, a visitar la Ermita Lomos de Orios que está a unos 8 kmts. en dirección a la cumbre de la Cebollera. La tarde es agradable, pero en las cumbres se nubla y a veces chubasquea. A los 4 kmts. pasa un coche con dos montañeros que se ofrecen a subirme a la ermita. Es un paraje encantador, la subida es por una carretera cubierta por grandes ejemplares de hayas que no permiten ver el cielo, muy tupido por las ramas, sobre todo ahora que la primavera está en plena explosión. Me paso un buen rato visitando la ermita, que está en obras, sobre todo sus alrededores, haciendo varias fotos de los gigantescos y viejos olmos. Decido volver andando, así disfruto con más tranquilidad del espectáculo, llego al hostal a las 8, me aseo bien y a las 9,30 una opípara cena y a las 11 a dormir con placidez. Día 19-5-95. Me levanto a las 7, a las 7,45 pasa el autobús que me llevará a Logroño. He pagado la cuenta, después de desayunar, poco más de 3.000 Pts. muy buen precio. El autobús recorre todos los pueblos de la ribera del Iregua, Ortigosa, Villanueva, El Rasillo, Nieva, Pradillo, Torrecilla (qué bonito este pueblo) y finalmente llegamos a la estación de Logroño a las 9,30, compro el billete para Santo Domingo de la Calzada que sale a las 10, como el coche tenía un letrero que ponía Logroño-Zaragoza en lugar de Logroño-Burgos, casi lo pierdo, cuando estaba saliendo y con las puertas cerradas, lo pillé por los pelos. Llego a Santo Domingo a las 11, el autobús para Ezcaray no sale hasta las 2, comienzo a andar por la carretera, a los 2 kmts. un joven me recoge y me sube. Doy las gracias a los Guardias Civiles y me despido de los trabajadores del taller, con quienes estuve charlando un rato. Bajo a Tirgo a comprar vino en la cooperativa (a Pepe el encargado le llevaba saludos de David, de la Ermita Lomos de Orios). Tomo la carretera que me lleva directamente a Belorado a través del valle del río Tirón, pasando por unos bonitos pueblos (Cuzcurrita y Cerezo) con torreones, castillos, puentes, ermitas y otros monumentos para visitar con mucha tranquilidad. Llego a Madrid a las 3,30 de la tarde.
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