ZAMORA – GRANJA
DE MORERUELA Kmts. 36
Día 16-3-94. Desde Madrid he viajado a Salamanca en autobús, aquí me esperaba Celestino y hemos tomado otro autobús hasta Zamora, donde hemos llegado hacia las 10,30, dedicando a visitar la ciudad una hora y media.
Hemos tenido ocasión de ver con detenimiento las iglesias románicas muy bien conservadas, como Santiago el Burgo, Santa María la Nueva, La Magdalena, San Pedro y San Ildefonso y por supuesto la catedral con su cúpula bizantina y los gallones en el crucero, también las murallas y la Puerta de Doña Urraca, como es un día de diario y además muy soleado y claro, la verdad es que ha sido una visita muy fructífera y placentera. Tomamos la salida a las 12 con dirección a Benavente, primero por la C.N. 630 hasta Roales, así que sufriendo el ensordecedor tráfico durante un buen trayecto de 4 kmts. Aquí en Roales nos separamos de la C.N. unos 100/200 mts. de tal manera que volvemos a recuperar la tranquilidad, ahora a través de pistas y caminos a través de sembrados de cereales y disfrutando del hermoso día.
Ningún rastro de la Calzada Romana, la C.N. la debe haber arrasado. Cruzamos el pueblo de Montamarta y como el Pantano de Ricobayo ha disminuido el agua embalsada, podemos cruzar a derecho hacia una ermita en un alto a través del lecho seco, si hubiera habido agua habríamos tenido que dar un rodeo para cruzar por el puente de la carretera. A la altura del P.K. 294 cruzamos la carretera de nuevo hacia la derecha, cruzando un agradable vallecito y algo más adelante atravesamos de nuevo la 630, para dirigirnos a bordear el embalse de Ricobayo. Del agua sobresale el pilar de un viejo puente y enfrente, en dirección norte, a unos 3 o 4 kmts. las gigantescas ruinas de Castrotorafe.
Bordeamos los brazos del pantano y uno de ellos lo tenemos que cruzar a través del puente de la carretera, a continuación volvemos a la orilla del pantano. Nos vamos acercando a Castrotorafe que en este momento le da el sol de plano resaltando el bonito color de sus piedras. Según las crónicas romanas la Mansión Vico Acuario fue construida por estos alrededores, es una zona estratégica pues el río Esla tenía que ser una barrera estratégica para la comunicación con el noroeste, de tal forma que es probable que un puente sobre el río comunicara Zamora con Sanabria a través del valle del Tera, pasando previamente por la comarca de Tábara.
También en la Edad Media cuando se construye Castrotorafe se confirma la idea de punto estratégico que tiene esta zona, de tal forma que más que asentamiento humano Castrotorafe fue emplazamiento militar defensivo, no hay más que ver las gruesas murallas, dobles líneas defensivas, torres de vigilancia, altura de los muros, etc. Es imponente por sus dimensiones, a pesar del abandono y la ruina actual, la importancia estratégica y el poderío económico que en su día tuvo contrasta con el desconocimiento que en general tenemos de Castrotorafe. Durante el resto de la tarde y noche no podemos borrar la impresión que nos ha causado, primero la visión a lo lejos de las imponentes ruinas, luego alrededor de sus grandiosas murallas y finalmente dentro de las mismas su amplitud y poderío, las encarnizadas batallas que se desarrollaron durante 7 u 8 siglos por su posesión, ahora ya sabemos algo de Castrotorafe.
Retomamos
nuestro camino continuando por pista de tierra y a prudente distancia
de la carretera, pasando por Riego del Camino y
mirando el reloj pues se nos está haciendo
muy tarde, hasta Granja de Moreruela nos quedan
aún 5 kmts. y
casi está oscureciendo. Apretamos el paso y llegamos a Granja completamente
de noche, aquí vive un viejo conocido, Damián que
fue médico de éste pueblo, ahora jubilado, así que
aprovechamos para hacerle una breve visita. Charlamos un buen rato con él,
su esposa y su hijo y como pretendíamos tomar un taxi que nos
llevara a un hostal en la carretera, a unos dos kmts. más adelante,
se ofrecen para llevarnos, cosa que agradecemos sinceramente. En el Hostal
Oviedo tomamos habitación, cenamos y un merecido descanso. |