PESQUERA DE EBRO – VALDENOCEDA (PUENTE ARENAS) 34,1 k.

Día 22-5-09. Unos minutos antes de las 7 de la mañana me despido de mi amigo Carlos López, él esperará al dueño de el Mesón el Arco para que le lleve hacia Puente Arenas, yo inicio la jornada, que será la última de esta primera inmersión en el GR99 Camino del Ebro, acompañado de un perro con una larga cadena atada a su cuello, el can quiere venir conmigo y viene hasta el puente de salida pero no voy a consentir la complicación que me puede suponer el perro con la larga cadena a su cuello. Lo ato en la última casa, así el dueño lo vendrá a liberar, el pobre se queda llorando desconsoladamente al verme alejar, qué le vamos a hacer.

Estrechamiento de Las Calzadas


Abandono Pesquera de Ebro cruzando el puente medieval tomando la margen derecha del río por una zona muy plana, ahora el Río Ebro toma definitivamente dirección norte cambiando el rumbo por la imposibilidad de superar los murallones calizos enfrente, así gira para seguir hacia otra barrera calcárea, esta de mucha menor entidad y que ha podido superar partiendo en dos una cresta inclinada hacia el norte, especie de anticlinal con varias capas calizas que terminan en agujas como espadas. Este estrecho paso da acceso a un amplio valle colmatado con mucha vegetación y campos de cultivo donde se ubican varios pueblos como Colina, Quintanilla-Colina, Villanueva-Rampalay, Tubillejas, Gallejones y Robredo de Zamanzas conformando el llamado Valle de Zamanzas además de otros pueblos algo más elevados en el mismo valle.
Dejo a mi derecha Colina para seguir a la vera del río y continuar hasta el bonito puente medieval que da entrada a Villanueva-Rampalay con algunas casas de recreo y casonas rurales de ciertas dimensiones.
Cruzo el cauce del río a través de un bonito puente medieval de nueve ojos muy bien conservado con un gran arco central y otro ojival a su lado es bastante estrecho por lo que el tránsito moderno nunca pudo circular por el mismo afortunadamente.

Villanueva-Rampalay Puente Medieval


Sigo por la ribera a través del Camino del Molino del Canto hacia otro estrechamiento calizo que veo en el fondo del valle, antes supero, del otro lado, alguna granja para llegar a un pontón sobre el río, grandes troncos de árboles han quedado atrapados sin poder pasar por debajo de la pasarela, aquí los pescadores de truchas se afanan en engañar a los peces hasta entrar en Tubilleja, aquí sobresale una vieja casona blasonada al lado del camino.
El soberbio estrechamiento lo conforma una estribación caliza de la Sierra Albuera y también aquí la erosión de las aguas del Río Ebro han abierto su paso hacia el Valle de Manzanedo, en este punto dos molinos en ambos lados del río permanecen en pie a pesar del paso de los tiempos. Desciendo a su lado para contemplar la salida de las aguas una vez ejercida su fuerza sobre las piedras de moler los granos de cereales. Ahora estas aguas están reguladas por los embalses pero en épocas remotas cuando las crecidas debieron ser frecuentes, puedo imaginar la destrucción que provocaron en cultivos, viviendas y ganado.

Tubilleja-Molino del Canto


Superado el estrechamiento aparece por mi derecha un recoleto valle entre los paredones calizos, se trata del Arroyo de Valdeahedo por donde un camino accede a los pueblos de Ahedo de Butrón y Dobro en una especie de gran plataforma o paramera hacia los 1000 metros de altura, tendré que volver a recorrer esos remotos parajes algún día.
Sigo la pista hasta su final en el pueblo de Tudanca de Ebro ubicado en un hermoso paraje a la vera del Ebro rodeado de escarpadas paredes rocosas y montes de carrasca, es una especie de anfiteatro que quiere abrazar al Río Ebro, pero este se escapa como una serpiente hacia otro estrechamiento rocoso hacia el norte. Hacia este estrecho me dirijo pasando al lado de apacibles choperas y verdes praderas al lado de las aguas donde otro pontón permite cruzar a la otra margen del río.
Al estrechamiento denominado Alto de los Tornos sigue la senda para iniciar un ascenso en zig-zag a través de un bonito camino empedrado que me permite traspasar esta escarpada garganta por la que las aguas siguen su curso hacia el Valle de Manzanedo. El GR85 Ruta de los Sentidos comparte itinerario en algunos tramos con el GR99.

Ermita rupestre de San Pedro


En el descenso hacia el valle son abundantes los enebros y carrascas hasta llegar a la Fuente Honda, una especie de surgimiento de aguas que brotan de un manantial en las cercanías del Ebro. Las brumas mañaneras aún perduran pero poco a poco el sol va ganando terreno y dentro de pocos minutos hará su aparición para suplicio del caminante que buscará la sombra del bosque a toda prisa.
A las 10h20m entro en Cidad de Ebro, otro pueblo en medio del valle con bastantes casas de recreo al hallarse al lado de las aguas del río con muchas zonas de recreo y bonitas alamedas. Lo cruzo para seguir mi itinerario a través de la planicie cubierta de verdes praderas y mucha arboleda hasta llegar a Manzanedillo donde otro pontón permite el acceso al pueblo de Manzanedo, éste algo mas grande en el centro del valle que lleva su nombre.
Aprovecha el GR99 el Camino del Retuerto entre un bosque de pinos de repoblación hasta volver a la vera del río donde unos pescadores tiran la caña al lado de un pontón de cruce al otro margen, me recomiendan la visita a una ermita rupestre, se trata del Eremitorio Rupestre de San Pedro, a poca distancia ubicada en una gran roca en lo alto. No me lo pienso dos veces, cruzo el río y la carretera del otro lado y después de un inclinado ascenso, llego a contemplar la ermita rupestre horadada en la roca donde una cruz preside el diminuto recinto cristiano, dos tumbas a la entrada y una columna sujetando el techo de la roca. Contemplo con detenimiento el lugar imaginando los actos religiosos celebrados miles de años atrás en este diminuto recinto.

Pasarela de los Hocinos


Llegado a un punto el camino está cortado por una alambrada, dentro un cartel prohíbe la entrada a la finca particular, sigo la alambrada hacia el río pero ésta llega hasta la misma orilla y no es posible continuar, regreso a la entrada y penetro en dicha finca para continuar a través de la hierba del prado a derecho hasta donde veo un mojón de madera del GR99 en la misma orilla de la alambrada casi al borde de las aguas. Continúo campo a través para encontrarme con una cierva que asustada va dando grandes saltos por la espesa y alta hierba para salir de mi vista entre el bosque.
Soy consciente de que voy cruzando una finca particular pero no hay otra alternativa hasta converger de nuevo con el mismo camino y seguir por el mismo durante algunos cientos de metros hasta comprobar que el final de éste es en unas instalaciones ganaderas y casa del propietario. Abandono pues el camino bajando a la ribera y encontrarme entre una espesa masa forestal, espinos, ortigas, zarzas y otras especies agresivas para mis piernas y brazos, es todo un infierno. Vuelvo sobre mis pasos para penetras nuevamente en lo que es la propiedad privada y cruzarla por la zona herbosa hasta llegar a otra explotación ganadera que invado sin contemplaciones. No he vuelto a ver balizas ni mojones hasta que llego a un camino en construcción con empalizada de troncos de madera a la derecha contra la alambrada de otra finca, la base del camino es de piedras y tengo la impresión de que está en proceso de construcción por parte del comité responsable del GR99 pero nada puede confirmarme tal suposición.
He superado la Central Hidroeléctrica de Bailera, el pueblo de Rioseco en la otra orilla del Ebro, la Central Hidroeléctrica de Congosto y la pequeña aldea de Remolino. Ahora me hallo en una gran planicie de pastos justo enfrente del pueblo de Incinillas en la base de la Sierra de la Tesla para comenzar el cruce de la Garganta de los Hocinos que veo enfrente donde el Río Ebro ha taladrado su paso a través de un corte gigantesco.

Pasarelas de los Hocinos


Los tres kilómetros que dura el paso de la escarpada garganta, Río Ebro y carretera se disputan el estrecho paso por tanto el GR99 ha de seguir por la margen derecha donde las paredes calizas se interponen en su paso, para superarlo se han construido unas pasarelas metálicas encajadas en las verticales paredes que terminan penetrando en las aguas del río, no había otra alternativa, así que la construcción de esas pasarelas ha sido providencial para poder continuar sin tener que invadir la estrecha carretera donde los camiones pasan rozando los laterales.
Entre el bonito bosque de boj y su fresca y agradable sombra cruzo la Garganta de los Hocinos, en su final hay una cascada de frías aguas donde remojo mis extremidades durante un buen rato y hago una breve parada antes de salir al duro sol del mediodía.
Salgo al Puente del Aire donde el itinerario del GR99 cruza al otro margen del Ebro y continuar por la izquierda a través de un camino que lleva hasta Puente Arenas. Como mi intención es terminar aquí esta primera incursión en el Camino del Ebro tomando el autobús en Valdenoceda, sigo la carretera durante un par de kilómetros hasta el punto de parada del bus que viene de Medina de Pomar hacia Burgos, este lugar se llama Los Paradores donde llego a las 14h30m. Mientras espero el coche de las 15h30m, una buena cerveza y un plato de deliciosa morcilla aliviarán mi apetito y amortiguarán la paciente espera pues el bus llegará mas bien hacia las 16 horas.

Garganta de los Hocinos


Datos del GPS: Distancia recorrida 34,1 k. Tiempo en movimiento 6h44m. Tiempo detenido 54m. Tiempo total empleado 7h38m. Media total 4,5 k/h. Desnivel acumulado 400m.

PERFIL DE LA JORNADA