LANZAROTE

Caleta de Famara-Risco de Famara-Mirador del Río Km 14,7

Día 5-3-09. Recientemente se han balizado algunos senderos de pequeño recorrido por la Isla de Lanzarote, por ejemplo a través del Monumento Natural de Los Ajaches, Monte Corona, Punta Gaviota y Montaña Blanca, Parque Nacional de Timanfaya, etc. etc. sin embargo en esta ocasión recorreré una zona sin balizar, dentro del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, en la confianza de que se catalogue este bello y espectacular camino acondicionando varios tramos que han sido destruidos por avalanchas según veremos a continuación.

Camino de las Salinas del Río


Aprovechando unos días de estancia en esta isla y con el fin de no perder la forma física, también con intención de conocer algún lugar que no esté al alcance de los turistas habituales, he elegido este camino que parte de la Caleta de Famara, un pequeño pueblo de pescadores ahora convertido en santuario de surfistas por tener unas olas perfectamente adecuadas a este deporte. Además cuenta con unas dunas de finísimas arenas que son constantemente movidas por el fuerte viento que impera en esta zona norte de la isla.
El camino une la Caleta de Famara y las Salinas del Río justo enfrente de la Isla la Graciosa, fue construido para el servicio de mantenimiento de una vieja conducción de agua a través de una tubería subterránea hoy en desuso. La falta de cuidado de dicho camino ha provocado un profundo deterioro en los lugares de cruce de vertiginosos barrancos que han arrasado el firme en diferentes puntos. Por una parte el agua y por otra los desprendimientos de rocas han convertido el camino, en esos puntos, en lugares muy peligrosos para su cruce, son rocas muy inestables que incluso se desprenden con solo tocarlas con las manos. Quede aquí pues la advertencia del riesgo que entraña este recorrido siendo solo recomendable para personas habituadas a caminar por itinerarios con ciertos riesgos y naturalmente, sin miedo al vértigo en profundos desniveles y cortados ciertamente peligrosos.
Antes de iniciar la aventura he intentado recabar información en diferentes lugares de la isla, algunas informaciones no me han servido de mucha ayuda, por ejemplo la recibida de Teresa en la oficina de información turística de Costa Teguise pues su consejo fue que tuviera mucho cuidado con las mareas, cosa imposible puesto que el camino lo mas cercano al mar es un desnivel de 200 metros. En la Caleta de Famara, tomando una cerveza en el Bar el Chiringuito, pude hablar con un paisano que me facilitó muy buenos detalles del itinerario que luego coincidieron con las recomendadas precauciones que debía tomar en los cruces de barrancos donde tuve que trepar, destrepar, asegurar y poner especial cuidado al pisar las inestables piedras.

Hacia las Salinas del Río


Todo organizado y decidido, salgo del hotel bien desayunado para llegar, a las 9 en punto de la mañana, a la parte alta de la Urbanización Famara de donde parte el camino que es utilizado con mucha frecuencia durante los primeros 500 metros, por surfistas para descender a una playa a practicar su deporte. Yo continúo en ascenso hasta una pequeña finca llamada Casas de Famara donde hay un coche, a partir de aquí ya no puede ser transitado por vehículos.

Perspectiva hacia atrás


Hace un fuerte viento racheado algo frío pues viene del norte, además ha llovido de madrugada y el ambiente es algo húmedo, por suerte no lloverá durante todo el recorrido pues si así fuera sería otro inconveniente añadido, aún así no veré el sol salvo en la distancia cuando ilumine la Isla la Graciosa enfrente.
Mis compañeras constantes serán las gaviotas que anidan en los inexpugnables farallones, me sobrevuelan con sus carcajeantes gritos, también veré un pequeño rebaño de cabras, una decena de ellas, que se sorprenden al verme, corren por los peñascos con una facilidad que ya quisiera para mí. Ningún otro ser humano encontraré hasta llegar a lo alto de los riscos casi terminando el itinerario.
El camino cruza el canal subterráneo pasando al lado de alguna balsa reguladora y estación de bombeo, como decía antes, todo en ruinas. Finalmente una caseta con una placa solar en el techo y detrás la entrada a una cueva, ni se me ocurre acercarme a fisgar.
Hacia la izquierda y en descenso, parte un sendero que se dirige hacia el borde del mar, lo pierdo de vista y muere al llegar a un punto donde hay unos cortes verticales de lava solidificada que se hunden en las aguas que baten con fuerza.

Por el Risco de Famara


Por encima de mi cabeza están las Peñas del Chache (670 m) máxima altura de la Isla de Lanzarote en cuyas paredes verticales hay unas grandes cavidades cuyas paredes salientes están en el aire dando la impresión de que se pueden derrumbar en cualquier momento, la verdad es que si algo así ocurriera no me libraría ni un fuerte acelerón.
Llego al primer barranco donde el camino ha desaparecido, trepada hacia abajo, hacia arriba, aseguramiento, agarre a alguna roca fija en la pared, dos pitones empotrados me indican que aquí hubo algún aseguramiento ahora inexistente, bueno pues los clavos oxidados también ayudan a fijar las manos. He de añadir que el camino está permanentemente cubierto de aludes de piedras, por tanto las roderas de bicicleta, que he visto en algún tramo anterior embarrado, tampoco han podido continuar. Algunas huellas de bota me indican que aunque escasas, alguna persona ha pisado el camino recientemente en una arriesgada aventura como la mía.

Un coche en la senda


Al dar la vuelta a uno de los salientes distingo sobre el camino un bloque de chatarra con pintura roja, al acercarme contemplo con sorpresa un coche caído desde el soberbio murallón que dando golpes ha venido a parar justo en medio del camino, es imposible determinar la marca del mismo, ha quedado como un gran manojo metálico comprimido por los golpes. Una gamberrada? Un accidente? Luego Pedro me contará algo al respecto, lo mismo que la incógnita de unos curiosos huesos que me encuentro mas adelante. Huesos que aseguraría son de origen humano puesto que no serían de cabras ni otro animal pequeño y por aquí animales grandes no hay, por tanto saco la conclusión de que humanos son, también Pedro me sacará de dudas luego.

Isla la Graciosa y El Roque


Me detengo para ver como baten las olas 300 metros mas abajo de forma vertical, qué vértigo mirar también la misma distancia hacia arriba, pienso en lo increíble que es ver desde lejos estos escarpados riscos y ahora los estoy cruzando de lado a lado.
Por debajo, hacia el mar, la llamada Punta Gorda, donde la lava se convirtió en roca al entrar en contacto con el agua y enfriarse, toda una lección bien visible. Otro barranco con dificultades para su cruce y abajo la Punta de Gayo que corta las aguas batientes. La continuación del camino es toda una incógnita pues no sé lo que me espera al bordear otro saliente, así constantemente en casi todo el recorrido.
Afortunadamente puedo comunicarme con Manoli por el teléfono móvil, así tengo la sensación de ir algo mas seguro, en todo caso siempre me queda la opción de darme la vuelta por donde he venido si entiendo que el peligro es evidente e insalvable.

El Río y La Graciosa


A la altura del lugar llamado Los Lomillos el camino se ha elevado hasta casi los 400 m de altura sobre el nivel del mar para mantenerse durante un buen tramo sobre los 300 hasta la Punta del Roque y Punta de Lomo Blanco. La Punta del Roque, así denominada por un escarpado monolito que hay al lado del camino en cuya cima hay un hito puesto que debe ser escalado no sin el peligro de desprendimiento de la inestable roca.
Cada vez me voy acercando mas a la Isla la Graciosa y la población de Caleta de Sebo, solamente hay otro pequeño algo mas alejado hacia el norte en la costa que poco a poco voy distinguiendo al otro lado del estrecho llamado El Río.
El camino comienza a perder altura con vistas a una gran explanada cubierta de tabaibas, una planta típica, muy verdes dándole un bonito colorido a toda la zona contrastando con el color negruzco de la roca volcánica. Algunas playas de arena negra y otras de arena muy fina, solitarias en estos parajes tan agrestes y de difícil acceso, solo algún surfista que está obligado a descender por el inclinado camino que voy a utilizar para ascender al mirador un poco mas adelante.

Camino Viejo de ascenso al mirador


Enfrente, a poca distancia, veo el Faro de la Punta y las Salinas del Río, también una bahía llamada El Embarcadero y la bonita Playa del Risco, esta con doradas arenas y un par de “Kite Surfing” sobre las aguas azules y bien venteadas.

Volcan Monte Corona


En la bahía hay unas ruinas, son las llamadas Casas de Bajo Risco, a este nivel busco el Camino Viejo para iniciar el ascenso a las cercanías del Mirador del Río en la zona llamada Las Rositas justo enfrente del Volcán Monte Corona. Encuentro el comienzo del bonito camino de subida justo debajo de un poste eléctrico, los laterales del camino están protegidos por paredes de piedra que dando giros me va llevando hasta la parte mas alta del cortado.
Cuando llevo ascendido la mitad del trayecto, giro la vista atrás y veo, abajo al comienzo del camino, una persona que inicia el ascenso, le doy unos silbidos de aviso. Antes de llegar a la cima me cruzo con un matrimonio alemán y algo mas adelante con dos jóvenes extranjeras que bajan con mucha alegría, yo llego sudando la camiseta.
A las 12h30m llego a un pequeño parking donde hay 6 vehículos aparcados, ahora tendré que pedir ayuda para volver a la Caleta de Famara donde dejé el coche y salvar una distancia de 30 km a través de Haría y un elevado puerto a través de la carretera.
Llego al cruce de la Carretera del Mirador del Río con la del pueblo de Ye justo en la base del Monte Corona (425 m), espectacular cono volcánico en la Hoya de la Pila, pasan varios coches pero ninguno se apiada de un fatigado senderista, así que continúo hacia Haría por la estrecha carretera hasta el cruce de Guinate y antes de llegar al pueblo de Máguez, cuando llevo caminando otros 5 km. un pequeño coche para a mi lado, se trata de Pedro Borges, el joven al que silbé en el ascenso por el sendero. Me dice Pedro que escuchó los silbidos pero no me pudo ver. Muy amablemente Pedro, aunque se dirige a Arrecife, se ofrece a llevarme a la Caleta de Famara donde dejé el coche, además, me dice Pedro, el es originario precisamente de allí y le agradará mucho llevarme.
Por el camino voy haciendo diversas preguntas a Pedro, pues conoce muy bien estos parajes, la primera sobre el vehículo rojo que pasé en la senda. Me cuenta que la parte mas elevada del Risco de Famara es el lugar elegido por los desesperados que quieren abandonar este perro mundo para lanzarse al vacío desde tan escarpado lugar. Según parece los suicidios en la isla son bastante frecuentes y casi todos ellos se dirigen al risco a terminar con sus desdichas lanzándose en valiente decisión hacia las profundidades y con la muerte asegurada.
Ahora comprendo el hallazgo del vehículo destrozado y algunos huesos por los alrededores, todo tiene una explicación lógica.
Recojo, finalmente, el coche e invito a Pedro a unas cervezas y algo de picar en el Chiringuito de Famara donde el dueño se acuerda cuando anteayer estuve preguntando por el Camino del Risco de Famara.
Charlo animadamente con Pedro durante el disfrute de las cañas y a las 14h30m estoy de nuevo en el hotel para seguir la jornada como un ordinario turista “guiri”.
Datos del GPS: Distancia recorrida 14,7 k. Tiempo en movimiento 3h. Tiempo detenido 33m. Tiempo total empleado 3h33m. Media total 4,1 k/h. Desnivel acumulado 564 m)

PERFIL DE LA JORNADA